El pasado 16 de julio, nuestro Estado celebró por primera vez un homenaje, a las víctimas del covid-19, no confesional, el primer gran acto de Estado laico en un país que lleva siéndolo 42 años. Dicho acto ha servido para demostrar que se puede homenajear a las víctimas de una gran tragedia como la vivida sin tener que recurrir a fórmulas injustas para la mayoría plural de este país.
Recordamos que el actual gobierno no juró su cargo delante de biblia y crucifijo como, debiera haberse hecho desde 1978.
La sociedad española está secularizada, incluso por encima de la media de algunos países europeos (cada vez más, lo expresan todos los estudios de opinión).
Por contra, el próximo domingo 26 de julio, el Arzobispado de Zaragoza ha convocado un funeral católico en el Pilar, al cual ha invitado a los y las Concejalas de nuestro Ayuntamiento.
No es una novedad, días atrás, se han celebrado en iglesias católicas todo tipo de funerales por las victimas, sin tener en cuenta las creencias o no de éstas, fueran católicas, musulmanas o ateas, menoscabando la libertad de conciencia que debería regir un estado democrático.
Debemos recordar a nuestro Alcalde que desde la promulgación de la Constitución Española, desde la publicación de su art. 16.3 rige que “Ninguna confesión tendrá carácter estatal.”, se supone que somos un estado aconfesional, pese a ello los poderes públicos siguen asistiendo y organizando actos confesionales católicos, olvidando que son representantes de toda la ciudadanía, sea ésta de una religión u otra o ninguna.
La sociedad se ha secularizado, en las últimas encuestas del CIS, un treinta y cinco por ciento por ciento de la población se declara no creyente, frente a un veinte por ciento de católicos practicantes, si le sumamos un tres por ciento de creyentes de otras religiones, se obtiene que los actos confesionales de las administraciones públicas, aconfesionales sobre el papel, discriminan a un treinta y ocho por ciento de la ciudadanía.
El vigente Reglamento de Protocolo del Ayuntamiento de Zaragoza tasa los actos confesionales a los que debe acudir la Corporación Municipal, entre estos no está lógicamente el del próximo domingo.
Varios han sido los intentos de adecuar el referido Reglamento de Protocolo a la realidad de las libertades, especialmente la de conciencia, en nuestra ciudad; fracasando por la negativa a modernizarse de determinados grupos políticos vinculados a un catolicismo que tiene su origen en el franquismo. El último, paralizado por la supuesta creación de una comisión para abordar la modificación de dicho reglamento de la que nada se sabe desde hace un año.
Los homenajes merecidos a nuestros conciudadanos y conciudadanas fallecidas por el covid-19 deberían mostrar una unidad social de reconocimiento por parte de la población, unidad social que este tipo de funerales hace imposible.
Existen alternativas, los homenajes laicos de Estado existen y se pueden hacer, como ha demostrado el Gobierno de España.
El Ayuntamiento de Zaragoza debería organizar un homenaje laico municipal a TODAS las víctimas del covid-19, cuando las circunstancias lo permitan.