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La Unión Comarcal de la CIG ha solicitado una reunión con el obispo y si se produce en 48 horas intensificará las movilizaciones
Una representación de la Unión Comarcal de la CIG de Ourense ocupó esta mañana a sede del Obispado de Ourense de manera simbólica para reclamar el cese del acoso laboral y los despidos en el asilo que gestiona la Fundación Hermanos Prieto en el Carballiño. La central sindical solicitó una reunión con el obispo y anunció que intensificará las movilizaciones en caso de que no se les comunique la celebración de la reunión en un plazo de 48 horas.
La acción reivindicativa, en la que participaron ocho personas, dio comienzo alrededor de las 10:30 horas con el acceso a la sede del Obispado. Una vez dentro accedieron al primero piso, donde solicitaron la reunión y desplegaron una pancarta a través de la ventana en la que se podía leer “Obispado, non mires para outro lado“. Posteriormente la desplegaron también en el interior del edificio, que abandonaron sin incidentes tras ser identificadoss por la Policía española.
Según explica el secretario comarcal de la CIG de Ourense, Ángel Pérez Carballo, su intención era “mantener una reunión con el obispo como empresario, ya que es el presidente del patronato de la Fundación que gestiona el asilo”. Finalmente fueron recibidos por el vicario general, a quién le trasladaron que si en un plazo de 48 horas no se les comunica la celebración de la reunión intensificarán las protestas.
La central sindical demanda el cese de la política represiva y de acoso laboral que la nueva gerencia del centro está llevando a cabo contra las empleadas más antiguas, al tiempo que exige readmisión de las trabajadoras despedidas y responsabiliza la institución religiosa de lo que está ocurriendo, como máximo responsable del patronato de la Fundación, y al Ayuntamiento de O Carballiño por permitir esta situación “y abrir así el camino al despido de las trabajadoras con mayor antigüedad, contribuyendo a transformar el viejo asilo en una empresa que solo busca el beneficio económico”.
Denuncian que la nueva gerencia del asilo está llevando a cabo una política “implacable” de acoso y de represalia contra las trabajadoras más antiguas, llegando a despedir la varias de ellas por el hecho de reclamar sus derechos. “Acusamos la dirección de menosprecios y coacciones a las empleadas, y le reclamamos que cese en esta práctica y que no amenace ni coaccione ni despida por el hecho de defender los derechos”.