Sadaf Khadem rompió el sábado 13 de abril una barrera para las mujeres deportistas de su país: se convirtió en la primera iraní en competir una pelea oficial de boxeo, y además lo hizo con victoria sobre la francesa Anne Chauvin. Este éxito, sin embargo, le ha costado muy caro.
Khadem tuvo que cancelar el vuelo de regreso a Teheran, después de que la hayan acusado de violar las leyes de Irán por competir sin hijab y las autoridades hayan emitido una orden de arresto contra ella según pise territorio iraní.
«Mi entrenador recibió información de Irán de que se había emitido una orden de arresto en su contra. Puedo asumir mis decisiones pero no poner en peligro a las personas que me han ayudado tanto», ha explicado la boxeadora en L’Equipe. Khadem llegó a desplazarse con su entrenador, sobre quien también pesa otra orden de arresto, al aeropuerto Charles de Gaulle de la capital gala, y fue allí donde decidió dar la vuelta para evitar riesgos.
El entrenador de la boxeadora no es un cualquiera. Se trata de Mahyar Monshipour, excampeón del mundo de boxeo nacido en Irán pero con nacionalidad francesa. Fue él quien organizó el combate y quien se encargó de entrenarla. «Disputé pelea en un marco legal en Francia. Pero como llevaba pantalones cortos y una camiseta a la vista de todo el mundo, no cumplí con las reglas de mi país. No me puse un hijab, fui entrenada por un hombre… Algunas personas lo ven con malos ojos», relata.
Desde la Federación de Boxeo de Irán argumentan que no organizan combates para mujeres y como tal no se hacen responsables de competidoras que decidan hacerlo por su cuenta. «La señora Khadem no es un miembro del grupo de atletas organizados para el boxeo, y desde nuestra perspectiva, todas sus actividades son personales«, ha asegurado Hossein Soori, presidente de la Federación, a la agencia semioficial de noticias iraní, ISNA.
Soori, además, también afirma que Khadem no será arrestada si viaja a Irán, y atribuye la información a «medios unidos a los intereses de Arabia Saudí». No obstante, tanto Khadem como su entrenador no se fían y prefieren quedarse en París hasta que se resuelva la situación, donde han pedido ayuda al gobierno galo. Las relaciones franco-iraníes no pasan su mejor momento, después de los comentarios del embajador galo en Estados Unidos en los que afirmó que el programa nuclear del régimen de Teherán se había reactivado.