La decisión de la Audiencia Provincial de A Coruña permite a la familia del dictador disponer de todos los bienes depositados en el interior del pazo, a excepción de varias piezas que han sido declaradas Bien de Interés Cultural por la Xunta.
Los nietos de Francisco Franco pueden ya, con el aval de la Justicia, retomar su plan de contratar un transporte especial para vaciar el Pazo de Meirás. Cuando tuvieron que abortar aquella mudanza en diciembre de 2020, en vísperas de la entrega provisional al Estado, por sentencia judicial, de la mansión enclavada en Sada (A Coruña), calculaban que necesitarían de 30 a 50 camiones para llevarse bienes y muebles, incluidos obras histórico-artísticas de incalculable valor, con los que se hizo la familia durante la dictadura y que aún atesoraban en la propiedad que ocuparon 82 años. Con el auto de la Audiencia provincial de A Coruña de este martes, que revoca el depósito al Estado de bienes y mobiliario del Pazo de Meirás, los herederos del caudillo pueden llevarse lo que hay en el interior y los jardines de las Torres de Meirás y, si lo desean, venderlo.
Todo salvo lo que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC), como las dos estatuas de los profetas Abraham e Isaac, esculpidas por el taller del Maestre Mateo y procedentes de una antigua puerta de la Catedral de Santiago, o en trámite de serlo, como los casi 3.000 volúmenes de la biblioteca de Emilia Pardo Bazán que aún atesora el singular castillo ideado por la ilustre escritora.
Para trasladar cualquiera de esos bienes, los Franco necesitan la autorización de la Xunta de Galicia. Esta ya la negó en noviembre del año pasado cuando pretendían llevarse las ancestrales esculturas antes de entregar las llaves del pazo al Estado. Esos bienes están bajo tutela administrativa pero siguen siendo propiedad de los nietos del dictador. Si quieren, también pueden venderlos aunque deberán comunicar previamente el precio y condiciones de la operación a la Xunta, que podrá ejercer derecho de tanteo. Tantos las esculturas de los profetas, cuya propiedad reivindicada por el Ayuntamiento de Santiago está pendiente de recurso en el Tribunal Supremo, como el legado bibliográfico de Pardo Bazán, que incluye valiosas primeras ediciones y libros únicos de los siglos XVIII y XIX, siguen por ahora en las Torres de Meirás.
Vajillas y alfombras de las colecciones reales
Allí quedan también mobiliario, vajillas y alfombras que, según Patrimonio Nacional, proceden de las colecciones reales españolas. Cuelgan en las paredes del singular castillo ideado por la escritora Emilia Pardo Bazán cuadros valiosos, incluidos alguno firmado por Zuloaga o Álvarez de Sotomayor. Hay ánforas romanas. Diseminadas entre las hierbas de los jardines yacen estatuas ancestrales de piedra representando a Santiago peregrino y los santos Andrés, Cristóbal, Francisco y Pablo. Sin contar innumerables piezas que la esposa del dictador, Carmen Polo, gran aficionada a las antigüedades, hizo traer de toda Galicia, como ‘cruceiros’, hórreos, pilas bautismales medievales de la iglesia de Moraime en Muxía reconvertidas en jardineras en Meirás. El pazo de Bendaña de Dodro, a las afueras de Santiago, fue desmontado y trasladado en piezas separadas para ornamentar el pazo del caudillo, donado en plena Guerra Civil para ser su residencia veraniega durante la dictadura. Hay algunos bienes que proceden del legado de Pardo Bazán, como un destacado retablo barroco dedicado a San Francisco que la escritora hizo instalar en la capilla del pazo.
Da buena cuenta del expolio continuado de los Franco el inventario realizado en noviembre pasado por orden judicial, cuando el Estado se apresuró a pedir la catalogación de los bienes ante las noticias de la ingente mudanza que estaban ultimando los Franco. Se hizo entonces, en la urgencia dado que se acercaba la fecha de entrega de la propiedad al Estado, un reportaje fotográfico y audiovisual con un listado de 697 bienes. Completaba esa catalogación un informe de Patrimonio Nacional, firmado por Pilar Benito, jefa de Servicio de Conservación de la Dirección de las Colecciones Reales, que advertía que sólo se limitó a hacer una «investigación preliminar de bienes muebles más fácilmente reconocibles como Patrimonio Nacional».
Pedía tiempo y recursos para poder catalogar de forma más exhaustiva la totalidad de los bienes de Meirás, ya que había visto «piezas» del mobiliario y bronces «cuya calidad hace sospechar que podrían tener su origen en las Colecciones Reales Españolas». Documentó la existencia de un escritorio y una cómoda de caoba y bronce dorado a fuego de finales del siglo XVIII que era idéntico al que hay en un despacho del Palacio Real de Madrid. En Meirás también descubrió una mesa vitrina de la sala de música de la reina Victoria Eugenia, así como objetos tapizados con tejidos del Palacio Real o alfombras de la Real Fábrica de Tapices de Madrid.
Derecho a cobrar daños y perjuicios
Los Franco podrán llevarse ahora todo lo que hay dentro y fuera de Meirás. El auto de la Audiencia coruñesa de este martes incluso condena al Estado a indemnizarles por los daños y perjuicios que pudieron sufrir por estos cuatros meses en los que sus bienes fueron depositados en manos del Estado. Los herederos del dictador, en un escrito presentado en noviembre contra la difusión del inventario realizado por orden judicial, ya consideraban grande e incluso «irreversible el daño provocado a su imagen e intromisión en su derecho a la intimidad personal y familiar». Pero aseguran que acataron exhaustivamente la prohibición, ahora revocada, de vaciar Meirás. Ni siquiera se llevaron enseres personales, como las raquetas de pádel o las colecciones de insectos disecados que allí guardaban, aseguraba uno de los nietos, Jaime, cuando se encargó de recorrer una última vez Meirás en diciembre pasado y «despedir a los criados» antes de entregar las llaves al Estado.
Tendencia a vender
Los nietos del caudillo, tras el fallecimiento de su madre, Carmen Franco, en 2018, no ocultaron sus deseos de poner en venta bienes y propiedades, como lo hicieron con el propio Pazo de Meirás antes del juicio que acabó por devolver su titularidad al Estado, o la Casa Cornide de A Coruña, en venta en la actualidad en una inmobiliaria de lujo mientras el Ayuntamiento de A Coruña última su demanda para reclamar su restitución. Los Franco «se dedicaron a vender todo lo que pudieron», es una familia «con ánimo de lucro», sostiene Mariano Sánchez Soler, auto del libro ‘La Familia Franco S.A.’. Ahora tienen vía libre para vaciar las Torres de Meirás y poner en venta todo lo que deseen de lo que allí atesoran.
Pero a buen seguro habrá aún más episodios judiciales sobre esos bienes. El Estado, que no reclamó inicialmente nada de lo que contenía el pazo cuando presentó la demanda para obtener su restitución, deberá presentar un nuevo pleito sobre los bienes y muebles que allí hay. En una entrevista con elDiario.es, la abogada general del Estado, Consuelo Castro, admitía que en un principio se consideró «secundario» la reclamación de los bienes pero aseguraba que si el Tribunal Supremo confirma la restitución del pazo al Patrimonio Nacional, los muebles y objetos que se colocaron allí para «dar ornato a la residencia de un jefe del Estado» deben seguir el mismo «destino jurídico». El problema es que si eso finalmente se consigue, pueda que para entonces ya no haya bienes o obras que recuperar.