Si un trozo de madera con peluca como la Virgen del Rosario puede llevarse la medalla de oro del Ayuntamiento de Cádiz por petición popular, ¿por qué no puede hacerlo el Monstruo Espagueti Volador, “creador de la Tierra y de los grandes volcanes de cerveza”? De no ser así, estaríamos frente a un agravio comparativo entre la religión católica y el resto de fes de este mundo (y del que viene).
Por este motivo, los pastafarianos han lanzado una petición en Change.org para solicitar para el Creador Talleniresco la misma condecoración que se acaba de otorgar a la patrona de la ciudad, con los votos a favor de todas las formaciones políticas, excepción hecha de lo que queda de Izquierda Unida. La petición, impulsada por Félix Zacarías García Omella, lleva 890 firmas y -si hay justicia en este mundo- se convertirá en ley cuando alcance los 6.000 apoyos que llevaron en volandas a la virgen hasta los más altos honores del Consistorio gaditano.
Como sabiamente dice Juan Carlos Monedero, “en un mundo emancipado no habrá ni dioses ni vírgeneso habrá miles Pero mientras tanto, gobernamos para el pueblo que está ahí”. Y el pueblo también es pastafari. El Monstruo Espagueti Volador nunca abandona a un buen marxista.
El pastafarismo es una religión reciente pero pujante. Nació en 2005 precisamente para denunciar la intromisión de los movimientos religiosos en la enseñanza, la ciencia y la política de Estados Unidos. Países como Holanda, Nueva Zelanda o República Checa han reconocido el pastafarismo como religión. Los fieles del Monstruo de Espagueti con Albóndigas se distinguen por llevar un colador de pasta a modo de sombrero.
La petición en Change.org concluye con estas palabras:
“Entendemos que si desde unas instituciones públicas se favorece con honores a los símbolos o representaciones sagradas de una religión como la católica se produciría un agravio comparativo y acto discriminatorio hacia cualesquiera de las otras miles que existen incluida la nuestra si elevando a la alcaldía una solicitud en idénticos términos que la de los católicos esta fuera rechazada.
Es por ello que atendiendo con respeto a nuestra fervorosa fe y buen hervor tallarinesco, con su sazonado condimento, honre Kichi a Monesvol lustrando sus dos albóndigas con la medalla de oro de Cádiz”.
Ramén.