El próximo 15 de septiembre juzgarán al concejal de Zaragoza en Común, Alberto Cubero. ¿De qué delito se le acusa? ¿de prevaricar? ¿de sustraer dinero público? ¿de favorecer a amigos y familiares? ¿de promover algún pelotazo inmobiliario?
No ¡qué va! Se le acusa de un delito de odio por expresar en una sesión plenaria del Ayuntamiento de Zaragoza lo que pensamos y sentimos los demócratas de este país: que el fascismo ha de ser enfrentado y proscrito en todos los rincones de la tierra.
Se trata del uso del aparato judicial -que no de la justicia- para acallar y someter a quien habla claro, usando de modo torticero la figura del delito de odio, diseñada para la protección de las minorías y colectivos vulnerables, esos a los que el fascismo discrimina y agrede.
En MHUEL defendemos el laicismo como una de las señas de identidad de una sociedad democrática, en la que han de coexistir, tener idénticos derechos y recibir igual trato todas las creencias y formas de pensar basadas en la tolerancia y en el respeto.
Paradójicamente, no se puede tolerar a los intolerantes, a los fanáticos que tratan de imponer a toda la población su visión del mundo y su propia moralidad, a los fundamentalistas, sean islámicos o nacional católicos, como los que sometieron la libertad en nuestro país durante los oscuros años de la dictadura.
Por eso, defendemos la libertad de expresión y odiamos el fascismo.
Por eso, apoyamos y nos solidarizamos con Alberto Cubero con quien tantas veces hemos coincidido en la búsqueda de un mundo más justo y más libre. Por eso, el día 15 seremos Alberto Cubero.