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El atentado contra Shinzo Abe, exprimer ministro de Japón, en pleno Nara, en un país cuyo índice de homicidios es bajísimo, es muy extraño y ha conmocionado a la nación entera. Los restos han llegado a Tokio, la capital, donde permanecerá tras realizar un funeral privado al que sólo asistieron familiares y amigos.
El agresor de Abe era un hombre de 41 años, quien fue identificado como Tetsuya Yamagami, mismo que reconoció que no asesinó al expremier por razones políticas, sino porque aseguraba que pertenecía a la secta Moon, a la cual su madre entregó dinero.
Shinzo Abe nunca perteneció a dicha disidencia, pero eso aseguraban los líderes para captar nuevos miembros.
El asesino de Abe aseguró que, debido a esas donaciones, su familia estaba en la quiebra y que en un principio el blanco era el líder de la secta, pero que cambió de opinión y la víctima terminó siendo Abe, un hombre sin relación con el grupo religioso.
Tomihiro Tanaka, el presidente de la rama japonesa de la secta Moon, confirmó que la madre del sospechoso era integrante desde 1998 y que se hallaba en dificultades financieras a partir de 2002, e indicó que las “aportaciones siempre son voluntarias”.
¿Qué es la Secta Moon? Lleva el nombre de su líder, fue fundada en 1954 en Seúl, Corea del Sur, y está principalmente presente en Estados Unidos, Japón, también en países de América Latina, y particularmente en Brasil.
Adquirió una política adoptando una línea claramente anticomunista, con lo cual atrajó la simpatía del régimen militar surcoreano de la época. Desde entonces, entabló relaciones con líderes extranjeros, como Richard Nixon, al que apoyó durante el Watergate. En Francia, en los años de 1980, su iglesia mantuvo breves vínculos con el movimiento de extrema derecha Frente Nacional.
Sun Myung Moon llevó a cabo su primera gira mundial en 1965 y se instaló en los años 1970 en Estados Unidos. Fundó el periódico Washington Times y poseía negocios en todo el mundo, que incluían una estación de esquí, un campo de golf, varios hoteles y una compañía de ballet.
Incluso comenzaron a salir a la luz historias de hombres y mujeres que revelaron el uso de técnicas de “lavado de cerebro” como la privación del sueño y el “bombardeo de amor” para captar jóvenes, separarlos de sus familias y esconderlos en lugares secretos.
Esta es una práctica muy común en las distintas sectas, por ejemplo, Nxivm, liderada por Keith Raniere, quien ha sido sentenciado a 120 años de prisión por tráfico sexual y otros delitos.
Raniere también utilizaba estas prácticas como privación del sueño, separación de los miembros de sus familias, quedarse con los recursos económicos de estas personas y darles sentido de pertenencia.
Grupo religioso, vinculado al crimen
La secta Nxivm se desdibujo cuando salió a la luz pública las atrocidades de Raniere y las denuncias en su contra, la influencia de la secta Moon se desdibujó con los cambios sociales y políticos en Corea del Sur, por divisiones internas y por la propia muerte de su fundador. Pero no es la única secta con implicaciones en la política japonesa. Otra fue la que cometió los asesinatos en el metro de Tokio.
Los líderes de Nxivmbuscaban jóvenes, muy inteligentes, disciplinados, obedientes, con formación académica sólida, pero que fueran solitarios. Un perfil común en Japón.
Decenas de personas se convirtieron en parte de esta secta, misma que se hizo conocida en el mundo tras un ataque con gas sarín en el metro de Tokio, en marzo de 1995.
Esta agresión terrorista ha sido la más grande en Japón después de la segunda guerra mundial.
En cinco ataques coordinados, los autores liberaron gas sarín en varias líneas del Metro de Tokio. Como resultado, trece personas fueron asesinadas, cincuenta quedaron gravemente heridas y casi mil presentaron problemas temporales de visión.
El atentado fue dirigido contra trenes que pasaban entre Kasumigaseki y Nagatachō, sede del gobierno y la policía de Japón.
El grupo, liderado por Shōkō Asahara, ya había llevado a cabo varios asesinatos y ataques terroristas con sarín. Antes del que se registró en el metro, miembros de la secta habían intentado hacer otros de bioterrorismo, pero habían fallado.
Después del ataque terrorista en el metro de Japón, la policía hizo una investigación profunda y detuvo a 200 miembros pertenecientes a la secta Moon, incluyendo a su líder Shōkō Asahara.
En japón existe la pena de muerte, trece de los altos directivos de Aum Shinrikyō fueron condenados a muerte y posteriormente ejecutados en 2018.
Shinzo Abe era primer ministro cuando se cumplió con la pena de muerte por ahorcamiento, para los 13 altos mandos de la secta.