Ocho de cada diez euros obtenidos por IRPF se dedican a pagar los sueldos de los curas. La tele episcopal se lleva unos diez millones anuales y Cáritas apenas seis, según la propia Memoria de la Conferencia Episcopal Española
El dinero aportado a la cadena, que tiene un 2% de audiencia, coincide con la deuda acumulada de la misma en los últimos años, que asciende a 82,4 millones de euros
Los datos los ofrece la propia Iglesia, que en esta ocasión ha encargado a PriceWaterhouseCoopers una auditoria, pero no pasan ningún control público pese a que el dinero sí lo es
Los ciudadanos pagamos la televisión de los obispos españoles. Esta podría ser una de las conclusiones después de cotejar los datos de las últimas memorias que la Conferencia Episcopal elabora en los últimos años para explicar a qué dedica el dinero que recibe a través de su singular casilla en la declaración de la Renta (no hay otra institución en España que tenga una similar). La equis le permite obtener el 0,7% de los impuestos de los españoles que la marcan. El año pasado recaudó por esa vía 268 millones, según sus cuentas.
El informe correspondiente a la renta de 2018, que se entregó a los medios hace diez días -y que este jueves se presenta en sociedad en la sede de la Fundación Pablo VI-, muestra cómo los obispos tuvieron un superávit de casi 16 millones de euros, de los que 11 fueron íntegramente a la televisión episcopal, como “Aportación a fondos propios TRECEtv” (tabla abajo). Una aportación que viene siendo similar (alrededor de 10 millones de euros) en los últimos ocho años, y cuyo importe total corresponde a la deuda total de la cadena: 82,4 millones de euros. Los datos salen de los informes que encarga la Iglesia a empresas auditoras, ya que sus ingresos y gastos no están auditados ni fiscalizados por ningún organismo público.
La Iglesia financia parte del presupuesto de Trece Tv gracias al dinero que Hacienda da a la Iglesia y que se detrae del total de los impuestos que deberían ir al Presupuesto del Estado, como resultado de uno de los privilegios de la Iglesia española, que se financia en parte por el erario público. Desde 1987, la institución eclesiástica cuenta con una casilla en el IRPF, que hasta 2007 le otorgaba el 0,52% de los impuestos de los ciudadanos que la marcaban, momento en el que se incrementó hasta el 0,7% (a cambio de que la Iglesia renunciara a un complemento presupuestario), con el Gobierno Zapatero.
La cifra que aporta a su televisión -criticada incluso por sectores de la Iglesia de base por su identificación política con la derecha política-, con apenas un 2% de audiencia, es muy alta sobre todo si se compara con la “Aportación extraordinaria Cáritas diocesanas”, una cantidad que los obispos comenzaron a aportar a la ONG de la Iglesia en 2010, con motivo de la crisis, y que el año pasado ascendió a 6,2 millones, la mitad de lo que destinan a Trece Tv, una cadena deficitaria y que, desde su nacimiento, acumula prácticamente diez millones de euros de deuda anual.
Con todo, la práctica totalidad del dinero de la Renta, casi el 90%, se destina al pago del sueldo de los 17.754 curas y las 23.021 parroquias, a través de dos apartados. El “Envío a las diócesis para su sostenimiento” se llevó 202 millones, mientras que la “Seguridad Social del Clero” arrancó 17,6 millones. Y es que los curas no cotizan, sino que en la práctica, actúan como autónomos, pero la cuota la paga la jerarquía.
El Estado financia el sueldo del clero
¿Qué supone esto? Que, en la práctica, el Estado financia el sueldo del clero católico (unos 900 euros al mes -14 mensualidades-) y de la jerarquía (1.250 euros), que además tienen casa y, en muchos casos, coche gratis. La partida de los obispos, sin embargo, va por otro lado: el año pasado se destinaron 1,5 millones a las “retribuciones” de los prelados.
El grueso del dinero, explican los obispos, se envía directamente a las diócesis “para la realización de sus actividades pastorales”. ¿Qué quiere decir eso? Exactamente, que el dinero de los impuestos de los ciudadanos que así lo deciden se dedica a pagar el salario de curas y obispos.
El resto de la recaudación vía IRPF, siempre según la Memoria, a Cáritas (6,2 millones), centros de formación (5,2 millones) o campañas de publicidad, en las que los obispos gastan prácticamente cinco millones de euros, pocos menos de lo que dan a Cáritas.
La “Rehabilitación y construcción de templos” se llevó 3,5 millones (la reparación de catedrales o bienes corren a cargo del Estado, aunque es la Iglesia la que cobra las entradas), mientras que “el funcionamiento de la estructura de la Conferencia Episcopal” se llevó 2,2 millones de euros, 400.000 menos que el año pasado. Otro medio millón se envía a la Santa Sede, que decide su destino sin informar del mismo.
Pese a estas cifras, los obispos sacan pecho y aseguran, con los datos de su Memoria (auditados por PriceWaterHouseCoopers), que la Iglesia ahorra “decenas de miles de millones de euros al Estado” por su actividad educativa, cultural y asistencia, según declaraba el gerente de la CEE (y presidente de Cope, Fernando Giménez Barriocanal). Sostienen que solo por tener abiertos los miles de templos en España la Iglesia paga 700 millones en impuestos.
Dinero sin control… además de la Renta
Al margen de la casilla, y junto al dinero recibido por parte de las Administraciones, para elaborar el ‘presupuesto’ de la Iglesia española (que asciende a 924 millones de euros), la Iglesia recibe una cantidad sin control, que estima en 320 millones de euros, en concepto de “Aportaciones voluntarias de los fieles” (los famosos donativos), protegidas por los Acuerdos Iglesia-Estado. Una cantidad que podría ser mucho mayor, pues sólo se contabilizan los donativos que cada sacerdote consigna en sus libros de cuentas, y no los que recibe en especie o guarda para sí.
Del mismo modo, los obispos se llevan otra tajada libre de impuestos, y también blindada por el Concordato: la consistente en “Otros Ingresos Corrientes”. Esto es: pagos de expedientes matrimoniales o de Bautismo, estipendios de misas, etc…, que el año pasado supusieron 212,8 millones. En total, 533 millones de euros, más de la mitad del ‘presupuesto’ de la Iglesia española.