El consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Juan José Mateos, aseguró que la polémica sobre la presencia de crucifijos en las aulas de algunos centros educativos se traduce en una reducción de las matriculaciones en esos colegios, que achacó a los deseos de «normalidad» por parte de los padres a la hora de escolarizar a sus hijos.
En este sentido, Juan José Mateos aseveró, en una entrevista concedida a Europa Press, que «polémicas» de esta naturaleza conllevan un «prejuicio» para los centros educativos ya que los padres, que «no quieren problemas» y buscan que sus hijos se eduquen en un ámbito de «máxima normalidad», optan por matricularlos en otros centros.
«Los crucifijos los ponen y los quitan los padres», señaló el máximo responsable autonómico en materia educativa, antes de reiterar que el de la presencia de símbolos religiosos no es un problema de educación que lastre el día a día de las aulas, pero que el deseo de los padres de «judicializarlo» ha llevado a que algunos colectivos hayan decidido que los crucifijos sean «parte de la polémica».
El consejero de Educación atribuyó a los tribunales de justicia la potestad para «cerrar» la polémica, tras la «intervención» del Tribunal Europeo y del propio Gobierno central.
La respuesta de los jueces no ha contribuido a zanjar la polémica. La Asociación Cultural Escuela Laica (ACEL) anunció en diciembre el recurso a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León sobre la retirada de crucifijos del colegio Macías Picavea, que reconoce que la presencia de la cruz vulnera derechos fundamentales, pero que afirma que la retirada de las aulas depende de los padres de los alumnos escolarizados.