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La dirección de Riaumont estaba en manos del padre Albert Revet, un religioso integrista, obsesionado con las cruzadas y con el nazismo.
Durante seis décadas, entre 1960 y 2019, cientos de niños fueron sometidos a trabajo esclavo, sufrieron todo tipo de violencia, incluso sexual, por los curas fundamentalistas católicos que regían el internado de Riaumont, en Liévin, en el departamento de Pas-de-Calais.
El Estado francés financió la construcción y el mantenimiento de los edificios, así como los salarios de los profesores, y los niños estaban bajo la tutela de la Direction départementale des affaires sanitaires et sociales, los servicios sociales franceses, aunque la dirección de Riaumont estaba en manos del padre Albert Revet, un religioso integrista, obsesionado con las cruzadas y con el nazismo, que hasta su muerte, en 1986, fue el dueño y señor de las almas y de los cuerpos de niños de seis a dieciocho años.
En 1979, los servicios sociales constataron malas condiciones de alimentación y de higiene, así como numerosas denuncias de malos tratos, y decidieron cerrar el centro en 1982, pero este siguió organizando campamentos de scout, acogiendo también a niños refugiados, en especial del sudeste asiático, e incluso, tras la muerte de Revet, logró reconvertirse en Escuela Secundaria Técnica, con otro fundamentalista católico al frente, el padre Argouarc’h, que funcionó hasta 2019.
La periodista Ixchel Delaporte investigó durante varios años lo que pasaba en Riaumont, recogiendo decenas de testimonios de este internado que tenía mucho de reformatorio, ya que en el internaban a niños y adolescentes de familia desestructurada, y también de secta fundamentalista, conectada ideológicamente con la extrema derecha, incluso a nivel europeo, especialmente con otras comunidades similares de Bélgica y Alemania.
Delaporte plasmó su investigación en el libro Les enfants martyrs de Riaumont: Enquête sur un pensionnat intégriste, en el que hace un descenso al infierno por el que pasaron cientos de jóvenes, bajo la tutela de un estado francés que los dejó a merced de una pandilla de curas sádicos, que los golpeaban sin piedad y les hacían trabajar hasta desfallecer, y pedófilos, como recogen varias de las declaraciones de aquellos niños y niñas -ellas entraron en Riaumont en 1982, curiosamente cuando los servicios sociales ya habían detectado los abusos-.
La propia Ixchel Delaporte señalaba en una entrevista que “tras un importante número de denuncias presentadas, en 2013 se abrió una investigación que condujo a la acusación de once personas por violación, agresión sexual y malos tratos. La comunidad acabó sufriendo un cierre administrativo en 2019. Sin embargo, los niños sufrieron durante casi sesenta años. Hubo un suicidio en 2001 y el caso se cerró. Cada uno tiene su parte de responsabilidad en este asunto.”
En 2024, junto con Remi Benichou, Delaporte dirige el documental Les enfants martyrs de Riaumont, que se puede ver en abierto en la cadena ArteTV.