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Libro abierto con un compás y una escuadra dispuestos conforme a la simbología masónica

Notas de Historia de la Masonería española, siempre perseguida por la iglesia católica

En este apunte ofrecemos algunas notas muy breves sobre la Historia de la Masonería española.

La Masonería es una organización secreta, y en la actualidad, más bien discreta, cuyos orígenes estarían en lo que se denomina Masonería operativa de los maestros de obras en la Edad Media, para pasar a ser especulativa en los inicios del siglo XVIII, y desarrollándose de forma evidente en el Siglo de las Luces. La Masonería se organiza en Obediencias con logias, la unidad fundamental donde los masones trabajan, siguiendo tres grados: aprendiz, compañero y maestro, según determinados ritos (escocés, francés, emulación, York, etc.) y rituales bien marcados con oficios dentro de la logia. Los principales ritos después tienen otros grados superiores. La Masonería es, además, una organización iniciática, es decir, que se ingresa después de un proceso de iniciación.

En España, al parecer, la primera logia se estableció en 1728 en el centro de Madrid, constituida por un grupo de ingleses que se encontraban en la capital. Su fundador fue el duque de Wharton. Era una logia adscrita a la Gran Logia de Inglaterra. Se la conoce con el nombre de “La Matritense”. Muy poco después se fundaría otra en Gibraltar, un lugar donde siempre se desarrolló mucho la Masonería. También en la Menorca británica hubo logias.

Muy pronto los poderes, la Iglesia y la Corona, combatieron la Masonería en España. En 1738 el Inquisidor General la prohibió, y el rey Fernando VI promulgó un edicto en 1751 condenando la Masonería. Carlos III también se destacó en el combate contra la misma. Tradicionalmente se ha considerado que el gran masón español de la época fue el ministro ilustrado conde de Aranda, pero no está probado que formara parte de la Masonería.

El primer desarrollo evidente de la Masonería en España debe vincularse a la presencia francesa entre 1809 y 1813, es decir estaríamos hablando de una Masonería de signo bonapartista al servicio de Napoleón y de su hermano el rey José I. Por un lado, hubo muchas logias de masones militares franceses, pero también se fundaron de españoles afrancesados, especialmente en Madrid.

Por su parte, el Consejo de Regencia, en ausencia de Fernando VII, prohibió la Masonería en España. La restauración del absolutismo fue un momento negro para su desarrollo, persiguiéndose a los masones, especialmente después del Trienio Liberal, aplicando distintos edictos reales y bulas pontificias. La Masonería se identificó con el liberalismo y con las sociedades secretas del momento (comuneros, carbonarios) y las Sociedades Patrióticas.

A pesar de las amnistías que se produjeron en los primeros años treinta del siglo XIX la Masonería siguió prohibida en España durante el reinado de Isabel II. Las penas por pertenecer a la Masonería eran duras: privación de empleo, inhabilitación perpetua, prisión, multas y destierro. Pero la Masonería española intentó resucitar desde el extranjero, como en 1839 desde Lisboa. En todo caso, al parecer, se fundaron algunas logias dentro de España, durante esta época, dependientes de Obediencias extranjeras. Por otro lado, la Masonería tuvo un gran impulso en la isla de Cuba.

La época dorada de la Masonería española comenzaría con la Revolución de 1868 porque se terminó la clandestinidad, y se pudieron fundar nuevas logias, además de producirse un proceso de reorganización de las Obediencias con el Gran Oriente Nacional de España, el Gran Oriente de España, la Gran Logia Independiente de España o el Gran Capítulo Catalán, aunque las dos primeras serían las principales.

Miguel Morayta, uno de los masones más activos de la Historia de la Masonería española, emprendió la tarea de la fusión. En 1888 se unieron el Grande Oriente Nacional con algunas logias del Gran Oriente de España, naciendo el Grande Oriente Nacional de España, que al año siguiente pasó a denominarse Gran Oriente Español. Pero, en realidad, la fusión completa nunca se realizó ni se ha realizado, ya que al final del siglo XIX había hasta cinco grandes Obediencias.

La Masonería española tuvo otro momento de desarrollo en tiempos de la Segunda República. Muchos destacados políticos de la época fueron masones, pero a partir de 1933 comenzó a padecer el acoso no exclusivamente de la Iglesia, siempre contraria a la misma, sino de la derecha y la extrema derecha, además de que en el seno de la izquierda obrera también se criticó su existencia, especialmente desde el comunismo y el sindicalismo. En todo caso, la actitud del movimiento obrero hacia la Masonería siempre fue ambivalente. El socialismo español comenzó criticando su existencia por considerar que la fraternidad masónica era incompatible con la fraternidad obrera, pero también es cierto que muchos socialistas del siglo XX fueron masones.

La Masonería sufrió de una forma directa la Guerra Civil, entrando en una larga etapa de oscuridad, e intensa persecución por parte de los sublevados. Franco desarrolló un intenso odio, rayano en la obsesión, hacia la Masonería, al considerar que era uno de los factores que, supuestamente, habían llevado al caos a España. El 1 de marzo de 1940 se dictaba la Ley para la Represión de la Masonería, el Comunismo y demás sociedades clandestinas, creándose un tribunal específico donde se dictaron infinidad de sentencias con condenas de prisión, multas y otras sanciones. En España solamente hubo logias en las Bases norteamericanas para personal militar o civil de Estados Unidos. Fuera de España los masones que pudieron salvarse y exiliarse mantuvieron logias y Obediencias. Hubo que esperar a mayo de 1979 para que la Masonería en España dejara de ser ilegal.

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