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Los musulmanes negocian ajustar el horario laboral a un Ramadán estival

Muchos obreros islámicos en Catalunya pactan salir una hora antes y renuncian al tiempo de la comida La coincidencia del mes de ayuno con los largos días de verano afecta a 80.000 trabajadores

Barcelona. Cuatro de la tarde. El sol cae a plomo sobre un chaflán en obras del Eixample barcelonés donde una cuadrilla de albañiles marroquís trabaja en las obras de la calzada. Bajo un calor asfixiante como el de ayer, el trabajo es durísimo. Sin embargo, todos reconocen que a partir del viernes «será mucho más difícil». No solo habrá que seguir dándole al pico y la pala bajo un sol inclemente, sino que, además, deberán hacerlo en ayunas: sin comer y, lo que es peor, sin poder beber ni una gota de agua para refrescarse. La razón es que este fin de semana, el viernes o el sábado, se inicia el Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes, que por caer este año en pleno verano va a convertirse en una prueba de fe especialmente dura.

Durante este periodo, los musulmanes no pueden beber ni comer desde la salida hasta la puesta del sol. Cuando el Ramadán es en invierno, al haber menos horas de luz y no hacer calor, el ayuno es más fácil de sobrellevar. Sin embargo, en verano, con jornadas de casi 14 horas de sol y con un calor sofocante, el cumplimiento del ayuno es más complicado. Una dificultad que se incrementa en el caso de aquellos musulmanes que residen en territorios no islámicos. Es el caso de Catalunya, que cuenta con unos 80.000 trabajadores de esta religión. En total, en territorio catalán residen 320.000 seguidores de la fe islámica.

SUDOR EN LA ZANJA / El advenimiento de este mes sagrado ha llevado a cientos de trabajadores musulmanes, ya sea por su cuenta o con la mediación de asociaciones y sindicatos, a pedir ajustes horarios para poder compaginar el trabajo y el respeto a su tradición religiosa. Sobre todo, para hacer más soportable el trabajar sin beber bajo este intenso calor. Es el caso de la cuadrilla de albañiles marroquís. «Hoy, con el calor que ha hecho, una garrafa de ocho litros de agua no nos ha durado ni 40 minutos. Imagina cuando con el Ramadán no podamos beber», dice Salim, uno de los operarios.
¿Cómo van a resistir jornadas de ocho horas trabajando bajo el sol y sin beber? «Pues aguantaremos. Hay que trabajar y cumplir con la religión. Lo de no comer no es problema. A eso se acostumbra uno a los tres días. Lo difícil es estar sin beber con este calor», comenta Salim.

En la zanja, Mohamed, otro albañil que acarrea una carretilla y que debe limpiarse los chorros de sudor que le caen por la cara, comenta: «Los jefes nos permiten trabajar del tirón durante esos días. Así, no paramos la media hora del almuerzo ni la hora de la comida, las sumamos y acabamos hora y media antes».

Como en su caso, muchas empresas que emplean a musulmanes llegan a pactos para que el Ramadán no incida en la productividad. De hecho, ayer, el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas en España, Riay Tatary, hizo un llamamiento a los empresarios españoles a que permitan a sus empleados musulmanes finalizar su jornada laboral una hora antes de la puesta de sol para que esas personas puedan estar en sus casas con sus allegados en el momento de la ruptura del ayuno.

MEDIACIÓN SINDICAL / Además, sindicatos como CCOO y entidades como la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí han mediado entre trabajadores musulmanes y los gestores de las empresas donde trabajan para alcanzar pactos sobre ajustes de horarios que permitan conciliar el trabajo con la práctica religiosa. «Hemos logrado que a gente que trabajaba en turno de noche se la pase al turno de mañana», dice Mohamed Alami, presidente de la entidad, que destaca: «Una mayoría de empresas acceden; luego hay otras a las que les es imposible, y una minoría que rechaza de plano cualquier cambio».

En realidad, esa petición ya está recogida por la ley. En el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España, firmado en 1992, ya se establece que, previo acuerdo con los empresarios, los musulmanes tienen derecho durante el Ramadán a concluir una hora antes su jornada laboral a cambio de recuperar ese tiempo de trabajo.

«Lo que no es razonable es que haya una ley española, firmada por el rey de España, que ampara esa demanda de los musulmanes en el Ramadán, y que no se aplique», denuncia Taufik Chedadi, eximán y experto en teología islámica.

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