El último Viernes de Cuaresma como viene siendo habitual en esta comunidad castrense de Tenerife los niños que se están preparando para recibir la primera comunión, es en este viernes cuando reciben su segundo sacramento, el de la Penitencia, alegría o confección.
Esta comunidad le da un aire de fiesta a este sacramento, pues partiendo de la parábola del hijo pródigo y viendo como este padre perdona y luego organiza una fiesta, nos dio a nosotros pie para hacer lo mismo con nuestros niños.
El acto comenzó con un canto alegre. Leída una monición de entrada, se pasó a escuchar el Evangelio del hijo pródigo y después de explicarlo a los niños y padres se pasa al acto penitencial y al sacramento donde niño a niño van pasando por nuestro páter Marcos J. Albertos, y cuando terminan, como gesto se deja en una hoja escrita con sus faltas, errores o pecados, para al terminar prenderle fuego a todas sus hojas y hacerles ver como el fuego consume esos papeles. Dios también consume nuestros pecados borrándolos como el papel convierte en ceniza el pecado también.
Terminando esta parte, los niños reciben la vela bautismal y se hacen las promesas bautismales que terminan en la pila del bautismo con sus padres recibiendo la Bendición de la Iglesia y el compromiso cristiano de los padres de seguir formándolos, junto a la pila bautismal y se termina con la oración del Padre nuestro y la Acción de Gracias, entregándole un Rosario a las madres y el Santo Evangelio a los Padres, para que por la oración y la palabra sigan formando a sus hijos, y desde allí pasamos al ágape que tuvimos padres y niños en el bar de la comandancia de la Guardia Civil.
COMENTARIO: La espeluznante denominación de “niños castrenses” hace temer que sean víctimas de un doble adoctrinamiento: el religioso y el militar. No olvidemos, como adoctrinamiento militar, los “materiales didácticos” que el Ejército ofrece a los niños en su web.