El próximo domingo se celebra la Jornada Pro Orantibus en el Año de la Fe para reflexionar sobre la misión de las personas contemplativas que viven en conventos y monasterios formando comunidades que dedican su tiempo a la oración y a la penitencia.
Según datos facilitados por el Visitador de Monasterios de la Diócesis de Jaén, Rafael Higueras, en la provincia son 240 las religiosas que pertenecen a las 20 comunidades femeninas de vida contemplativa: Agustinas, Carmelitas, Clarisas, Franciscanas, Dominicas, Trinitarias y Mínimas. En la capital son cuatro los conventos de clausuras y en ellos residen 60 religiosas.
Sin embargo, en los últimos doce meses no se ha producido ingreso alguno en los conventos y existe preocupación por la falta de vocaciones nativas en el panorama provincial y nacional.
En el Convento de Santa Clara son 14 religiosas y se dedican a las labores de repostería y bordado; en el Convento de las Bernardas (21 religiosas) a la repostería; en el Convento de las Dominicas (12) al bordado artístico; y finalmente, en el Convento de las Carmelitas Descalzas (13) a la repostería y otros trabajos de artesanía como la encuadernación.
Estas actividades son sus fuentes de ingresos y según reconoce Rafael Higueras, la situación económica en cuatro conventos de la Diócesis es “muy complicada” debido a que gastan más que lo que ingresan.
Y es que el mantenimiento de los conventos supone un gasto muy elevado, sobre todo en electricidad y cotización a la Seguridad Social. “En los conventos en los que las religiosas son mayores de 65 años y cada una recibe una pensión no contributiva de 500 euros aproximadamente pueden mantenerse. El problema está en los monasterios con religiosas que no tienen pensión”, valora Higueras.
Del total de religiosas de la Diócesis de Jaén, 126 monjas son mayores de 65 años y el número de religiosas jóvenes no llega al 5%.
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