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Los seis colegios públicos que conservan símbolos religiosos deberán retirarlos

El ministro de Justicia anuncia la retirada por ley cinco meses después de que elcolegio Macías Picavea quitara, por orden judicial, los crucifijos de sus aulas

El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, ha anunciado recientemente la intención del Gobierno de incluir en la Ley de Libertad Religiosa que se aprobará esta legislatura la obligación de retirar todos los símbolos religiosos que existan en colegios e institutos públicos, a excepción de aquéllos que tengan valor histórico, artístico o para el patrimonio.
 
En la provincia de Palencia, esta medida afecta al menos a seis colegios que mantienen crucifijos o imágenes religiosas en los edificios. El colegio Padre Honorato del Val, de Monzón de Campos, mantiene una imagen de Cristo en el pasillo, aunque todos lo consideran parte del mobiliario y nunca ha generado ningún tipo de polémica en la comunidad educativa. No es la misma situación que en el colegio Anacleto Orejón de Astudillo, donde el claustro de profesores exigió hace dos cursos a la dirección del colegio que se eliminara la gran cruz y la imagen del corazón de Jesús que preside el vestíbulo, pero se negaron a someter esta reivindicación al consejo escolar, ya que consideraron que se trata de una aplicación de la Constitución y, por tanto, los símbolos religiosos continúan en el edificio.
 
Un conflicto entre padres y profesores en el año 2007 fue protagonista de esta historia en el colegio San Agustín de Fuentes de Nava. El claustro de profesores acordó la retirada de los crucifijos de las aulas y posteriormente, con el apoyo del 80% de los padres que firmaron un escrito, se sometió a votación del consejo escolar, que por mayoría decidió la reposición de las cruces-
 
El colegio Alonso Berruguete de Paredes mantiene en sus muros varias cruces y el Virgen del Brezo de Santibáñez tiene una gran imagen de esta patrona de la comarca, que también da nombre al colegio, sin que en ningún caso haya ocurrido ninguna polémica. La opinión también ha sido siempre unánime en el colegio Carlos Casado del Alisal de Villada. Los crucifijos están en las aulas, pero todo el alumnado cursa Religión, por lo que es coherente.
 
En el resto de los colegios consultados por este periódico, todos aprovecharon reformas y obras para retirar los símbolos religiosos, aunque muchos los siguen utilizando en las clases de religión. Otros casos, como el colegio de Herrera, quitaron los últimos crucifijos hace dos cursos, sin polémica, a petición de un profesor, que fue respaldado por el consejo escolar.
 
El anuncio del Gobierno de divulgar la nueva normativa se produce cinco meses después de que un juzgado de Valladolid diese la razón al colectivo Asociación Cultural Escuela Laica (Acel) y obligase en un fallo sin precedentes en todo el país a la retirada de todos los símbolos religiosos que estaban en el colegio Macías Picavea de la capital vecina. En el auto, el juez señalaba entonces que la retirada de los símbolos religiosos de los espacios comunes «no supone que se vulnere el derecho de los alumnos del centro a recibir la enseñanza religiosa, por la que han optado voluntariamente y de sus padres a que así sea».
 
Deslinde
Ahora, el ministro Francisco Caamaño ha dicho que la «idea matriz» de este proyecto es que «haya un claro deslinde entre el fenómeno religioso y el espacio público y la laicidad del Estado». «Nuestra idea es que en los colegios públicos no exista ningún símbolo religioso, pero si resulta que hay una imagen que es patrimonio histórico y es un centro público, si tiene valor histórico-artístico, no podrá destruirse», argumenta.
 
Caamaño defiende la necesidad de «dar un paso adelante» en esta materia para evitar que exista «confusión entre las funciones públicas estatales y las religiosas», al tiempo que rechaza que el debate se limite a si los crucifijos o los belenes se retiran o no de los centros escolares públicos. «Hay que ir matizando», apunta.
 
En relación con la escuela concertada, el ministro admite que «el tema no es tan sencillo» y que se legislará en función de usos y costumbres y pautas de conductas. «Hay cosas que son perfectamente razonables en una sociedad como la española, donde el sentimiento religioso tiene un peso, una dimensión y donde se viven muchos elementos religiosos como los belenes», señala.
 
De igual modo, explica que el objetivo de esta ley no es evitar que «un alumno lleve un pequeño crucifijo», aunque matiza: «Todos sabemos que porque uno tenga una conciencia muy moderna y muy libre, eso no va a permitir a un niño, probablemente, ir desnudo al colegio y que diga que lo hace por su libertad de conciencia».
 
Con respecto a los comedores escolares, el Gobierno pretende regular que los niños de religión musulmana o judía puedan «comer de manera distinta» si así lo desean. «Yo no le puedo dar de comer distinto que a los demás porque éste es un servicio público para todos, pero al menos le puedo permitir bajo la responsabilidad de los padres que traiga su propia comida y se siente en el comedor escolar», dice Caamaño.
 
Próximo periodo
El proyecto de ley, que el Ejecutivo confía en remitir a las Cortes al inicio quizá del próximo periodo de sesiones, tendrá como objetivos, en palabras del ministro, «la igualdad, el reconocimiento de la libertad religiosa, la laicidad del Estado y la separación de funciones de la Iglesia y el Estado».
 
Tras apuntar que la sociedad española «ha evolucionado muchísimo» en materia de «sensibilidad religiosa» en los últimos años, el ministro destaca la necesidad de establecer «con prudencia y sensatez» un sistema que «reconozca esta pluralidad y trate a todas las religiones en igualdad», aseguró el ministro de Justicia.
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