El Kremlin y la Iglesia ortodoxa rusa han perseguido a decenas de religiosos que clamaron por la paz. Los tribunales eclesiásticos los privan de garantías
La Biblia dice “no matarás”, pero en los templos de la Iglesia Ortodoxa Rusa es obligatorio rezar por el triunfo de los invasores en la guerra de Ucrania. “Oh Dios, álzate en ayuda de tu pueblo y concédenos la victoria con tu poder”, dice laOración por el Santo Rus, una plegaria impuesta por el patriarca Kiril —el líder de la Iglesia en Rusia— a sus clérigos en cada misa desde 2022, el año en el que el Kremlin lanzó la invasión a gran escala del país vecino. Un desconocido sacerdote, Ioann Koval, se atrevió a sustituir la palabra “victoria” por “paz” y fue expulsado personalmente por el jefe supremo.