La congregación, que acaba de admitir el encubrimiento de un pederasta durante 18 años, es la quinta con más casos en España. Solo una de las tres provincias de la institución revela sus datos
Los escolapios de Cataluña admitieron la semana pasada que encubrieron y no denunciaron a uno de sus religiosos, Manel Sales, durante 18 años, tras conocer denuncias contra él en Senegal, donde era misionero. Esta orden es la quinta que acumula más acusaciones en España, por detrás de los jesuitas (154), maristas (133), salesianos (107) y La Salle (60), según la contabilidad de EL PAÍS pero, al igual que las demás, se resiste a revelar los casos de pederastia que conoce. Aseguran que dan total credibilidad a todas las víctimas que acuden a ellos, pero las tratan de forma diferente —los de Cataluña, por ejemplo, no pagan indemnizaciones— y solo una de las tres provincias en las que se divide la orden en España, la de Emaús (comprende País Vasco, Aragón, Navarra, Soria y Andalucía), ha revelado a este diario los casos que le constan. Entre ellos solo hay uno desconocido hasta ahora, una denuncia en 2020 a un voluntario laico en Granada, que finalmente fue absuelto en los tribunales el año pasado, aunque la orden no comparte la sentencia y rompió toda relación con él. De este modo se elevan al menos a 44 los escolapios y laicos de sus colegios acusados, incluidos dos casos en escuelas de la rama femenina de la orden. En total, los casos de pederastia conocidos en la Iglesia española ascienden en este momento a 1.020 acusados y 2.134 víctimas, según la base de datos de este diario, la única existente.