La Iglesia católica en España se enfrenta a una caída que también se evidencia en bodas y sacerdocio
La Iglesia católica en España atraviesa un momento complicado. Así lo refleja un diagnóstico demográfico presentado por el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (Cefas) del San Pablo CEU, firmado por el catedrático emérito Joaquín Leguina Herrán y coordinado por Alejandro Macarrón Larumbe. El informe expone con detalle la caída en todos los indicadores religiosos: desde los bautizos y las comuniones hasta la asistencia a misa, las bodas y las vocaciones sacerdotales.
El retroceso se evidencia en los sacramentos de iniciación. En la actualidad, menos del 50% de los recién nacidos son bautizados y la cifra de niños que hacen la Primera Comunión también se sitúa por debajo de esa barrera. El contraste con décadas anteriores es demoledor: en 1971, el 99,4% de los españoles estaban bautizados, pero en 2015 el dato se redujo al 55%.
La caída de bautizos y comuniones, en claro declive
La condición de católico comienza con el bautismo, y los investigadores subrayan que la reducción de este sacramento abre la puerta a un futuro de menor peso social de la religión en España. De hecho, el informe revela que, mientras hace medio siglo prácticamente todos los niños pasaban por la pila bautismal y la catequesis, hoy la tendencia sigue cayendo año tras año.
La asistencia a misa también refleja el cambio social. Según la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia, en 2023 acudieron regularmente 8,2 millones de personas, un 18% de la población mayor de diez años. Aunque la cifra sigue siendo elevada en términos absolutos, dista mucho de los tiempos en que el 70% de los adultos cumplía el precepto dominical. La gran caída se inició tras el franquismo y, desde entonces, la curva no ha dejado de descender.
«Hoy, por cada boda católica se celebran más de cuatro civiles»
Otro de los golpes más visibles es el desplome de los matrimonios religiosos. En 1996, el 77% de las bodas eran por la Iglesia, pero a partir de 2001 la caída fue continua. Hoy, por cada boda católica se celebran más de cuatro civiles. El estudio apunta que ni siquiera la inmigración no católica explica por completo esta transformación: “se trata de una ruptura cultural y social con apenas precedentes en la historia reciente”.
Menos sacerdotes y un clero envejecido
El número de sacerdotes se ha reducido un 40% en cinco décadas: de 24.500 en 1971 a 15.285 en 2023, con una edad media que ha pasado de 35 años en 1960 a más de 65 en la actualidad. Solo entre 2017 y 2023 se perdieron 3.300 curas. Las vocaciones escasean y el envejecimiento del clero plantea un futuro difícil para la estructura eclesial.
La situación se repite en la vida religiosa. En 2023 había 32.531 religiosos, un 11% menos que ocho años atrás. Aunque comunidades como Navarra, Castilla y León o La Rioja mantienen cifras altas de religiosos por habitante, otras regiones como Canarias o la Comunidad Valenciana muestran un declive pronunciado.
Redes de ayuda más importantes de España
Frente a este panorama de pérdida de fieles y sacramentos, el informe resalta la obra social y educativa de la Iglesia. Cáritas, órdenes religiosas y centros católicos representan una de las redes de ayuda más importantes de España. Con más de 2.500 colegios que escolarizan a 1,5 millones de alumnos, 140.000 empleados y 17 universidades de inspiración católica, la aportación económica y social sigue siendo clave.
«La obra social y educativa de la Iglesia representa una de las redes de ayuda más importantes del país»
En paralelo, el número de contribuyentes que marcan la casilla de la Iglesia en la declaración del IRPF ha bajado porcentualmente, pero en cifras absolutas ha aumentado: 7,8 millones de españoles lo hicieron en 2023, generando 358 millones de euros, un 34% más que en 2015. Sin embargo, cada año un mayor porcentaje de declarantes decide no apoyar a la institución.
La conclusión del informe es clara: España, país históricamente vinculado al catolicismo, vive un declive demográfico y religioso. Aunque la Iglesia conserva un inmenso patrimonio histórico y una labor social incuestionable, el número de practicantes se reduce de forma constante.
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