Cualquiera que no conozca la trayectoria del cardenal podría pensar que cuando habla de «estado de emergencia» se refiere a las emergencias sociales, ambientales… que ponen en peligro la existencia y la dignidad de las clases sociales más desfavorecidas. Pero los que conocemos sus gritos de «emergencia» sabemos que siempre anuncian noticias que mejoran la vida de los más pobres y exigen sacrificios a los más pudientes.
¿Han oído alguna vez de su parte denominar como emergencia el tratamiento que se le dio a la visita del Papa a València como si la religión católica fuese de Estado, o al despilfarro que supuso para las arcas de la Generalitat gobernada por Camps que directa o indirectamente sufragaron el evento y engordaron la bolsa de la Gürtel?
Parece lógico que con estos antecedentes no pueda contenerse ante un gobierno de progreso. Menuda emergencia para la iglesia católica si todas sus propiedades inmobiliarias no dedicadas al culto tienen que pagar los impuestos que paga el resto, si todos los bienes inmatriculados a nombre de la Iglesia Católica por los obispos /notarios nombrados por Aznar vuelven a sus legítimos propietarios, si los fondos públicos dedican más dinero a centros públicos y menos a empresas privadas educativas católicas para la élite.
¡Pero santo Dios, esto es una hecatombe para los jerarcas católicos y los dirigentes del PP! Juntos hasta la muerte.