Percepción sobre las actuales agendas políticas en materia de laicidad
El poder de las religiones y complicidades políticas
INFORME SEPTIEMBRE 2017
Francisco Delgado
Presidente de Europa Laica
Aclaración previa
Dada la compleja situación que durante estos días de septiembre de 2017 se está dando, tanto a nivel político, como social, fundamentalmente por la complejísima “cuestión catalana”, pero también como consecuencia de graves temas, como la corrupción política y la retahíla de asuntos muy importantes que están por resolver y a las que hay que dar solución inmediata, además de la existencia de un enorme frentismo político, alejado de todo consenso, no parecería que era el momento más adecuado para dar a conocer este informe, es decir, hacer una reflexión, sobre la postura de los partidos políticos del ámbito parlamentario estatal, ante una cuestión que lleva esperando casi 40 años, como es la necesaria construcción del Estado laico.
Pero después de analizarlo escrupulosamente, he llegado a la conclusión de que siempre es un buen momento para hablar de laicismo y laicidad, es decir de democracia, de derechos, en especial del derecho a la libertad de pensamiento y de conciencia.
En este informe trato de emitir opinión, hacer reflexiones, ofrecer datos y, sobre todo, manifestar mis propias conclusiones y percepciones, basándome en hechos constatados.
Índice
1– Reseña del marco histórico a tener en cuenta (hechos más significativos) – -Secularización sociedad. Recuadro con datos sobre el grado de religiosidad sociedad española | Página 3 |
2– Laicismo, frente al potente poder de las religiones, en la actualidad – (Con una muy breve referencia a la situación internacional) | Página 4 |
3– Cuestiones más urgentes que se deberían de tramitar para iniciar la construcción del Estado laico. | Página 9 |
4– El estado de la cuestión, la agenda política, a septiembre de 2017 | Página 10 |
5– Conclusión | Página 18 |
Abrir el PDF con el Informe completo: LOS PARTIDOS POLITICOS Y EL PROCESO HACIA UN ESTADO LAICO
Recogemos aquí una selección de tres apartados del citado informe:
Política y religiones
Las cúpulas y líderes de todas las religiones oficiales buscan y luchan por obtener poder político. Les da igual la ideología de los partidos en cada momento, se adaptan a todo.
Pugnan, entre ellas, por espacios de poder, incluso a veces de forma violenta. Tratan de colocar a sus “peones político-religiosos” en los Parlamentos, en los Gobiernos y en el ámbito judicial.
Todas las religiones promueven la privatización de los Servicios Públicos, para hacerse cargo de ellos (es decir gestionarlos a su antojo, pero con dinero público), sobre todo en los ámbitos de la enseñanza, los servicios sociales a la comunidad, la sanidad, la cultura y el patrimonio e, inclusive, el turismo. Ya no digamos las inmersiones en el mundo financiero.
Con todo ello obtienen recursos para otros menesteres, esencialmente hacer sustanciosos negocios ideológicos y mercantiles.
Tratan de no pagar impuestos y de manejar dinero negro, generalmente procedente de diversidad de grandes y pequeñas donaciones, del cual el Estado (Hacienda) no les exige información y transparencia, como lo hacen con cualquier entidad privada no religiosa a la que el Estado subvenciona. De ahí la opacidad en la que están las cuentas de las confesiones religiosas, en general y la de la Iglesia católica en particular.
Pero son las personas que se dedican a la política en un porcentaje considerable y las cúpulas de sus partidos respectivos, muy generalizadamente, los promotores y cómplices a la hora de decidir el compartir con las religiones el poder y otorgarles privilegios:
Una parte de estas personas dedicadas a la política profesional pertenecen a esos ámbitos religiosos (son esa legión de “peones político-religiosos” antes señalados); otros y otras políticas lo hacen por comodidad (siempre fue así, es una “tradición” popular…); o por una errónea visión de electoralismo; incluso por incapacidad manifiesta o por temor…, también los hay, porque les va “la marcha”, es decir, el boato litúrgico y hasta hay quienes “buscan un lugar en el paraíso” si cumplen con preceptos religiosos, desde el ámbito público….
Los objetivos políticos de los partidos que se convierten en cómplices de esta situación, son diversos, cito sólo tres: 1-La finalidad de que las religiones compartan con el poder político una misión de “control social”; 2-para contar con las religiones y sus asociaciones y congregaciones a la hora de privatizar algunos servicios públicos, entre ellos, la enseñanza y los servicios sociales; y, por supuesto, 3-para conseguir puñados de votos… les da igual la religión que sea, con tal de conseguirlos.
Y ello a sabiendas de que -en muchos casos- incumplen la Constitución y pueden cometer supuestos delitos políticos de diverso calado.
En el fondo y en la forma, desde una parte de la política se aboga incluso por un determinado Estado laico, pero “bajo la protección de Dios… o una virgen, o un santo o cualquier deidad” y que cada cual elija lo que más le interese.
Corporación católica
En la actualidad, a pesar de que la Constitución española de 1978 proclama (aunque deliberadamente, de forma ambigua) la “no confesionalidad del Estado” la realidad, casi 40 años después, es que con una total complicidad de los partidos políticos que han ostentado mayorías hasta hoy (en los ámbitos local, territorial y estatal), el poder de la Iglesia católica en España es enorme. Incluso ha aumentado en algunos ámbitos, desde 1975 hasta hoy, como iremos viendo.
¿Cómo se justifica esta afirmación?, entre otras cuestiones, porque es la mayor corporación “religioso-empresarial” propietaria de terreno rústico y urbano, además de patrimonio suntuario, después del Estado; porque se le ha permitido, desde 1946 hasta 2015, que pudieran registrar a su nombre miles de edificios, plazas, ermitas, iglesias (generalmente públicos, aunque también privados) sin tener títulos de propiedad y con ello aumentar ese patrimonio; pero es que, además, disfruta de enormes privilegios económicos, tributarios, simbólicos y en materia de enseñanza y servicios sociales… y porque gestiona innumerables empresas mercantiles de todo tipo y no sólo del gran negocio de la caridad…
Otras corporaciones religiosas
A pesar de lo que pregonan diversos líderes religiosos, en la actualidad rozan el millón y medio, las personas que se declaran seguidoras de otras religiones u opciones espirituales, no católicas, según el CIS y otros estudios, que se viene constatando mes tras mes.
Sin embargo los líderes de todas las religiones aumentan considerablemente las cifras de forma exagerada, con el fin, entre otros, de tratar de conseguir algunos de los privilegios de los que disfruta la Iglesia católica en España. Eso sí, ya cuentan con unos 7.000 centros de culto y recogimiento, algunos de ellos financiados -en parte o totalmente- por el Estado en sus varios niveles, ya sea a través de cesión de suelo o de otras ayudas varias.
Por ejemplo, el imán Riay Tatary, presidente de la “Comisión Islámica de España” habla de unos dos millones de musulmanes de las diferentes corrientes, los distintos grupos evangélicos dicen contar con 1,5 millones de seguidores, las comunidades cristianas ortodoxas dicen ser medio millón, los Testigos de Gehová dicen contar con más de cien mil, los budistas unos 80.000… y así sucesivamente, cuando entre todos, según el CIS y otros estudios, no pasan del 3% la población española quienes dicen profesar otra religión diferente a la católica, es decir alrededor de 1,5 millones, como antes comentábamos.
Aprovechando esta situación, casi todo el arco político utilizando diferentes estrategias, tratan de avanzar hacia una especie de Estado multi-religioso o de laicidad que denominan como positiva, con la finalidad última de taponar -de forma deliberada- todas las opciones posibles que nos pudieran conducir a construir un Estado verdaderamente laico, es decir un sistema político de convivencia, que respete todas opciones no religiosas, así como las religiosas y sus diferentes liturgias, actos y manifestaciones individuales o colectivas, desde una posición de estricta neutralidad.
Algunas de estas opciones religiosas (sobre todo las que se denominan como de “notorio arraigo” (iglesias evangélicas, comunidades judías y musulmanas), gracias a unos “Acuerdos de cooperación” firmados en 1992, cuentan (ya) con algunos privilegios económicos, tributarios, societarios, así como beneficios particulares y colectivos relacionados, algunos, con “los acomodos razonables”, así como en materia de Enseñanza y servicios sociales a la comunidad. Sin llegar, claro, a los enormes privilegios de los que disfruta la Iglesia católica.
Todas las religiones cuentan con un registro específico en el Ministerio de Justicia, al margen de la Ley de Asociaciones (de 2002), en mi opinión, este registro es anacrónico y, en parte, pernicioso. Porque como muy bien argumentaba Gonzalo Puente Ojea “las religiones son meras asociaciones de creyentes” y, por lo tanto, deberían de acogerse a la leyes y al derecho y obligaciones societarios, al igual que cualquier otro tipo de Asociación.
Hecho que no ocurre. Cuentan con un trato especial y privilegiado por parte del Estado y de las instituciones. Entre otras (y como ejemplo) las cuestiones relacionadas con la Protección de datos, que están al margen del registro y control (incluida la seguridad) que se les exige al resto del tejido social organizado. Ya no digamos si nos referimos a cuestiones económicas, patrimoniales y tributarias, que disfrutan de regímenes especiales.
Además, el Ministerio de Justicia ha creado el “Observatorio del pluralismo religioso” y ha institucionalizado la Fundación “Pluralismo y Convivencia”, en mi opinión otro error político administrativo, que vulnera la laicidad del Estado.
Ejemplos de camino hacia el multi-confesonalismo, en los ámbitos local y territorial
En Catalunya y Euskadi existe, desde hace algún tiempo (también en otros territorios y municipios, aunque de forma incipiente, todavía), una corriente institucional y política de tratar de fomentar el “pluralismo religioso”, y, para ello, se diseñan normas para la cesión de suelo público para que se instalen centros de culto y de difusión y propaganda, se organizan mesas de debate institucionalizadas, rituales y asambleas de carácter público.
Concretamente, en el marco simbólico del “Parlament de Catalunya” y con asistencia de su presidenta, portavoces de los grupos parlamentarios y de otros diputados y diputadas varios, así como representantes del Gobierno catalán, se acogía y daba fe, institucionalmente, en el mes de febrero de 2017, de la presentación del documento: «El hecho religioso en la Cataluña del futuro. Derechos humanos, reconocimiento y cooperación”, elaborado por líderes de diferentes religiones, incluida la católica (como si ésta no tuviera otros foros). Ante la contestación argumentada y la queja de Catalunya Laica-Europa Laica, no hubo respuesta institucional y política alguna, por parte de la mesa del Parlament. Curioso, verdad.
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3-Enumeración de las cuestiones más urgentes que se deberían de tramitar a nivel estatal, para iniciar la Transición, después de 40 años de democracia formal y así, poder avanzar, poco a poco, hacia la construcción de un Estado laico.
Listado:
- Acuerdos con la Santa Sede de 1979 y Concordato de 1953 (denuncia y derogación definitiva, de unos Acuerdos que -jurídicamente- no deberían de ser considerados como internacionales, y que son un gran lastre para la democracia, para el sistema educativo y de dudosa constitucionalidad, por el principio de la igualdad de todos ante la Ley, entre otros.
- Ley de Libertad religiosa de 1980 (sustitución por una Ley de Libertad de Conciencia)
- Revisión y derogación de los Acuerdos con las diferentes religiones de 1992.
- Financiación: Que en la Declaración de la Renta no aparezca ninguna casilla a través de la cual se financie la Iglesia católica u otras entidades de interés social.
Hay que exigir que las religiones se autofinancien.
- Eliminación de la Ley de Mecenazgo, de la Ley de Régimen local y de otras normas, aquellos privilegios tributarios de los que gozan las religiones, asociaciones, fundaciones y órdenes religiosas en general.
- Hacer un censo que sea público de los bienes de la Iglesia católica y de otras religiones
- Enseñanza: Sacar la religión confesional del Sistema Educativo y eliminar los conciertos con los centros educativos ideológicos (religiosos y de otra naturaleza).
- Elaborar un urgente protocolo civil para que los responsables públicos no juren o prometan delante de símbolos religiosos; no asistan -en función de su cargo- a actos litúrgicos y religiosos; para que los funerales de Estado sean civiles; para que desaparezca de los edificios públicos (o de gestión privada, pero de financiación pública), toda simbología religiosa.
- Anulación de todos los actos registrales (in-matriculaciones) hechas por la Iglesia católica, desde el año 1946, hasta 2015, cuando fue modificada la Ley Hipotecaria y su Reglamento.
- Que las religiones se rijan jurídicamente por la Ley Orgánica de Asociaciones de 2002.
- Que se derogue o modifiquen los artículos 522 a 525 del Código Penal, que tipifica, como delito las supuestas ofensas a los sentimientos religiosos en relación con sus actos o ceremonias.
- Revisión del artículo 143 del Código Penal, que limita la posibilidad una buena muerte.
En la actual legislatura, por parte de diversos grupos parlamentarios del Estado español (sobre todo por parte de Unidos-Podemos, Compromís, PSOE y ERC) se han tramitado diversas iniciativas parlamentarias relacionadas, con: -La denuncia de los Acuerdos con la Santa Sede; -la cuestión de la Enseñanza, para sacar la religión confesional del currículo o, simplemente, se le quite peso a la religión; -para que la Iglesia católica pague el IBI; -para que se haga un listado de las in-matriculaciones hechas por la Iglesia católica, pero sólo desde 1998; para que se tramite una Ley de libertad de conciencia (y religiosa-?-); y -para eliminar la financiación, vía, IRPF de la Iglesia católica.
Algo es algo, pero por ahora, son simples trámites, la mayoría de ellos aprobados o debatidos, como preguntas e interpelaciones, como mociones o proposiciones no de Ley… en el Congreso y en el Senado… pero sin que haya, hasta ahora, compromisos por parte de la mayoría parlamentaria que la ostentan el PP, Ciudadanos, nacionalistas… etc.
Y, los peor, es que no haya, por parte de los grupos políticos proponentes, una fuerte presión dentro y fuera del Parlamento, sobre todo por parte de sus líderes.
Por ejemplo, en el debate de la Ley orgánica de los presupuestos generales del Estado de 2017, no se presentó enmienda alguna para que se suprimiera la casilla del Impuesto de la Renta, momento que, en mi opinión, era idóneo dentro de los Anexos.
Seguramente en los próximos meses, si continúa la legislatura, se debatirán los Presupuestos para el 2018. Habrá que esperar para ver qué pasa.
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5-Conclusión:
Durante esta legislatura, dure lo que dure, en mi opinión, NO se van a dar avances legislativos a favor de la laicidad, tampoco sobre cuestiones de carácter simbólico a nivel local, territorial o estatal, que no necesitan modificaciones legislativas, tan sólo con cumplir la Constitución sería suficiente.
No ya sólo por el actual juego de mayorías y minorías en el Congreso (que está claro), sino porque los propios grupos parlamentarios de la oposición al actual Gobierno y los partidos que los sustentan, al menos aquellos que podrían propiciar algunas iniciativas mantienen cierto debate interno en esta materia, además de que están en juego “intereses electoralistas” en mayor o menor grado.
En la actualidad es una evidencia, que no hay voluntad política para abordar este tema por parte de una mayoría de los diputados y diputadas (PP, Ciudadanos, nacionalistas…). También porque las iniciativas que presenta la oposición, hasta el día de hoy, además de tibias, buscan más el oportunismo y la confrontación que el consenso, para tratar de negociar o explorar algunas posibilidades. El único acercamiento (muy tímido) que se ha producido, ha sido con la cuestión de las in-matriculaciones, que el Gobierno del PP, se ha comprometido a hacer un censo, pero desde 1998. Y ya veremos en qué queda el tema.
Es cierto que padecemos un panorama político muy convulso, complejo, frentista y ello no ayuda. Además de que algunos de los máximos responsables políticos (entre los que llevan diversidad de compromisos electorales a favor del Estado laico) en privado opinan “que en estos momentos existen otras prioridades políticas por encima de la LAICIDAD”.
Para rebatir esta postura pacata (o electoralista) que se mantiene (como torticera excusa) en el marco legislativo, sólo tenemos que observar que en los ámbitos donde gobiernan o gozan de mayorías, como es en muchos Ayuntamientos, Diputaciones, Cabildos y Comunidades Autónomas, apenas existen iniciativas políticas e institucionales de carácter laicista, al menos en aquellas competencias que no son materia legislativa estatal.
Aunque para ser totalmente justos hay que indicar que existen pequeños gestos simbólicos a niveles locales y territoriales que a veces chocan con las leyes estatales, como las relacionadas con la cuestión tributaria, las in-matriculaciones o la Enseñanza. E, incluso, algunas de esas iniciativas y actitudes políticas de carácter laicista minoritarias, no ya sólo chocan con la derecha política más ultramontana y con una parte de la ciudadanía de ese municipio o entorno territorial, sino -en ocasiones- con la oposición de los “aparatos” de sus partidos respectivos.
Y para terminar, afirmar que el hecho de que los “principios democráticos” como es el proyecto laicista sigan en 2017 en un segundo o tercer plano de prioridades políticas, mientras que se sigue siendo cómplice de los privilegios de las religiones o, incluso, se hayan aceptado y sigan vigentes (en las leyes actuales) algunos de sus dogmas, no nos conduce nada más que a la injusticia y a propiciar fanatismos, en mayor o menor grado.
Ante este panorama muy poco alentador, desde el punto de vista de la política, que espero cambie en las próximas décadas por el bien de la democracia y del Derecho, sólo cabe generar estados de opinión favorables, para ello la movilización ciudadana, la formación, la denuncia…son elementos fundamentales. Y ahí Europa Laica con su proyecto laicista es (debería ser), no me cabe la menor duda, un factor clave en el futuro.