La laicidad del Estado y los derechos fundamentales de las mexicanas, consagrados en los artículos 1 y 4 de la Constitución, se encuentran en grave riesgo, por la negativa de las y los médicos “objetores de conciencia”, quienes se convierten en jueces de sus pacientes en casos de aborto, coincidieron especialistas en medicina y derecho.
Durante el foro: “Estados laicos, derechos reproductivos y objeción de conciencia”, realizado en la facultad de medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las y los especialistas afirmaron que los médicos no tienen ningún derecho a convertirse en jueces de las mujeres, tal como sucedió en el caso de las 7 mujeres acusadas de aborto en Guanajuato.
Marisa Belausteguigoitia, directora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG), informó que la objeción de conciencia debe ser una figura individual, pero a pesar de ello lo que están haciendo en hospitales como el de Nutrición del Distrito Federal, es declararse objetores de conciencia, lo que es sumamente grave.
La doctora Rafaella Schiavon, directora general de Ipas México explicó que la objeción de conciencia se traduce en la negación de derechos y no puede decretarse de manera masiva, “es personal, una institución no tiene conciencia”.
Dijo que cuando el personal de salud invoca este precepto, también tiene la responsabilidad de canalizar a la paciente con otra persona no objetora de conciencia para que reciba el servicio requerido.
En opinión de Juan Antonio Cruz Parcero, doctor en Derecho aseguró que la vida de las mujeres está en riesgo cuando las y los médicos anteponen la objeción de conciencia, así como las reformas realizadas en 17 estados de la república que protegen la vida desde el momento de la concepción y criminalizan a las mujeres.
“En estas normas no tomaron en cuenta todos los derechos que la Constitución Federal prevé para las mujeres, como el de decidir sobre su reproducción, su libre maternidad y su libertad sexual, amparados por el Artículo 4, el derecho a la igualdad de género y el derecho a la no discriminación, amparados en el artículo primero”.
Refirió que la despenalización del aborto no es una medida inmoral como algunos la han mostrado, no pretende promover el aborto sino al contrario, reducir su incidencia, así como el número de muertes de mujeres que acceden a un aborto inseguro.
En su momento, el médico Arnoldo Kraus, reiteró que las y los médicos no tienen derecho a convertirse en jueces de algo que sucede con mucha frecuencia, ejerciendo un poder autoritario.
“Ellos dicen lo que hay que hacer porque así lo piensan y no invitan al diálogo, siguen el viejo esquema del paternalismo y se olvidan de la relación entre médico y paciente. Lo que sucedió con las mujeres de Guanajuato tiene que ver directamente con la violación del Estado laico”, sostuvo.
Lo que es ilícito, dijo, es que quien se niega a participar, se convierta en juez y no sólo no acceda a la solicitud de las personas, sino que las acuse ante las autoridades, como sucedió en Guanajuato e incluso en algunos casos modificaron la realidad y alteraron los diagnósticos, abundó.
“Los médicos integrantes de la red de salud de Guanajuato, acusaron a las mujeres campesinas de haberse producido el aborto cuando la versión de las mujeres es que fueron espontáneos”
Diego Valadés, doctor en derecho consideró que en México tenemos secularidad (laicidad) en materia educativa, en materia laboral, en patrimonial electoral y civil, lo que no encontramos claramente establecido en la Constitución es la secularidad en materia de salud.
“Ese es el gran problema, por el cual hay mujeres en la cárcel y regresiones en 17 estados de la república, porque nos falta establecer en nuestro sistema constitucional la laicidad también en materia de salud”.
Esa es la guerra que tenemos que dar, porque los adversarios han decidido utilizar todos los instrumentos para desprestigiar el Estado laico, no sólo lo que nos falta por construir, sino lo que tenemos ya construido. “Tenemos que combatir con las armas de la razón la posición de la sin razón”, finalizó.