Discurso de Llum Quiñonero Hernández, Premio Miquel Grau 2023
Estamos atrapados en el relato bíblico. Un fraude antiguo que ha engullido nuestras genealogías, aquellas nacidas del mismo dios y de su libro. Aquel libro que inventó un paraíso para echarnos la culpa de nuestra expulsión. Por desobedientes, por curiosas. Aquel paraíso perdido que era el nuestro, aquella creación, mira por donde, cuando la primera mujer resultó ser nacida de varón y sometida a él.
¡Qué interesante!
Violencia y más violencia, culto al dolor y a la culpa, al patriarcado sin medida. Someter primero a las mujeres. Y luego mandar a las gentes a matarse, obedecer su voluntad bajo amenaza.
“Yo soy vuestro Dios, Yavhe que os liberará de la servidumbre egipcia y os introduciré en las tierras que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob y os daré en posesión”.
¡Cuanto odio ese Yavé! Puro narcisismo, sin amor, sin empatía un estafador prometiendo repartir lo que no es suyo.
El lenguaje violento de la biblia. Ese Dios que todo ha envenenado, tan presto siempre a la violencia, tan sediento de venganza, tan impío. Tan dispuesto al sacrificio de los otros, de sus mujeres, del hijo propio. Sacando siempre rédito del dolor de su terror, de la culpa que reparte entre las gentes.
La Ilustración– nos engañaron–, no acabó con ese Dios ni con ninguno. La razón sigue peleando por no ahogarse entre voces que la mandaron a la hoguera, que acusan de terrorismo, que le apuntan con misiles, sin agua, sin pan sin energía.
Ese Dios sigue, maldito entre nosotros, en boca de aquellos que se creen señores de la tierra y de las gentes, que todo lo registran a sus nombres, a sus marcas, a sus cuentas. Vestidos o no de militares, no ven rostros. Solo cifras, porcentajes, oribabilidades de hacer caja. Los hijos son los suyos, suyas las tierras, los mares y el agua trasparente que corre por los ríos. Los otros, cifras, animales humanos.
No permitamos que nos aíslen, mantengámonos conectados, con la familia, con el barrio, con la música, la política, el baile, la risa, la posía. No perdamos el contacto con la alegría y el dolor propio y de los otros. Ahí está la vida. Ahí está la verdad, que no nos la cuenten ellos.
Hay que ser parte. Vernos, tocarnos, celebrar las alegrías y acompañarnos en los duelos.
Hay amigas, compañeras esperándonos en todas partes para organizar la defensa de una fuente, montar verbenas en un espacio público, frenar un desahucio, hacer una paella en plena playa, tomarnos unos vinos en el bar del barrio o convertir un solar en un huerto colectivo, cantar en un coro, merendar juntas mientras volamos unas cometas con los niños que saben divertirse.
No permitamos que nos aíslen que nos depriman, que nos agiten. No consintamos que amortiguen el dolor insoportable de vivir sin esperanza, con pastillas inventadas para hacer más grande su negocio.
Reclamemos una ciudad a la medida de nuestras necesidades, reclamemos bancos para sentarnos, sombras para protegernos del sol, fuentes para saciar la sed y refrescar nuestras manos, trabajos bien pagados que nos permitan mantener a los nuestros, pensiones dignas para llegar hasta la muerte en condiciones.
Un cónclave contra el Pape Francisco en Madrid, anuncia la prensa. Volvemos al medievo. Buena parte de la jerarquía católica detesta a Francisco, como detestó a Juan XXIII:
“Los temas centrales de la Iglesia no deberían ser el cambio climático, la protección del medio ambiente, la política migratoria, los puestos de poder para los laicos, sino el Evangelio de Jesús”, recalcaba el purpurado alemán Müller, que criticaba las claves del papado de Francisco en un acto ultarconsevador en Madrid el pasado año. El evangelio de Jesus, dice el canalla.
Me di un paseo hace unos días por el barrio Obrero. Me contó Manolo, el hijo de Fina, la boxeadora, que el obispado ha inmatriculado su iglesia. Una parroquia comprada, arreglada y mantenida por sus vecinos, crecidos entorno a María Auxiliadora. Han cerrado las puertas con tres cerraduras y no prestan el espacio para ningún tipo de acción del barrio que no sea del cura.
No se conforma Manolo. Le han escrito al Papa. Ese que según Múller no se ocupa del Evangelio de Cristo. Recuerdo otros tiempos en ese barrio. La iglesia abierta de par en par a los vecinos.
La iglesia del barrio obrero, inmatriculada, como otras mas de 100 mil en toda España.
Lo público, el patrimonio de todos anotado a nombre del Obispado. Sin que Yavé diga nada, por cierto, en su texto malvado, como lo hace respecto al pueblo judío que tanto manipula. Se han inmatriculado también nuestro monasterio de la Santa Faz, San Nicolas y una lista inabarcable de iglesias, ermitas, plazas y negocios en barrios y pueblos. Un escándalo mayúsculo de corrupcion y robo cruz en mano, que sigue velado.
¿Cuándo les vamos a parar? ¡Ellos convertidos en la mayor agencia inmobiliaria de nuestro territorio!
Tal vez, como señalaba el otro día Fernández Liria, el filósofo, aun no hayamos salido de la Edad Media. Y estemos más en la premodernidad que en la postmodernidad.
¿Cuándo lograremos que los derechos humanos se pongan en el lugar que les corresponden?
Todo el siglo XX para lograrlo y apenas un cuarto de XXI para ser testigos de cómo se convierten en papel mojado.
¿Cuántos muertos, millones de muertos serán necesarios para alcanzarlos?
Viajé a Polonia hace unos pocos años y en un monasterio de ese país, una monja que hacia de guía para un grupo de turistas aseguró que no necesitábamos ninguna declaración de derechos humanos porque ya teníamos los Diez Mandamientos. Mira tú.
Y pasaban la gorra después.
He visto una habitación oscura, sin apenas ventilación, por la que están pagando en el Pla 400€ . Un trabajador que entre semana reparte comida en Alicante y los fines de semana en Benidorm. Los hay a miles. Por todos los barrios se extiende la mancha del negocio ruin de la vivienda, que dicen que es un derecho.
¿Es el mercad el llamado a proteger ese derecho?
La ciudad en manos de mercaderes que expulsan a los vecinos. Los edificios del centro se vacían y las empresas los convierten en apartamentos para turistas.
Mi madre ya no puede pasear por Castaños, donde nació, ni por la calle Mayor, miles de veces recorrida por sus pies del brazo de sus amigas, por donde ahora, apenas hay lugar para el paso de un coche de bebé.
El acta de propiedad de Israel es la biblia. La única legitimidad es que dios se la entregó a los judíos.
Dice el diario Información, ayer mismo, que en Alicante, en esta provincia, más de 150.000 personas viven en situación de
pobreza severa, es decir, con menos de 560€ al mes. En realidad, cuentan los datos que el 27,5% de nuestra gente está en riesgo de pobreza o de exclusión social al contar con ingresos por debajo del umbral de los 840 €.
Acaso no tienen nombres, no tienen rostros, no hay niños y niñas en esos hogares que merezcan aparecer con sus historias particularísimas en los diarios?
¿Acaso no hay mujeres solas con sus hijos que trabajan sin contrato desde el amanecer limpiado casas, cuidando a otros? No importan sus relatos? La prensa, no por casualidad, los trata como cifras. Animales humanos. Nada. La nueva esclavitud. Desechables.
No oigo las voces de los obispos ni del mismísimo Yavé clamando por mejores salarios, por el fin del trabajo sin contrato, por el cumplimiento delos horarios y del convenio de los miles de camareros que atienden nuestros bares multiplicados por miles.
El hijo de Bolsonaro agita en Madrid a la extrema derecha: “Dios nos pone a prueba con Pedro Sánchez y Lula”, dice.
Mi madre con 97 años me dijo la semana pasada que ya no cree en Dios.
Mientras, nuestro alcalde afirma con entusiasmo
“Alicante en su totalidad es turismo”
El Ayuntamiento homenajea al hotel Meliá Presume Barcala de convertir los edificios mas valiosos dela ciudad, sus palacetes, en hoteles.
Mientras, pequeños grupos de ciudanas, sobre todo ciudadanas, sostenemos el pulso en la ciudad en defensa de la recuperación para espacio cultural de nuestro cine Ideal y reclamamos ante los tribunales que respétenla fuente de Levante. Que la pólvora no la vuelva a reventar, decimos. Que no es lo mismo el David de Miguel Angel que su copia.
Pero ellos no lo escuchan, aturdidos por el éxito de cruceristas y las cuentas abultadas de los bares y apartamentos del loby de hostelería, que dejan sin espacios de paseo, sin alternativas de viviendas, sin negocios pequeños, a esos que son cifras y que no tienen donde caerse muertos. A Esos se les acusa de ser responsables de su fracaso, no como el alcalde. Tan exitoso.
El alcalde por presumir, presume hasta de lo que llama el buque insignia del sector hotelero, el Melia.
Ese hotel que le robo el espacio común de la ciudad, su primera lia del mar, en pleno corazon, que le quita la brisa de Levante al centro; ese hotel que es el claro ejemplo del abuso, de la corrupción sin freno ni disimulo, de la impunidad de los que mandaban desde los tiempos de Franco hasta el presente. Vergüenza de buque insignia y vergüenza de alcalde
En todos estos años hemos ganado algunas batallas, el feminismo se ha convertido en sentido común, las jóvenes defienden sus derechos y reclaman la libertad de sus cuerpos, de sus sexualidades.
Pero colegas, sospechad del feminismo de las barbies, lo que buscan que buscan es vender más muñecas.
Sospechad del interés literario de esa editorial Planeta que cada año logra ganar ella misma el premio que convoca.
Nuestros avances son deglutidos por sus armas de colores. Y a pesar de ello seguimos peleando.
En la carta de independencia de Israel se invoca el derecho al retorno de los iraelies a Palestina. Y su carta de validación es la palabra de Dios en la biblia. Se declara un estado judío.
Estamos en el S XXI y Dios sigue siendo el argumento para la fabricas de armas. Y siguen haciendo caja con los millones de muertos sin rostro, los NN, los desechables.
Israel es el resultado de antisemitismo europeo, colocando a los sionistas como baluarte europeo en el Oriente Próximo, dice el escritor Santiago Alba Rico. Se les mira como europeos una vez que se les echa de Europa. ¡Cuanto han manipulado a ese pueblo tan sufrido!
Ellos, ellas que son que eran polacos, austriacos, alemanes, franceses, españoles… ¿porqué no se quedaron en sus paises? Muchos lo hicieron, se negaron a dirigirse a Israel.
Muchos siglos antes que Hitler Europa expulsaba a los judíos, los Reyes Católicos, sin ir más lejos. Precisamente por ser católicos.
Sospechad de las barbies que se hacen feministas. El relato del poder lo deglute todo y nos lo vuelve. El éxito es vivir conectada. Conexión sin wifi, digo.
Formo parte de una generación, testigo y protagonista de las batallas y conquistas de nuestra democracia. Del feminismo que afirma el derecho al propio cuerpo. De la defensa de la tierra, de los ddhh, del antimilitarismo. Casi, casi ganamos aquella batalla. Cas, digo. OTAN de entrada no, dijo el PSOE.
El historiador israelí y director del magíster en Estudios de Holocausto y Genocidio de la Universidad de Stockton (Nueva Jersey, Estados Unidos), Raz Segal, publicó el 13 de enero titulada Un caso de libro de genocidio, donde detalla por qué los ataques de Israel a la Franja de Gaza corresponden a un intento de genocidio.
“La meta de Israel es destruir a los palestinos de Gaza. Y aquellos de nosotros que observamos en todo el mundo no estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad de impedir que lo hagan”, afirma.
Cuando era una adolescente, en el colegio de monjas al que fui desde los 10 a los 16, las de mi clase, conseguimos un espacio de libertad . Era un colegio nuevo, lleno de aulas vacías.
Ocupamos un aula, la llenamos de cojines, de guitarras, de debates. Debió ser nuestra particular revuelta del 68, nos quitamos aquellos horribles uniformes, aprendimos canciones de Raimón , de Mari Trini, de Atagualpa Yupanqui. “Un dia pregunte yo, abuelo donde está Dios, gritábamos.
Llenamos las paredes de pintadas, cada una hicimos la nuestra, fue nuestro mayo de 1968: “Los elefantes no vuelan porque nunca lo intentaron”, escribí yo. No nos arrodillábamos cuando el cura levantaba el sacramento.
Luego las monjas que estaban pasando una crisis con los nuevos aires vaticanos de aquel que llamaron el Papa Bueno, Juan XXIII(se ve que los otros papas no lo eran) que quiso airear las espesas y rancias sacristías, –digo, las monjas– se hicieron del Opus.
Pero yo ya estaba volando, cual elefante con alas. Cargada de curiosidad, de ganas de vivir, de ingenuidad, de arrojo, que aún conservo, perdida por conocer la casa y nuevos paisajes, buscando un paraíso común en el que no haya amos ni patronos que vivan del sacrificio de los otros.
Quería conocer la historia real, contada desde abajo, saberlo todo. Entrar en las alcobas y en las cocinas. Llenarme de historias propias que narran el sustento de la vida.
Aquellas monjas que tanto quise, cuando celebraron los 50 años del colegio, no convocaron a mi curso. Desaparecimos de la historia, convertidas en una cifra. Un porcentaje. Nosotras que llevamos en el corazón nuestrs trofeos, desechadas por desechables.
Luis Moreno Ocampo, exfiscal jefe fundador de la Corte Penal Internacional (CPI) decía ayer en La Vanguardia:
“Los problemas siempre van a existir. El tema es cómo los manejamos y cómo los enfrentamos. Y cómo inventamos soluciones ante cuestiones que requieren creatividad, no solo institucional, sino también inteligencia artificial, que hoy se usa para marketing y para matar. Usémosla para la paz.
Nunca vas a ganar del todo porque siempre va a haber problemas, pero nunca pierdes: si te levantas, nunca pierdes. El día que dejas de actuar, el día que dejas de ocuparte, ese día perdiste. Nunca dejemos de hacer lo que tenemos que hacer”.
Y en eso ando. Haciendo lo que el corazon y la razon me exige. Así he llegado hasta esta sede de CCOO. Agradecida por el reconocimiento, por el cariño. Por estar en contacto.
Gracias a Compromís y todos vosotros por acompañarme esta tarde.