Sigue el conflicto con los judíos por esta práctica
¿Qué tienen en común Mahatma Ghandi, la princesa Diana, los actores Charles Chaplin y Marilyn Monroe? O ¿la niña judía Anna Frank y la francesa Juana de Arco? Pues que son mormones pero nunca lo supieron.
Al menos, acorde con los archivos de la Iglesia mormona de Estados Unidos, menos conocida como la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, donde sus nombres aparecen como bautizados en las últimas décadas.
Los mormones tienen la extraña costumbre de bautizar a los muertos, una practica que ha levantado una ola de críticas porque, aunque las reglas de la Iglesia estipulan que los bautizos solo pueden ser llevados a cabo con el consentimiento de sus familiares, ellos lo siguen haciendo.
Es una práctica que tiene decenios y ha llevado a un enfrentamiento con otras religiones, en particular con los judíos, que consideran un insulto que alguien "secuestre" uno de los suyos hacia otra religión.
En los últimos 10 años, judíos y mormones han sostenido reuniones para resolver sus diferencias y, pese a las promesas mormonas de detener la práctica, ésta sigue.
El último caso es el del periodista del Wall Street Journal, Daniel Pearl, cuyo bautizo mormón fue admitido el jueves por un portavoz de la iglesia.
Pearl fue decapitado el 1 de febrero del 2002 tras ser secuestrado por un comando de Al Qaeda en Pakistán, cuando investigaba a la organización terrorista. Sus asesinos divulgaron un vídeo de sus últimos instantes, dónde él dice claramente: "Mi padre es judío, mi madre es judía, yo soy judío".
Este bautizo, "fue lo peor que alguien pudo haber hecho a una persona que murió como David murió", dijo Helen Redkey, una archivista ex mormona que se ha dedicado a denunciar los bautizos.
Ningún familiar de Pearl ha dado su consentimiento para que fuera bautizado. Aunque la Iglesia oficialmente dice que los bautizos no se pueden realizar y ha instruido a sus miembros a que no lo hagan, muchos siguen creyendo que tienen la obligación divina de hacerlo.
En el caso de Juana de Arco, el asunto es particularmente chocante, porque seria la primera persona bautizada por una iglesia que no existía cuando ella vivió. Juana de Arco es, además, una santa de la Iglesia Católica, canonizada en 1920 por el papa Benedicto XV.
Es posible que Charles Chaplin, que ha hecho reír a generaciones, le viera alguna pizca de gracia a su bautizo mormón, o que la princesa Diana tuviera cosas más importantes de qué preocuparse y Ghandi no se opusiera por su desprendimiento, pero Marilyn Monroe es un caso difícil de entender porque representa lo que la Iglesia mormona más abyecta: el pecado.