-Usted era católico practicante. ¿Por qué dejó la misa y el Evangelio por el Islam?
-Yo siempre creí en Dios. Practicaba la religión que me habían enseñado y desde que era un adolescente leía la Biblia y acudía a la Eucaristía para profundizar en la vida de Cristo. Buscaba respuestas en los Evangelios hasta que llegué al episodio de la crucifixión. No entendía que Jesús dijera que su padre lo había abandonado. Aquello me marcó y me creó un conflicto. No perdí la fe, pero busqué respuestas en otras confesiones, como el protestantismo, y, tras pasar tres semanas con los testigos de Jehová, dejé de practicar y comencé a interesarme por religiones orientales, como el budismo. Fue un vecino argelino quien me inició en el Islam.
-¿Cuándo se cruzó el Corán en su camino?
-Cuando me hablaron de que según el Islam todos somos hijos de Adán y Eva me di cuenta de que había muchas cosas en común con el Cristianismo. Acudí a una biblioteca y comencé a leer el Corán, donde descubrí, en uno de sus capítulos, que Jesús no murió en la cruz, sino que Dios lo salvó y otro fue puesto en su lugar. Había encontrado la respuesta. Tenía 20 años y empecé a acudir a la mezquita.
-¿Cómo se lo tomó su familia?
-Bien. Mi madre fue testigo en primera persona. Yo la invitaba a ir a misa conmigo y se extrañaba de que su hijo de 20 años tuviera tanta devoción, pero siempre ha respetado mi libertad. Mi padre se asustó un poco, porque en aquella época se hablaba mucho de sectas satánicas. Al principio lo llevaba un poco en secreto para no hacerle sufrir. Se extrañaba de que rezara en el suelo pero no decía nada, hasta que un día habló con un amigo musulmán: «Creo que mi hijo se ha hecho de los vuestros», y le preguntó si eso era malo.
-¿Por qué se hizo imán?
-Por amor e interés por aprender y profundizar en mi religión. Hice la carrera en Francia y obtuve el título. El imán es un funcionario del Ministerio de Asuntos Religiosos, que regula la función.
-¿Qué labor tiene un imán?
-Es muy similar a la del sacerdote en la Iglesia católica. Dirige las oraciones y explica los versículos del Corán y los mensajes del Profeta.
-¿Y su mayor responsabilidad?
-Enseñar lo que realmente es el Islam a través de fuentes fidedignas, porque aún existen muchos tópicos y costumbres que se importan de otros países que no tienen nada que ver.
-Algunos islamistas aseguran que los imanes no difunden bien el mensaje del Islam e incluso plantean una escuela para formar imanes. ¿Cuál es su postura?
-Sería lo ideal, pero es más complicado de lo que parece, porque habría que determinar quién la subvenciona y quién establece una metodología y bases de enseñanza homogénea.
-¿Cómo vivió el 11-S?
-Estaba en Francia y cuando vi las imágenes mi primera reacción fue pensar: «Esta película no la he visto». Al descubrir que era real me sentí muy mal.
-¿Y el 11-M?
-Fue como un tiro. Para un musulmán lo peor es que se mate a gente inocente en nombre del Islam. Eso te ruboriza.
-¿Qué opina de las polémicas generadas con festividad de los moros y cristianos?
-Es simplemente una fiesta que se basa en la representación histórica de lo que ocurrió. Los que han iniciado lo polémica desconocen que a través de las comparsas moras se difunde nuestra cultura y son muchos los que se acercan en busca de información sobre nuestra historia.
-¿Qué le parece la petición de que en los templos cristianos se permita la oración islámica?
-Yo creo que no es una idea oportuna porque la situación social no es la idónea y crisparía más los ánimos.
-Y usted, ¿qué le pide a Alá cuando reza?
-De todo, pero sobre todo fuerza para desarrollar mi labor y bienestar para mi familia.
-Los niños musulmanes ven que a los católicos sí les enseñan su religión en la escuela. ¿Se preguntan por qué a ellos no?
-Con el paso del tiempo es algo que ven. Son cosas que deberían cambiar, sobre todo en una sociedad laica. Debería haber una asignatura sobre el fenómeno religioso en la que se abordaran todos los cultos.
-¿Ha acogido bien esta tierra a la comunidad musulmana?
-Sí, mucho mejor que en otros países, aunque racistas hay en todos sitios.
-¿Cree que se respetan sus costumbres?
-Sí y no. A nivel laboral aún es muy difícil que den trabajo a una mujer que lleva velo.
-¿Se ha sentido discriminado por su religión?
-Sólo una vez. Fui a comprar a un centro comercial con mi mujer, que lleva velo. Unos jóvenes nos increparon: «En España no se lleva velo». Me sentí muy ofendido y les contesté en valenciano que yo era español y en mi país puedo hacer lo que quiera porque hay libertad.
-¿Ha sido objeto de amenazas?
-Nunca. Un imán español que habla árabe clásico resulta exótico para los musulmanes y para los españoles, pero lo que provoca es curiosidad.
-Los musulmanes han criticado la islamofobia de España. ¿Cree que es una cuestión de ignorancia?
-Sí, y los medios de comunicación no ayudan.
-¿En ese rechazo ha influido que se vincule el terrorismo con un Islam extremista?
-Sí, claro. Pero los medios deberían hacer comprender que eso no es el Islam ni tiene nada que ver con la religión, sino con la política y la economía
-¿Hay cada vez más conversos?
-Sí. Es algo progresivo, y más mujeres que hombres. Eso demuestra que el Islam no rebaja ni humilla a la mujer, porque no se entendería que multitud de europeas con estudios se sometieran a una religión que las degradara. Ni siquiera la que se casa con un musulmán está obligada a convertirse.
ROBER SOLSONA
El converso español en el Centro Cultural Islámico de Valencia