Cuatro de las más de 8.000 familias que se han quedado sin plaza en red municipal de escuelas de 0 a 3 años plantean sus previsiones de cara a septiembre: “Estamos pensando qué podemos quitarnos para pagar el curso en la privada”
Miles de familias no han podido elegir en la ciudad de Madrid el modelo de educación que quieren para sus hijos. En la capital de la Comunidad que hace gala de la libertad de elección, un gran número de padres y madres han visto truncado su deseo de llevar a sus pequeños a una escuela infantil pública. La insuficiente red del Ayuntamiento que dirige José Luis Martínez-Almeida ha obligado a miles de hogares a renunciar a estos proyectos educativos, les fuerza a pasar por la caja de las guarderías privadas o condena a los abuelos a ejercer de salvavidas.
Eukene Goicoechea vive con su pequeña, que nació hace tres meses, en Carabanchel. Solicitó plaza en dos escuelas infantiles de 0 a 3 años de la zona y en otras dos más, una en el distrito de Arganzuela y Centro. “Haces un croquis y eliges las que son más o menos viables según el camino de ida y vuelva al trabajo”, explica. Ella trabaja como oficinista en una consultora de educación y salud y su permiso por maternidad termina en julio. “Mi idea es pedirme una excedencia y reincorporarme en enero”, apunta.
Para entonces, Eukene confiaba en que su niña estuviera ya adaptada a los ritmos de la escuela infantil, donde entraría en septiembre. Cuando conoció las listas de “los juegos del hambre”, como llama al reparto de plazas en la red pública del Ayuntamiento de Madrid, se llevó el chasco. “No es viable que no vaya a una escuela infantil. Puedo permitirme unos meses de excedencia, pero no todo el curso. Además mi madre falleció hace diez años y mi padre vive en Bilbao”, apunta.
El Ayuntamiento de Madrid había ofertado para el próximo curso 4.323 nuevas plazas públicas, que se sumarán a las 4.294 que renuevan. Sin embargo, había recibido un total de 12.555 nuevas solicitudes. Es decir, se rechazaron 8.342 nuevas peticiones. En total, una de cada tres. Desde el Consistorio afirman ser “conscientes de la enorme demanda”. “En lo que va de mandato hemos creado 800 plazas en siete nuevas escuelas infantiles, tres de ellas de próxima apertura en enero en los distritos de Vicálvaro, San Blas-Canillejas y Villa de Vallecas, respecto a 2019”.
Desde el curso 2017/18 hasta el 2022/23, el número de solicitantes ha crecido en un 168%, de las 7.459 a las 12.563. Sin embargo, la oferta no ha crecido en la misma proporción. De hecho, en este lustro se ha incrementado en un 112%. En aquel ejercicio, el Consistorio que entonces dirigía Manuela Carmena ofreció 3.855 nuevas vacantes y amplió a 4.263 al año siguiente. Pese al aumento de la demanda, para el próximo curso solo habrá 60 plazas más que hace cuatro años.
Eukene tampoco ha conseguido plaza en la escuela pública de la Comunidad de Madrid en Carabanchel, así que ya ha empezado a mirar privadas: “Hice una ronda por seis escuelas. La más barata, en el horario que yo necesito, son 435 euros y la más cara, 600”. “Echando cuentas, esto se come mis ahorros. Me embarqué en esta aventura (la de ser madre soltera) sabiendo que tenía recursos para esta etapa de 0 a 3 años, que era la que más me preocupaba, porque con mi sueldo, mes a mes, yo sé que no me da”, explica.
“Echando cuentas, esto se come mis ahorros. Me embarqué en esta aventura sabiendo que tenía recursos para esta etapa de 0 a 3 años, que era la que más me preocupaba, porque con mi sueldo, mes a mes, yo sé que no me da”
En casa de Carmela ya están dibujando el presupuesto para el próximo año. Como tampoco han conseguido plaza en ninguna de las escuelas infantiles públicas del Ayuntamiento, están calculando de qué pueden prescindir a partir de septiembre. “Estamos pensando qué podemos quitarnos para pagar el curso que viene, porque de todos los gastos que tenemos, este es el más alto”, indica en conversación con elDiario.es.
En su caso, además, la historia se repite. Tiene una niña a la que le toca entrar en el curso de 2 a 3 años y que el año pasado también se quedó sin plaza. La familia vive en el barrio de los Austrias, en el centro, donde no llega la red municipal, así que solicitaron plaza en escuelas de Lavapiés y Malasaña. Su prioridad era entrar en la Bruja Avería, aunque también lo intentaron en El Olivar y San Antón. “Este año estábamos convencidos de que íbamos a entrar, pero nos hemos quedado fuera con una puntuación muy alta”, lamenta.
Su hija mayor, de seis años, había estado en El Olivar y el proyecto educativo para esa primera etapa “era maravilloso”. “Te daban ganas de que se quedara ahí, porque veías que iban a hacer algo que le iba a venir bien. En los centros privados que he visto, es que ya solo el local, el sitio… no me apetecía que se quedara ahí”, explica. Por eso, optó por uno de los llamados ‘espacios infantiles’. Son proyectos alternativos, fuera de la red municipal, y que no están reconocidos por la Comunidad de Madrid, por lo que los padres que optan por esta opción al quedarse sin plaza en la pública, tampoco optan al cheque-guardería que da la administración regional.
Un cheque para “parchear”
Con todo, a Carmela se le queda en unos 440 euros al mes. “Si la recoges al mediodía”, matiza. En el horario que Eukene necesita, por ejemplo, le suben a 700. “Las escuelas infantiles del Ayuntamiento tienen muy buena fama, pero las privadas son guarderías donde dejas aparcado al niño. Hay proyectos alternativos súper bonitos, pero no están convalidados por la Comunidad de Madrid, así que no optas al cheque”, coincide Eukene. En cualquier caso, ese bono de 130 euros al mes que la Consejería de Educación concede a las familias que se quedan fuera de la red pública le parece “surrealista”: “Dan este tipo de ayudas para la privada y luego no hay plazas para quien lo necesita”.
Esto es algo que defienden también desde las asociaciones en defensa de la educación y los servicios públicos. La presidenta de la Federación Regional de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado Francisco Giner de los Ríos, que agrupa a 200.000 familias en la Comunidad, Carmen Morillas, explica que con ese cheque es una forma de “parchear” el problema y financiar a los centros privados. “La solución sería financiar la oferta en la pública” para tener “un sistema de calidad, donde todas podamos optar en igualdad de condiciones”, defiende.
El Ayuntamiento de Madrid también ha planteado una medida similar. En su caso a través de una beca infantil, que se creó hace tres años y que los padres reciben a curso vencido. La Junta de Gobierno aprobó este jueves una dotación de 3,3 millones de euros para familias que se han quedado sin plaza en la red municipal pública el próximo curso. Son ayudas de 100, 200 y 350 euros, en función de la renta.
El modelo de cheque ha demostrado ser del gusto de la Comunidad de Madrid, que lo ofrece para escuelas infantiles privadas, pero también para Formación Profesional (FP) y Bachillerato. El sistema es similar. En el caso de los niños y niñas de 0 a 3 años, este año se ha ampliado la cuantía de las becas, que van directamente a los centros, así como los tramos de renta en los que se pueden solicitar, que pasan de 25.000 a 35.913 euros por miembro de familia. Las cuantías serán de 213 euros mensuales para aquellos hogares que ingresen menos de 10.000 euros por cabeza y de 133 para quienes ingresen entre 10.000 y 35.913.
Este modelo de becas permite que una familia de cuatro miembros con ingresos inferiores a 143.000 euros que decida llevar a uno de sus hijos a una guardería reciba 1.596 euros, mientras una pareja con un niño y una renta por debajo de los 30.000 euros que se haya quedado sin plaza en la pública, solo será bonificada con 2.556 euros al año. El resto de la factura hasta llegar a los alrededor de 500 euros al mes que cuestan estos centros, corre de su cuenta.
En esa horquilla más baja está Carlos, que es pinche de cocina. Gana unos 1.600 euros al mes y su mujer recibe un subsidio por desempleo de poco más de 400 euros mientras busca trabajo. Pagan 900 euros de alquiler, más las extraescolares del niño mayor, que son entre 80 y 90 euros al mes. Con estos números, es imposible ahorrar. “Tiramos de lo que teníamos ahorrado antes de tener a los niños y los fines de semana, haciendo bodas y comuniones”, explica. Que uno de los dos padres no trabaje resta puntos a la hora de conseguir sitio en la red municipal de escuelas infantiles. También en la de la Comunidad de Madrid, donde tampoco ha entrado el pequeño, que tiene seis meses. “Lo que no tiene sentido es que una familia con un sueldo mayor tenga derecho a una escuela pública y nosotros nos quedemos fuera teniendo menos ingresos”, lamenta, tras ser rechazado en varias escuelas de Vallecas.
“Intentaremos tirar con la familia, si se puede, porque mi suegra tiene otro nieto y tiene que cuidar a los dos, pero a la larga tendrás que buscarle una privada, aunque económicamente sea jodido”
Con la vista puesta en septiembre, cuando su mujer tenía previsto incorporarse al mercado laboral, el panorama es bastante incierto. “Intentaremos tirar con la familia, si se puede, porque mi suegra tiene otro nieto y tiene que cuidar a los dos, pero a la larga tendrás que buscarle una privada, aunque económicamente sea jodido”, asume.
El mes de septiembre también será importante en el calendario de Ana. Tiene marcado en rojo el día 19, que es cuando sale de cuentas. Ella y su marido solicitaron una plaza para su tercer hijo, que les fue concedida, pero ya avanza que se quedará fuera. Si el bebé no nace antes de que acabe el mes de julio el hueco pasa al siguiente en la lista. En su caso, pretendían que se incorporase a la escuela infantil a los cuatro o cinco meses, en enero o febrero, pero con las normas actuales es imposible, porque no contemplan que un niño ingrese a mitad de curso.
“El mayor tampoco entró en el primer año. Al siguiente ampliaron de 2 a 3 años y si conseguimos plaza. Con los puntos de su hermano, el pequeño entró en bebés”, recuerda sobre sus experiencias anteriores. Ahora tampoco podrá ir a una pública de la Comunidad de Madrid. “Vivo en el centro y tienen que ser concertadas, en concreto de monjas”, algo a lo que se niega. “Yo no tengo intención de que mis hijos tengan una educación religiosa, que son las opciones que me dan en mi distrito. Además, prefiero que sea pública, porque mi experiencia ha sido muy buena”, reconoce.
Mientras la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, presume del “plan por la maternidad, paternidad y natalidad más ambicioso de Europa”, este es el día a día que viven 8.000 familias en Madrid. En esa estrategia, anunciada por la Comunidad se prevé que se considere al no nacido a efectos de obtener puntuación por el apartado de familia numerosa, aunque luego la carencia de plazas del Ayuntamiento los expulse de la escuela.
“Privando a los niños del acceso a la educación”
“Esto no ayuda a fomentar la natalidad”, lamenta Ana. “Pese al cheque, (el coste de un centro privado) es un sueldo y al final alguien tiene que quedase en casal y ya sabemos quién es”, asegura.
Para Morillas, estas familias que se quedan fuera de la red municipal suponen un nuevo “ataque a la escuela y la privatización de los servicios públicos”. “Se esta privando a esos niños del acceso a la educación. Si las familias solicitan ir a la pública es porque normalmente creen en la pública y en los proyectos educativos que desarrollan, porque una escuela infantil no es una guardería”, defiende.
Estas cuatro familias se muestran convencidas de la importancia de los servicios públicos. “No es solo por el dinero, queremos que lo público prevalezca en este país”, afirma Carlos. “En cuanto a educación y sanidad, creo que son fundamentales”, reconoce Carmela, que defiende su “militancia máxima” en este asunto. En la primera etapa de la vida de sus bebés, no han podido elegir.