La Archidiócesis alega que 2.000 fieles asisten a los oratorios universitarios, tras el debate abierto en la Universidad Complutense.
La eucaristía, la búsqueda de la verdad y un servicio de caridad. A grandes rasgos son los tres argumentos que esgrime el delegado episcopal de la Pastoral Universitaria de Madrid, Feliciano Rodríguez, en una carta abierta para defender las capillas en los campus públicos ahora que “se ha vuelto a abrir el debate”, aduce.
Cuatro universidades públicas de Madrid (Complutense, Autónoma, Rey Juan Carlos y Politécnica) las tienen, en algunos casos desde hace décadas. La de Alcalá de Henares acaba de abrir un centro multiconfesional, mientras la Complutense da estos días los primeros pasos para clausurar los suyos. Las otras tres no contemplan cambios, niegan que en sus centros haya debate y tratan de pasar de puntillas por el asunto.
Todas admiten acuerdos que amparan sus oratorios, aunque no los hacen públicos (solo se conoce el que la Complutense cerró en 1993), y en casi todos los casos rechazan que se estén destinando fondos públicos para sus actividades o para el sueldo de los capellanes. Solo la Autónoma reconoce una subvención para suministros de sus dos capillas, según una portavoz que declina aclarar la cantidad.
“El tema de las capillas está muy caliente, pero las Cruzadas ya terminaron”, señalaba el pasado martes el rector de la Complutense, José Carrillo. El Rectorado ha iniciado una ronda de conversaciones con el Arzobispado de Madrid por el traslado de un oratorio de la Facultad de Geografía e Historia. Es el primer paso para darle la vuelta al convenio firmado hace 20 años, sin revisar hasta ahora. La segunda cita se tenía que haber producido esta semana, pero aún no hay fecha cerrada. Carrillo puso en duda que quitar las capillas vulnere la libertad de culto que consagra el artículo 16 de la Constitución, y explicó que los universitarios católicos pueden acudir a rezar a una iglesia situada a menos de un kilómetro del Rectorado. “Se trata de un derecho fundamental de la persona y que, cuando una universidad lo presta, no puede sino salir prestigiada”, según la carta del responsable de la Pastoral. Añade que el servicio religioso es “más solicitado” de lo que se cree: “Nuestras capillas están vivas”.
Casi 203.000 alumnos estudian en los campus públicos de Madrid. Las universidades no han elaborado recuentos de cuántos acuden a los oratorios. El decano de Geografía e Historia de la Complutense, Luis Enrique Otero, argumentó que la escasa asistencia para pedir el traslado a una sala más pequeña: “Apenas acuden cinco o 10 personas al día”. Argumentó además la necesidad de ganar espacio para abrir nuevas aulas. “Cerca de 2.000 universitarios asisten a celebraciones religiosas o visitan sencillamente el espacio sagrado”, estima el delegado de la Pastoral Universitaria en su carta. “En alguna de las capillas, la asistencia de fieles es prácticamente permanente durante el horario académico”.
El 85% de los universitarios madrileños son católicos, según sus estimaciones. Rodríguez declinó hablar con este periódico a través de una portavoz, que tampoco aclaró cuál es el origen de este dato. Un estudio del Instituto de la Juventud, publicado en abril de 2011, estima que el 10,3% de los jóvenes de 15 a 29 años son católicos practicantes; casi el 45% no practican; y cerca de un tercio (29%) se definen como agnósticos y ateos.
El próximo 12 de marzo, anuncia Rodríguez en su misiva, se ha programado una jornada de diálogo interreligioso en la Facultad de Filosofía de la Complutense con representantes de las tres grandes religiones monoteístas: islámica, judaica y la cristiana. “Se trata de contribuir a que brille la verdad”, concluye.
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