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Obispos

No entiendo a los que se escandalizan cuando el Papa afirma que la Iglesia católica es la única verdadera, puesto que lo único que hace el pontífice es defender su cuota de mercado.

Hay que reconocer que el negocio de la salvación no atraviesa un buen momento. Vender una póliza de vida eterna resulta cada vez más difícil, sobre todo teniendo en cuenta que para acogerse a las bonificaciones, el titular tiene antes que pasar a mejor vida. Y todo el mundo sabe que un difunto tiene bastante mermada su capacidad de reclamación en caso de incumplimiento del contrato. Es normal que la gente desconfíe.

Tal vez por eso la empresa vaticana ha ordenado a sus agentes de ventas que vuelvan a las misas en latín, ya que está demostrado que para preservar la fe, lo mejor es no entender nada. La puesta en escena también cuenta, de ahí la importancia de la liturgia con cientos de monaguillos vestidos de encaje y monjas tocadas con alas de pelícano igual que en las películas de Buñuel.

Como la vida eterna está poniéndose por las nubes, el personal parece dispuesto a renunciar al otro mundo a cambio de que les rebajen la hipoteca en éste. Ante semejante desacato la Iglesia ha optado por una huida hacia adelante con la Teoría del Caos, que es lo último que se lleva en el mercado de valores eternos. Algunos científicos creen que Dios es un gen mutante, pero los teólogos no están dispuestos a pleitear después de la que se armó con Galileo. Ya han aceptado que la Tierra gira alrededor del Sol. ¿Qué más quieren los agnósticos? Deberían estar agradecidos porque ahora no se condene a nadie a la hoguera. La Conferencia Episcopal, en un alarde de generosidad, ha llegado incluso a tolerar la geometría y las matemáticas. Pero la educación para la ciudadanía es otro cantar. ¿Qué se puede esperar -piensan los obispos- de una asignatura que tiene la desvergüenza de basarse en la Constitución y en la Declaración Universal de Derechos Humanos? Hasta ahí podíamos llegar. Ya lo dijo el papa Ratzinger: pero ¿qué quieren? ¿Qué nos devasten la viña los jabalíes?

La gente no tiene consideración. Es que les das la mano y te cogen el brazo.

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