Sostienen que es una cuestión «fuera de debate» porque es una práctica aceptada por la Iglesia
Los obispos gallegos aceptan la cremación como alternativa al enterramiento sin ninguna duda, ya que esta práctica está recogida en el Código de Derecho Canónico: "La iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos, sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana" (Título III: De las exequias eclesiásticas. Artículo 1176, párrafo 3º). No ocurre, por tanto, como en otras comunidades autonómicas como es el caso del Principado de Asturias, donde esta alternativa a la inhumación tiene sus partidarios y sus detractores dentro de la propia Iglesia.
Con el Código en la mano, el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez Monge, afirma, rotundo: "La incineración es inopinable". Monseñor Sánchez añade que en algunos casos, como en épocas de epidemias y grandes mortandades, es incluso recomendable "por cuestión de higiene".
En similares términos se expresa José Diéguez Reboredo, obispo dimisionario de la Diócesis de Tui-Vigo: "La Iglesia prefiere el enterramiento, pero también autoriza la incineración".
El vicario general del Obispado de Ourense, José Estévez Armada, entiende que el enterramiento está más acorde con la tradición de la Iglesia, pero que la incineración está igualmente aceptada y que incluso existe un ritual de exequias para acompañar la misma incineración y celebrar la eucaristía con la urna y las cenizas. "La Iglesia recomienda que las exequias se celebren antes de la incineración, con el cuerpo presente", explica.
Sobre el destino que han de darse a las cenizas, que la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) quiere regular en un código de ritos funerarios católicos –prohibiendo prácticas como su esparcimiento o su depósito en domicilios particulares–, los obispos gallegos reconocen que la doctrina cristiana establece que el lugar para que reposen es terreno sagrado. "La Iglesia siempre ha honrado el cadáver porque es el templo del espíritu santo y por eso se le rocía con agua bendita e incienso", recuerda monseñor Sánchez, quien aprueba la decisión de la CEI de elaborar este código de ritos. "Esto puede evitar su uso indebido y conflictos familiares", explica.
En este sentido, Alberto Cuevas, prelado de honor de Su Santidad, asegura que la decisión de llevarse las cenizas a casa ha ocasionado más de un problema familiar en Vigo. "Lo ideal es que las cenizas estén en un lugar público, donde todos puedan honrarlas, y que no se conviertan en fuente de conflicto familiar", asevera el párroco de La Soledad, para quien la cremación es una alternativa "muy respetable".
Aunque recuerda que la Iglesia aconseja que los restos descansen en terreno sagrado, monseñor Diéguez no censura que las cenizas sean esparcidas. "Las cenizas merecen respeto y el respeto es de cada uno. Para unos puede ser conservarlas en un lugar decente y para otros esparcirlas", afirma.