Una amplia mayoría de los españoles (80%) cree que la Iglesia debería pagar impuestos por sus bienes inmuebles —el 61% de los votantes del PP y el 75% entre quienes se consideran católicos—. Los ciudadanos no ven hoy con buenos ojos la exención fiscal eclesial que se ampara en los Acuerdos entre el Estado y la Santa Sede de 1979.
Esta opinión se debe en parte a las consecuencias de la crisis pero también a que el otrora proverbial catolicismo español es hoy uno bastante peculiar. El 75% se considera católico pero tan solo el 18% se declara practicante. La gran mayoría de quienes se declaran católicos lo hace más como una identificación cultural que religiosa. Pero además de la escasa práctica religiosa —la más baja de la historia de España—, pocos se muestran partidarios hoy de las posturas oficiales de la Iglesia —véase, por ejemplo, la distancia entre las opiniones de los españoles y la doctrina católica en temas como el divorcio, el aborto y el matrimonio homosexual— y son mayoría quienes se sienten muy distanciados de la jerarquía eclesial —véase la opinión sobre los obispos españoles o sobre el Papa—.
La polémica y las campañas ciudadanas para que la Iglesia pague el IBI tienen como trasfondo la progresiva secularización de la sociedad española: los ciudadanos creen firmemente que las religiones —también la católica— deben situarse en el plano privado. Además de no deber tener exenciones de impuestos, la religión no debe interferir con el funcionamiento político democrático: tres de cada cuatro consideran que los legisladores deben realizar su tarea sin tener en cuenta consideraciones religiosas.
La Iglesia católica española, que tuvo un destacado papel en la transición a la democracia (con Tarancón a la cabeza), se encuentra hoy en una situación de creciente desgaste de su imagen pública y la amplia mayoría (75%) cree que no ha sabido adaptarse a la actual realidad social. Probablemente, la forma en la que ha reaccionado ante este debate le ha llevado a perder otra oportunidad de conectar con el clima social español. Sin embargo, la brecha entre la opinión pública y la Iglesia sigue abriéndose.
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