Don Felipe leyó un discurso en el IESE que supera con creces las expectativas de la CEOE y el propio Rajoy
Y es en este marco sectario en el que los cortesanos gubernamentales del Príncipe Felipe, heredero de una de las monarquías europeas que en estos momentos más hace aguas, le han escrito un discurso que entusiastamente ha leído y que por su contenido supera con creces la expectativas que la CEOE y el Gobierno de Mariano tenían depositadas en esa intervención.
“Nuestros salarios están mejorando”
Cuentan las crónicas que el Príncipe heredero en un encuentro con representantes de empresas estadounidenses en la sede de la citada escuela de negocios IESE, afirmó con ese desparpajo y esa impunidad que da saber que la crisis no va con ellos, que “nuestros precios y salarios están marcando el ritmo del retorno al sendero de la competitividad y, al mismo tiempo, nuestras familias están reduciendo sus niveles de deuda mientras mejoran su ahorro”.
Sacado a hombros
Para rematar su faena gubernamental de encargo tiró la casa por la ventana y como si de un vulgar director de La Razón se tratara, afirmó lo siguiente: “Nuestro Gobierno está introduciendo reformas muy profundas que deberían ponernos en camino de corregir los desequilibrios económicos que hemos acumulado en épocas recientes”. Dicho lo cual fue sacado a hombros por la concurrencia genovesa allí presentes.
Eufemismos gubernamentales
En realidad no nos deberíamos de sorprender por las palabras del heredero. Es sabido que la cabra tira el monte y en este caso además, de tal palo tal astilla. Lo que sí en cambio nos debería indignar es la naturalidad con la que hace suyo los eufemismos gubernamentales que desde La Moncloa se lanzan día y noche para confundir al personal.
Sueldos de miseria
Dicho de otro modo, el Príncipe no está en la nómina de Mariano. Más bien ambos están en la de los contribuyentes que sostienen con sus impuestos y sus salarios, muchos de ellos de miseria, sus desplazamientos , incluidos el que les ha llevado hoy a New York.
Dividir al personal
En fin , visto el patio y la prima de riesgo, no está la cosa para que la Casa Real con sus discursos divida al personal no sea que, al final, de tanto forzar las situaciones se les acabe aplicando un ERE y no precisamente de suspensión.