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Miles de personas dan un último beso al arzobispo de Montenegro, fallecido por coronavirus

Una monja rinde homenaje durante el funeral del obispo metropolitano de la Iglesia Ortodoxa Serbia de Montenegro, Metropolitan Amfilohije (Radovic) en Podgorica, Montenegro.  BORIS PEJOVIC / EFE/EPA

A pesar de que el país balcánico sea uno de los más afectados en la región por la pandemia, el féretro de Amfilohije estuvo abierto para que los ciudadanos pudieran rendir homenaje a quien fue uno de los jerarcas ortodoxos más influyentes.

Miles de personas acudieron este domingo a la catedral ortodoxa de Podgorica para asistir al funeral del jerarca del Arzobispado de la Iglesia ortodoxa serbia en Montenegro, Amfilohije, fallecido el pasado viernes, a pesar de los riesgos de contagios por la pandemia del coronavirus.

El patriarca de la Iglesia ortodoxa Serbia, Irinej, ofició la liturgia por el difunto metropolitano Amfilohije, fallecido a los 82 años tras enfermarse de la covid-19, y que ha sido enterrado en la cripta de la catedral de Podgorica, la capital montenegrina.

Asistieron a la ceremonia los máximos dignatarios ortodoxos, así como los representantes de las comunidades religiosas católica y musulmana, además de otras personalidades.

Un joven rinde homenaje durante el funeral del obispo metropolitano de la Iglesia Ortodoxa Serbia de Montenegro.
Un joven toca el cuerpo del arzobispo durante el funeral en la Iglesia Ortodoxa serbia de Montenegro.  BORIS PEJOVIC / EFE/EPA

Frente a la catedral, miles de personas se congregaron para despedirse de Amfilohije, a pesar de que hubiesen podido seguir el acto en directo en la televisión pública TVCG, y muchos de ellos no llevaban mascarillas.

Desde el sábado, cuando el féretro abierto con el cadáver de Amfilohije fue expuesto en la iglesia, también varios millares de ciudadanos pasaron en fila para rendir homenaje a quien fue uno de los jerarcas ortodoxos más influyentes.

El portal montenegrino Vijesti indica que aunque los popes repartían mascarillas a la entrada en el templo, desinfectaban las manos a quienes entraban y les pedían mantener la distancia entre sí y del féretro, muchos se quitaban la mascarilla y se acercaban al cuerpo del difunto para besarlo.

Montenegro, pequeño país de unos 620.000 habitantes, es uno de los más afectados por la covid-19 en la región balcánica.

El carismático jerarca, doctor en Teología, políglota y conservador, encabezó durante varios meses este año las multitudinarias «procesiones» de protesta contra una controvertida ley que declaraba bienes estatales las propiedades de las comunidades religiosas y que había elevado las tensiones en Montenegro.

Las elecciones parlamentarias de agosto pasado estuvieron marcadas por esas tensiones, y se considera que las protestas y el descontento desencadenado por la ley contribuyeron a la caída del gobierno del DPS, del hombre fuerte de Montenegro, Milo Djukanovic, después de 30 años en el poder. Amfilohije era arzobispo metropolitano de la Iglesia ortodoxa serbia en Montenegro desde 1990.

A pesar de las medidas de seguridad impuestas frente a la pandemia de Covid-19, miles de feligreses se reunieron, el pasado domingo, en la catedral ortodoxa de Podgorica para darle un beso de despedida al cuerpo del jerarca del Arzobispado de la Iglesia ortodoxa serbia en Montenegro, Amfilohije Radovic, fallecido por coronavirus, según DW News.

El clérigo, que había contraído este virus a principios del mes de octubre, falleció el pasado viernes a causa de una neumonía, una complicación frecuente de la enfermedad, a pesar de dar negativo por coronavirus diez días antes. Ahora bien, que su muerte haya sido provocada por el mismo desencadenante que ha provocado una pandemia mundial, no ha sido excusa suficiente para que sus fieles, junto con los máximos dignatarios ortodoxos, así como los representantes de las comunidades religiosas católica y musulmana, hayan acudido al funeral de Amfilohije, violando la normativa anticovid.

Todo ello, aunque la directora del hospital montenegrino donde murió el obispo, Nevenka Pavlicic, había instado a las autoridades a prohibir su funeral con ataúd abierto, describiéndolo como una «guarida de la enfermedad».

Aunque parece que los asistentes podrían haber estado expuestos a una posible infección por coronavirus al besar los restos del obispo, los medios locales afirman que esto no puede haber ocurrido, ya que el clérigo había dado negativo mucho antes de su muerte.

El patriarca de la Iglesia ortodoxa Serbia, Irinej, ofició la liturgia por el difunto metropolitano, fallecido a los 82 años, que fue enterrado en la cripta de la catedral de Podgorica, la capital montenegrina.

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