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“Los jefes de El Yunque han solapado las violaciones contra varones y mujeres, la mayoría de ellas acalladas por el juramento que hicieron al ingresar a la vida orgánica, pero que son del conocimiento interno”.
El hermano lasallista Francisco Serrano Limón abusó sexualmente durante décadas de jovencitos, al amparo de sus superiores de la Iglesia católica y de la organización secreta El Yunque, cuyo máximo guía espiritual, el sacerdote José Víctor Ortiz Montes, ha sido también encontrado culpable de violación de niños, pese a la protección de los cardenales Norberto Rivera Carrera y Carlos Aguiar, un escándalo que estalla en momentos en que esta secta de ultraderecha divide su apoyo entre Xóchitl Gálvez y Eduardo Verástegui.
La decisión de El Vaticano de declarar culpable de pederastia, efebofilia y abuso sexual al sacerdote Ortiz Montes, revelado este lunes en el noticiero de Aristegui Noticias, pone de manifiesto, una vez más, la protección al más alto nivel de la Iglesia católica de criminales que por décadas han abusado sexualmente de niños, pero también de la pudrición de la organización extremista El Yunque, cuyos casos de depredación sexual se han acumulado por años.
Por supuesto, también las autoridades civiles, del fuero común y del fuero federal, así como de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, han sido omisas en su deber de prevenir y castigar la pederastia clerical, consentida también por la mayoría de los medios de comunicación, en una red de complicidades hasta por cobardía.
El “hermano Paco” Serrano Limón, por cuyos abusos sexuales los Hermanos de La Salle ofrecieron hace un año una disculpa pública a una de sus tantas víctimas, y Ortiz Montes, encumbrado jefe de los Cruzados de Cristo Rey —congregación católica que atiende espiritualmente al Ejército— son sólo dos de los muchos religiosos pertenecientes a El Yunque que han cometido abusos sexuales, pero también hay expedientes de laicos con jerarquía como Heliodoro Fraile, Carlos Ortiz y José Telumbre, por citar tres ejemplos ampliamente conocidos dentro de la organización secreta que opera también en otros países.
Así como en iglesia católica encubrió a todos los depredadores sexuales desde la más alta jerarquía, con Juan Pablo II y Marcial Maciel como personajes emblemáticos del crimen y la impunidad, los jefes de El Yunque han solapado las violaciones contra varones y mujeres, la mayoría de ellas acalladas por el juramento que hicieron al ingresar a la vida orgánica, pero que son del conocimiento interno.
La congregación religiosa Cruzados de Cristo Rey, cuyo guía espiritual es el pedófilo Ortiz Montes que está libre igual que el “hermano Paco”, fue concebida por Ramon Plata Moreno, jefe general fundador de El Yunque asesinado en 1979 en condiciones jamás esclarecidas, y ordenó encabezarla a José Pereda Crespo, a partir de 1972, un estudiante de Medicina que estuvo preso por robar expedientes de la UNAM en pleno movimiento de 1968, como se documentó en El Yunque, la ultraderecha en el poder y en El Ejército de Dios, editados en 2003 y 2004.
Aunque había problemas internos en los Cruzados de Cristo Rey, entre ellos alcoholismo y prácticas sexuales licenciosas, fue un escándalo de pederastia lo que condujo a la ruptura, porque el sacerdote Edgar Gaudencio Hidalgo Domínguez fue detenido en Iztapalapa, en 2002, para ser extraditado a Italia, donde fue acusado de delitos sexuales contra menores de edad, incluso en la modalidad de orgía, una de cuyas víctimas tenía sólo 11 años de edad.
Con la mediación de Norberto Rivera, los Cruzados de Cristo Rey se dividieron en 2003: Ortiz Montes, que era su secretario particular, y Pedro Funes Díaz, hermano del exdiputado federal del PAN de nombre Lionel, se quedaron con esa congregación y Pereda Crespo fundó una nueva: Los Siervos del Señor.
Ahora Ortiz Montes, protegido por los jerarcas Rivera Carrera y Aguiar Retes, ha sido encontrado culpable, pero sigue libre, con amplias influencias en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), fundada por la organización de El Yunque que también lo protege y de la que fue director de la Escuela de Filosofía, en 1985, y encargado de la Pastoral Universitaria, en 1992, por decisión del obispo Rosendo Huesca, en cuyo carácter organizaba campamentos y “retiros espirituales” con jóvenes.
Desde que era profesor en el Colegio México de Puebla, también controlado por El Yunque, era sabido que Ortiz Montes abusaba sexualmente de niños, porque fue profesor de Antonio Quintana Gómez, hijo del jefe general emérito de esa organización, José Antonio Quintana Fernández.
Sin embargo, los jefes de El Yunque, Berardo Ardavín Migoni, Guillermo Velasco Arzac, Federico Müggemburg y Quintana Fernández, seguirán avalando a un violador que es su guía espiritual, porque su prioridad ahora es colocarse en posiciones de poder en las campañas de los aspirantes presidenciales Xóchitl Gálvez y Eduardo Verástegui, e infiltrándose también en Morena y de ser posible en el equipo de Claudia Sheimbaum.
Velasco Arzac, Marco Antonio Adame y Leonardo García Camarena gravitan en el entorno de Gálvez y Claudio X. González, mientras que Rodrigo Iván Cortés, exdiputado federal del PAN y presidente del Frente Nacional por la Familia, es gestor de Verástegui, cuyo proyecto presidencial se sustenta en símbolos religiosos que el propio papa Francisco repudia…
Álvaro Delgado Gómez es periodista, nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1966. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En noviembre de 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos. Ha escrito varios libros, entre los que destacan El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés); El Ejército de Dios (Plaza y Janés) y El engaño. Prédica y práctica del PAN (Grijalbo). El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas (Editorial Proceso) es su más reciente libro.