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Los colegios rusos fomentarán la tolerancia religiosa

A partir del 1 de septiembre, en el plan curricular de los alumnos del cuarto año de primaria será introducida una asignatura nueva, «Principios de las culturas religiosas y de la ética laica»

Para finales de marzo, los alumnos del tercer año de primaria de los colegios rusos debían haber definido sus preferencias confesionales.
A partir del próximo 1 de septiembre, en el plan curricular de los alumnos del cuarto año de primaria será introducida una asignatura nueva, ‘Principios de las culturas religiosas y de la ética laica’. Se trata tan sólo de una clase semanal, que no por ello deja de provocar en la sociedad acalorados debates que a menudo traspasan los límites de razonamientos meramente pedagógicos.

Todo parece indicar que la noción de lo que es y no es ético desde el punto de vista de la religión se ha convertido últimamente en Rusia en un problema sumamente delicado, sobre todo después de la ignominiosa irrupción del grupo de música punk Pussy Riot en la Catedral de Cristo El Salvador en pleno centro de Moscú. Es como si esta acción hubiera liberado un genio antes dormido, generando unos violentos enfrentamientos sociales y desatando una intensa polémica tanto a favor como en contra de las participantes de Pussy Riot.

¿Ayudará la nueva asignatura a que nuestros hijos formen una actitud respetuosa hacia las tradiciones religiosas y culturales que no les son familiares? ¿Constituirá, en cambio, un motivo adicional para insultos e intolerancia étnica?

Los budistas estudiarán con un profesor y los ateos, con otro

En julio de 2009, el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, en la reunión con los representantes de las confesiones tradicionales aprobó con entusiasmo la idea de la introducción en los colegios de la enseñanza de las nociones básicas de la religión. El nombre de la asignatura, tras sufrir numerosas modificaciones, se fijó en ‘Principios de las culturas religiosas y de la ética laica’. En abril de 2010 el curso se impartió a modo de experimento en casi 10.000 colegios situados por todo el territorio del país.

El Gobierno de Rusia consideró que los resultados del experimento habían sido satisfactorios, los colegios que habían participado en el programa no tardaron en presentar informes favorables, indicando que los alumnos se habían vuelto más tolerantes y habían mostrado más interés y respeto por las tradiciones culturales y religiosas poco conocidas por ellos.

Se aprobó el plan de actividades encaminadas a introducir dicha asignatura a partir del curso académico 2012-2013 en todos los colegios del país. Los colegios están adquiriendo apresuradamente material didáctico, los profesores de primaria se dedican a estudiar los principios básicos del judaísmo y del budismo y los padres, a elegir entre los posibles seis modelos a estudiar por sus hijos. La sociedad, mientras tanto, se ve sumergida en acalorados debates que a veces echan por tierra todas las normas de la tolerancia.

Los expertos en el tema discuten si merece la pena desarrollar modelos diferentes de la misma asignatura y los pedagogos si los profesores tienen suficiente grado de preparación para impartir este curso y si la introducción de una nueva materia supondrá una carga adicional para los alumnos. Los sociólogos y los juristas, al mismo tiempo, reflexionan sobre el Artículo 14 de la Constitución de la Federación Rusa que proclama el estatus laico del país.

Sin embargo, el asunto que mayores temores provoca es la posible transformación del curso, cuyo objetivo es educar la tolerancia hacia las tradiciones culturales y religiosas, en un nuevo foco del rechazo de “otra religión”, “otra opinión” y “otra manera de ver el mundo”.

Este peligro no es ficticio, opina Tamara Eidelman, catedrática de historia de un colegio moscovita y presidenta de la Asociación de los Profesores de Historia, coordinadora del proyecto ‘Mosaico de las culturas’.

“Nuestra sociedad, señala la experta, ya está dividida en función de numerosas características y ahora aparecerá otro motivo de discriminación, el religioso, porque a los alumnos del cuarto año de primaria los dividirán en grupos, para que los ortodoxos estudien un curso, los judíos, otro, y los ateos el tercero”. Sería más correcto darles a entender a los niños que todas las religiones se basan en el principio del bien, que el Islam no significa necesariamente la yihad y que la Inquisición no es ningún símbolo de la Cristiandad.

Por otra parte, teniendo en cuenta la edad de los alumnos, es de suponer que no habrá lugar para análisis profundo ni para la comparación de los razonamientos, sino que todo se reducirá a fábulas de carácter religioso, concluyó Tamara Eidelman.

Los resultados del experimento desmienten estas suposiciones, insiste Román Lunkin, director del Instituto de Estudios de la Religión y del Derecho (Academia de Ciencias de Rusia) y colaborador del centro de la investigación de los problemas de la religión y de la sociedad: “Casi en todas las provincias donde a modo de prueba se impartió este curso, todo se desarrolló de una manera impecable y sutil, sin ningún conflicto notable. Por supuesto, es un mérito de los profesores que supieron abordar el asunto con el necesario tacto”.

La Federación Rusa, según se indica en su Constitución, es un Estado laico. “Hasta que en los colegios se imponga la enseñanza de alguna religión en concreto y los profesores corrientes sean reemplazados por sacerdotes, no habrá infracción del Artículo 14 de la Ley Fundamental, que establece que ninguna religión puede ser proclamada estatal ni obligatoria”, añade Lunkin, que opina que está bien que a los padres se les conceda la posibilidad de elegir, “de modo que se observe el derecho de la libertad de conciencia”.

Los padres, al poder elegir, apostaron por la ética

Hasta finales de marzo de este año los padres de los alumnos del tercer año de primaria debían haber elegido uno de los seis modelos del curso diseñados. Cada uno de los modelos cuenta con su material didáctico y sus libros de texto.

El Ministerio de Educación de Rusia ya ha hecho públicos los datos preliminares y no dejan de presentar cierto interés. Así, la mayoría aplastante de los padres optaron por el concepto general: el 41% escogió la opción a favor del curso neutro ‘Ética laica’ y el 20% decidió que a sus hijos se les impartan los principios de todas las religiones mundiales.

“Ello quiere decir que ha triunfado el sentido común”, asegura Tamara Eidelman. “Los padres, de hecho, hicieron la elección que les permite ahorrarse problemas. Está claro que se tratará de aparentar: los profesores de primaria ya tienen una carga excesiva de asignaturas. Lo más probable es que esta clase semanal acabe dedicada a la lectura o escritura. Los principios básicos de las religiones mundiales de una u otra forma son abordados en los cursos de historia, literatura, geografía, historia del arte y ciencias naturales. Para la educación primaria el curso supondría una carga excesiva”, añade Eidelman.

Más de un 30% de los padres eligieron uno de los modelos confesionales, ‘La religión ortodoxa’, aproximadamente, un 30%, ‘El Islam’, un 5,6% y ‘El budismo’, cerca de 1%. Las nociones básicas del judaísmo las estudiará tan sólo 0,1% de los 1,5 millones de alumnos.
Los coautores del libro de texto ‘Principios básicos de la cultura espiritual de los pueblos de Rusia. Principios básicos del judaísmo’, el asistente del Gran Rabino de Rusia, Andrei Glótzer, subrayó haber estado desde el principio en contra de la separación de las religiones por diferentes cursos académicos.

“El hecho de haber elegido la mayoría de los padres el curso neutro confirma nuestra opinión de que no había que formular bloques. Los colegios simplemente son incapaces de responder de manera adecuada”, dice Glótzer. “Es un engaño, nadie va a buscar a un profesor para un alumno único, si éste ha escogido estudiar budismo o judaísmo. Por esta razón los colegios instan a los padres a hacer la elección a favor del curso de ética laica”.

El diácono Andrei Kuraev, autor del curso ‘Principios básicos de la cultura espiritual de los pueblos de Rusia. Principios básicos de la religión ortodoxa’ también opina que sería incorrecto suponer que los padres habían escogido de manera consciente el modelo de ética laica. “Recibo quejas a diario de que los colegios intentan impedir que se elijan los modelos confesionales, alegando no disponer de personal ni de recursos e imponiendo de hecho el curso  de ‘Principios básicos de la ética laica’, asegura.

Sin embargo, en opinión de Román Lunkin, el modelo “La religión ortodoxa” encontró más partidarios de lo que se esperaba: “Dependiendo de la región, podríamos estar hablando de entre un 20% y un 30%. Y eso que, de acuerdo con los datos sociológicos, se identifica con los cristianos creyentes tan sólo entre un 3% y un 10% de los habitantes del país”.

Todo es cuestión del personal

Según los expertos, los colegios prefieren formar para el curso en cuestión a los profesores que imparten el resto de las disciplinas. En Moscú, han de acudir a clases presenciales y en otras ciudades, estudian a distancia. El curso formativo incluye el total de seis modelos: el mismo profesor se encargaría de enseñar los principios de la ética laica y del budismo, si hiciera falta.

“El principal problema en el lanzamiento de este curso es la falta de profesores adecuadamente formados. Siendo coautor del libro de texto, impartí cursos para el personal docente que se dedicará a formar a los profesores. Hemos presenciado una ignorancia desastrosa incluso a este nivel”, cuenta Andrei Glótzer. No es culpa de esta gente, dado que en nuestro país pocos podrían hablar de manera coherente, por lo menos, de la religión de su etnia. Los profesores, prosigue, “no tienen la menor idea ni del judaísmo, ni de la religión cristiana ni del Islam”. Sólo habló ante el público durante dos horas y tuvo que redactar el libro de texto y adaptarlo al nivel de los alumnos en apenas tres meses. “Los materiales didácticos, por supuesto, no son ninguna maravilla, concluye”.

No obstante, los colegios del país parecen estar acostumbrados a conseguir cualquier objetivo que se les formule. Así, Pável Kárpov, director de uno de los colegios de Moscú, se muestra optimista respecto a la nueva asignatura: “No me parece una carga excesiva en absoluto. Todo dependerá también de las particularidades de cada profesor, no lo niego”.

“En nuestro colegio, por ejemplo, dos profesores habían cursado los estudios de teología, uno de ellos se encargará de impartir el curso de ‘Principios básicos de las religiones del mundo’, opción de la mayoría de los padres, y el otro, ‘La religión ortodoxa’ que han elegido los padres de dos alumnos. Otras dos familias prefieren para sus hijos ‘Principios básicos de la ética laica’. No creo que haya problemas para buscarles un profesor” dice Kárpov.

Habría sido más difícil, añade, si alguien hubiera elegido el Islam, cosa que no ocurrió.

“Ocurre igual que con los estudios de una lengua extranjera”

Los autores del nuevo curso sostienen que “el objetivo de la asignatura será motivar a los preadolescentes a que observen de manera consciente los principios éticos, conozcan y respeten las tradiciones culturales y religiosas del multiétnico pueblo de Rusia, mantengan un diálogo con los representantes de otras culturas y videncias”.

En realidad, no se detecta demasiado interés en estudiar la cultura y la religión que no son las propias de uno. Así, el vicepresidente de la Dirección Espiritual de los Musulmanes de la parte europea de Rusia, Farid Asadullin, interviniendo en la conferencia de prensa ‘Enseñanza de los principios básicos de las religiones en los colegios rusos, un mayor enfrentamiento o concordia civil’, manifestó que en algunas regiones de residencia compacta de los musulmanes los directores de los colegios lo ven todo muy claro. “Si el 99% los habitantes de un pueblo son musulmanes ni se les plantea la posibilidad de elegir ningún modelo, se estudiarán los principios básicos del Islam y no se hable más”.

En todo caso, es evidente que se tiende a elegir “la religión nacional”.

“Ninguno de los modelos consigue del todo los objetivos planteados”, indica el diácono Andrei Kuraev. Algunos no sacarán ningún beneficio, algunos lo rechazarán y algunos preferirán aparentar. Como a cualquier proyecto de alcance masivo, la sociedad está reaccionando de una manera desigual.

Pero está bien que haya cosas que discutir en la sociedad. No se puede permitir que la religión ortodoxa se asocie en la mente de la gente con corpulentos popes que se desplazan en unos lujosos Mercedes. Y está bien que los profesores mejoren sus conocimientos, que los padres abran un libro que hable de la religión y los alumnos en el futuro se acuerden de esta asignatura que intentaba inculcarles la tolerancia.

“Merece la pena tener en cuenta que de la formación de los criterios éticos y religiosos ha de encargarse la familia”, apunta Pável Kárpov. Es inútil suponer que lo hará el colegio, sólo podemos trazar las líneas generales. En este sentido, el nuevo curso está bien pensado, creo. Sin embargo, es como con una lengua extranjera, sólo se consigue el éxito con el esfuerzo del alumno”.

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