Antonio Usabiaga Guevara fue un connotado sacerdote católico que durante 40 años estuvo al frente del templo de Nuestra Señora de Fátima, a quien se debe su construcción. Allí, a un costado de su iglesia, fundó en 1971 el Instituto Secular de Estudios Religiosos con la intención de preparar a los católicos para que hicieran frente al fanatismo de las sectas evangélicas financiadas por Estados Unidos para el control de nuestros países.
Usabiaga, cura culto de gran conocimiento bíblico, se enorgullecía de su formación jesuita e insistía que para contrarrestar la ignorancia de las sectas cristianas enviadas por el imperio del norte, los fieles debían conocer y reflexionar sobre la historia y los conceptos religiosos que predican las iglesias cristianas reconocidas por el catolicismo, entre las que se encuentran: la anglicana, calvinista, luterana y ortodoxa.
Antonio Usabiaga Guevara murió el 25 de enero de 2010, luego de ser separado de su templo, de su Instituto Secular de Estudios Religiosos e “invitado” a la jubilación por órdenes del Obispo de Saltillo, Raúl Vera López. Desde entonces murió espiritualmente, y nunca perdonó el maltrato que recibió del protagónico obispo saltillense.
Antonio Usabiaga nunca pensó que desde el Gobierno republicano de México, que se presume laico desde las reformas juaristas de la separación Iglesia-Estado, se alentaría la visión religiosa de las sectas cristianas que hoy Andrés Manuel López Obrador ha invitado a cogobernar con la misma estrategia de la invasión de América: el control y sometimiento de los pueblos.
Esta prédica demostró su fracaso con la situación que priva en México de corrupción, violencia e injusticias, después de 500 años de inculcar los mismos valores que hoy AMLO vuelve a imponer “para ser feliz y transformar a México”.
Para el evangélico López Obrador no fue suficiente la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, que imprimieron por millones y repartieron las sectas evangélicas sin ningún resultado positivo. Pero ese rotundo fracaso no hizo desistir a AMLO, y ordenó a un grupo de sus empleados redactar una nueva “obra”: La Guía Ética, no con 10, sino con 20 mandamientos que hablan de: respeto, vida, dignidad, libertad, amor, sufrimiento, placer, pasado y futuro, gratitud, perdón, redención, igualdad, verdad, palabra, confianza, fraternidad, leyes, justicia, autoridad, poder, trabajo, riqueza, economía, acuerdos, familia, animales, plantas y cosas.
Esta nueva “obra” de prédicas religiosas y valores cristianos, que seguramente fueron recopilados de un compendio de frases sacadas del evangelio, fue redactada por el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas; José Agustín Ortiz Pinchetti, titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales; la filósofa Margarita Valdés, y la actriz y productora Verónica Velasco (esposa de uno de los “apóstoles” de AMLO: Epigmenio Ibarra), así como los periodistas Enrique Galván y Pedro Miguel.
Pero no crea que esta “obra” fue hecha al vapor. Según sus redactores, se llevó casi dos años en producirla, porque se convocaron foros y consultas para crear la Guía Ética. Y se imprimieron 10 millones de ejemplares, para darle a 8 millones de abuelos un ejemplar, de tal manera que eduquen con la Guía Ética a sus hijos y nietos.
Lo que no dijeron, es cómo le llegó la revelación a AMLO, pero los que saben creen que le pasó lo mismo que a todos los mesiánicos personajes de la historia: Se lo ordenó Dios personalmente. Una vez terminada la Guía Ética, como Moisés, el jueves pasado, López Obrador utilizó su púlpito mañanero para darla a conocer a su pueblo que sigue adorando al Becerro de Oro de la corrupción, la violencia, la injusticia… y el neoliberalismo.
Por más que busqué, no encontré la forma en cómo se utilizará la dichosa Guía Ética para terminar con la violencia. Allí se habla de perdón, la panacea del cristianismo para la solución de todos los problemas.
¿Será suficiente que los deudos de un desaparecido y asesinado perdonen a los victimarios? ¿Será posible que los secuestradores y asesinos se arrepientan y pidan perdón a los deudos de las víctimas y se alejen de la criminalidad?
El mandamiento sobre la gratitud es muy claro: Si agradeces a quien te ha beneficiado sin tener obligación de hacerlo, refuerzas la generosidad y construyes civilización. Por tal motivo, si AMLO te ayuda con programas asistenciales, debes agradecerle votando por su proyecto.
Lo único cierto, es que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se basa en dar caridad cristiana con dinero público y en evangelizar al pueblo mexicano con La Cartilla Moral y La Guía Ética, contrariando lo que la cultura china tiene milenios de predicar para el desarrollo y crecimiento de los individuos: No les des pescado, enséñalos a pescar.
El último caritativo invento de AMLO, es otorgar a los deudos de las víctimas del coronavirus 11 mil 460 pesos, y según se informa, estos apoyos se elevarán a mil millones de pesos. De aquí surge una pregunta: ¿Por qué no usaron ese dinero en pruebas para evitar mayores contagios y muertes?
La respuesta se deduce: los que reciban este apoyo tendrán que ser agradecidos con López Obrador, votando por Morena y su proyecto de la 4T.
José Guadalupe Robledo Guerrero
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