La periodista charla con Público tras la producción de su último largometraje, El minuto heroico: yo también dejé el Opus Dei.
Mònica Terribas (Barcelona, 1968) es periodista y showrunner en The Mediapro Studio, cargo que ocupa desde 2020 y en el que se dedica al desarrollo de proyectos documentales de investigación. Además, es profesora titular en el Departamento de Periodismo y Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra, donde enseña desde 1993.
Este viernes 7 de febrero, la plataforma Max presenta el estreno de su último largometraje El minuto heroico: yo también dejé el Opus Dei, un documental que da voz a 13 mujeres de diferentes generaciones y países que vivieron de manera directa las dificultades y realidades del Opus Dei, desempeñándose como numerarias, numerarias auxiliares y agregadas. A través de sus testimonios, denuncian los abusos, tanto laborales como psicológicos y espirituales, que las impulsaron a abandonar la institución.

Los abusos y la manipulación dentro del Opus Dei se conocen desde hace años. ¿Qué novedad se va a encontrar el espectador?
En el documental El minuto heroico, 13 mujeres exmiembros del Opus Dei, provenientes de diversos países y edades, ofrecen por primera vez un testimonio directo ante la cámara sobre sus vidas. A través de sus propias palabras y gestos, sin filtros de un periodista, estas mujeres, junto a algunos hombres, relatan las experiencias de abuso espiritual y coerción psicológica que vivieron, así como los abusos laborales sufridos durante años. Lo significativo de este testimonio es que, a pesar del dolor que llevan consigo, no hay lugar para la venganza ni para la rabia; su relato es una muestra de valentía al enfrentar su historia sin la animosidad que podría esperarse. Las protagonistas comparten sus vivencias con el impacto profundo que estas experiencias siguen teniendo en sus vidas y futuros.
¿Qué fue lo que le enganchó para investigar el «lado oscuro» del Opus Dei?
Como periodista, siempre he tenido claro que nuestra responsabilidad es exponer lo que no funciona para que pueda corregirse, repararse y, en última instancia, hacerse justicia. Nuestro trabajo no es destacar lo que está bien; eso lo da por sentado todo el mundo. En una humanidad optimista, debemos creer que la mayoría de las personas hacen las cosas de manera correcta. Pero nuestro verdadero rol es identificar lo que no se está haciendo bien.
Hace cuatro años, recibí un correo de María Roca, una de las 13 mujeres que aparecen en el documental. Ella me contó su experiencia dentro de la organización, y desde ahí comencé a investigar. Lo que descubrí fue alarmante: personas muy jóvenes, de diferentes lugares del mundo y con diversos orígenes socioeconómicos, habían vivido experiencias similares. Me di cuenta de que no se trataba de un caso aislado ni de anécdotas, sino de un sistema. Un sistema que funcionaba de manera global, no solo en un contexto o en un país determinado. Esto me impulsó aún más a profundizar en su historia.
¿Cómo ha sido el proceso creativo?
Desde el principio, tuve claro que era necesario reflejar, a través de recreaciones, las experiencias vividas por las mujeres que decidieron testificar, ya que no podíamos ingresar a los centros del Opus Deipara hablar con personas que aún permanecen dentro. Como era de esperar, la organización optó por no colaborar con el proyecto. Por eso, decidimos que las recreaciones debían ser interpretadas por una sola actriz, Claudia Traisac, quien representa a todas las mujeres que vivieron esa experiencia.
La realizadora, Laura Sisteró, se encargó de dirigir las recreaciones, con la participación de algunas de las testigos, quienes asistieron para orientar y corregir las representaciones, asegurando que eran fieles a la realidad que ellas vivieron. Este proceso fue fundamental para revivir lo que ellas nos contaban y presentarlo con el rigor y la veracidad que esperaban. Las recreaciones, junto con los documentos del Opus Dei, las imágenes de archivo y los testimonios directos, forman los pilares de esta investigación, garantizando que reflexionemos lo que estas mujeres sentían y lo que realmente vivieron.
Dice que la organización no quiso participar en el proyecto.
Me puse en contacto con la prelatura del Opus Dei en Roma, que es la máxima autoridad de la organización, para ofrecerles la oportunidad de entrevistar al prelado, el líder máximo del Opus Dei. La idea era presentarle las entrevistas con las mujeres que habían sido parte del documental, para que pudiera contestar a sus testimonios. A pesar de que siempre me respondieron de manera muy cortés, me informaron que no consideraban apropiado que el prelado participara. Posteriormente, les propuse la posibilidad de que algún portavoz de la prelatura del Opus Dei en Roma participara, pero volvieron a rechazar la oferta. Además, no nos permitieron utilizar imágenes de las que poseen los derechos, como las de Escrivá de Balaguer. En la serie sí se muestra al fundador del Opus Dei, pero no con todas las imágenes que hubiéramos querido, ya que los derechos de esas imágenes están en manos de la organización.
¿Cree que existe una cultura dentro del Opus Dei que minimiza o justifica los abusos cometidos?
El minuto heroico refleja un sistema común que afecta a todas las personas dentro de la organización, independientemente de su identidad o ubicación. Lo que estas mujeres comparten en sus relatos no son casos aislados, sino experiencias sistemáticas que incluyen reglas estrictas y obligaciones, como la entrega total del dinero a Opus Dei, la falta de contratos laborales y contribuciones a la seguridad social, y la indicación de acudir a psiquiatras de la organización cuando estaban enfermas, siendo medicadas de acuerdo con su doctrina.
Lo que estas mujeres comparten en sus relatos no son casos aislados, sino experiencias sistemáticas que incluyen reglas estrictas y obligaciones
El enfoque del documental está en cómo el Opus Dei estructura la vida de sus miembros, tanto mujeres como hombres, para que cumplan con unas normas rigurosas y lleven una vida dedicada completamente a la organización. Las numerarias, agregadas y numerarias auxiliares, en su mayoría mujeres, viven bajo un régimen de celibato, pobreza y obediencia absoluta, dedicándose de por vida a cumplir con lo que se espera de ellas, según las normas internas de la organización. Esto se explica a fondo en los episodios 2 y 3 de la serie, que muestran de manera clara lo que significa vivir dentro del Opus Dei.
¿Ha recibido presiones para que este documental no saliera a la luz?
He tenido la suerte de contar con el respaldo de The Mediapro Studio, lo que me ha permitido trabajar con mucha tranquilidad durante los primeros tres años de investigación, hasta que finalmente encontré una plataforma dispuesta a producirlo. Fue en 2024 cuando Max, la plataforma internacional, decidió producir este proyecto. Se estrena este viernes 7 de febrero. Va a estar disponible en toda Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y España, ya que los hechos que se exponen en el documental ocurren en varios países, lo que le da un impacto global. Tenemos testigos de México, El Salvador, Buenos Aires, Inglaterra, además de las testigos españolas, lo que demuestra que el fenómeno tiene una dimensión internacional.
En cuanto a la dificultad de hablar sobre la «cara oscura» del Opus Dei, aunque personalmente no he tenido grandes obstáculos para trabajar en el tema, es cierto que encontrar una plataforma dispuesta a abordar este tema fue complicado. Hasta 2024 no encontré una plataforma que estuviera dispuesta a asumir este tipo de contenido. Por lo tanto, sí, hablar de estos temas sigue siendo algo complicado, especialmente si se trata de una organización poderosa como el Opus Dei.
Según datos de la página web del Opus Dei, el 60% de sus miembros son mujeres. ¿Estos abusos que salen a la luz reflejan se trata de una cuestión de género?
Me resisto a explicar El minuto heroico solo como una cuestión de género, ya que los hombres dentro del Opus Dei también han vivido las mismas normas y presiones. De hecho, he estado en contacto con varios hombres que me han compartido sus experiencias, y esta semana, por ejemplo, tuve una conversación extensa con uno de ellos. Tanto los numerarios como los agregados enfrentan las mismas reglas. Aunque es cierto que la presión psicológica para las mujeres puede ser más agobiante, especialmente para las numerarias auxiliares, que son las únicas mujeres dentro de los centros que se encargan de la organización y administración. La realidad es queno es solo una cuestión de mujeres. Decidí centrarme en las mujeres porque, para mí, merecían un enfoque particular, aunque los hombres también sufren las mismas imposiciones. Sería injusto reducirlo a una narrativa exclusivamente de violencia de género, ya que la opresión y el sufrimiento afectan a todos los miembros, sin importar su género.
Asegura que las mujeres que aparecen en la serie responden a un mismo patrón. ¿Cuál es?
El patrón de vida que describe el documental se explica a través de los primeros episodios del documental, especialmente en los episodios 1, 2 y 3, que tratan la entrada de las mujeres en el Opus Dei en edades adolescentes, a menudo a partir de los 14 años, cuando muchas escriben una carta solicitando su admisión. A lo largo del proceso de inducción a la vocación, la organización establece un sistema muy riguroso de normas que las personas deben seguir de forma estricta. Como describe una de las testigos en el documental, incluso con fiebre alta, el cumplimiento de las normas era la prioridad. Estas reglas incluyen desde levantarse temprano sin protestar hasta sumergirse en duchas de agua fría, y seguir una rutina diaria organizada por completo, desde la mañana hasta la noche, con el objetivo de anular cualquier pensamiento independiente. El control y la disciplina son tan estrictos que las personas involucradas, tanto mujeres como hombres, no tienen tiempo ni energía para cuestionar su propia voluntad o deseos. La falta de tiempo para reflexionar sobre su situación y la constante obediencia acaban anulando su capacidad de pensar de manera autónoma, y eso les priva de su libertad.
En el ámbito laboral, las mujeres dentro del Opus Dei, tanto las numerarias auxiliares como las agregadas, no tienen control sobre su propio dinero
El documental refleja cómo esta coerción psicológica lleva a las personas a un estado en el que ya no saben cómo vivir por sí mismas, y cuando entran en crisis debido al agotamiento físico y emocional, o a causa de la incapacidad de seguir soportando la presión, algunas finalmente deciden irse. Este patrón de abuso se extiende también a la separación de las personas de sus familias biológicas, ya que el Opus Dei se convierte en su única «familia». Las reglas dictan que no pueden participar en eventos familiares importantes, como bodas o cumpleaños, y deben pedir permiso incluso para cuidar a un familiar enfermo. En el ámbito laboral, las mujeres dentro del Opus Dei, tanto las numerarias auxiliares como las agregadas, no tienen control sobre su propio dinero. Aunque trabajan, todo lo que ganan se entrega al Opus Dei, y luego se les da una pequeña cantidad para gastos personales.
Este sistema no es algo del pasado, como algunas personas argumentan, sino que sigue ocurriendo en la actualidad. Los testimonios de mujeres como Marta Reyes demuestran que estos abusos siguen siendo una realidad. El argumento principal no es si algunas personas son felices dentro de la organización, sino si existen abusos sistemáticos de coerción psicológica, explotación laboral, y otras irregularidades, como el trato que se da a las contribuciones económicas y las posibles implicaciones legales en términos de Hacienda Pública. La pregunta central del documental es si lo que estas mujeres relatan puede ser desmentido o si, por el contrario, refleja una verdad que aún está oculta para muchos.
¿Cuál cree que es el poder real que tiene el Opus Dei actualmente en la sociedad española? Por ejemplo, tiene mucha influencia en el sistema educativo.
Es cierto que muchas de las instituciones asociadas con el Opus Dei, como sus escuelas, universidades y centros de negocios, gozan de gran prestigio. Sin embargo, como mencionamos, eso no significa que todas las familias que llevan a sus hijos a estas instituciones sean parte del Opus Dei, ni que sean conscientes de lo que realmente ocurre detrás de la organización. Muchas de estas familias creen estar brindando a sus hijos una educación de calidad según sus propios criterios, sin saber que, en muchos casos, están involucrándose de manera indirecta en un sistema con dinámicas muy complejas y, en ocasiones, abusivas.
El minuto heroico tiene el potencial de abrir los ojos de muchas personas, incluso aquellas que han tenido contacto con el Opus Dei de manera superficial. No se trata de demonizar a las personas que forman parte de la organización, sino de mostrar la realidad que viven quienes están dentro de sus estructuras más profundas, como las mujeres que han sido testigos y protagonistas de este documental.
El mensaje es importante: ver esta serie no solo servirá para comprender las experiencias de los exmiembros, sino también para reflexionar sobre el impacto que ciertas estructuras pueden tener en la vida de las personas, incluso si no somos conscientes de ello. Si bien puede haber buenas intenciones de parte de algunos, es vital cuestionar si el camino que se promueve dentro de estas instituciones realmente lleva al bienestar y a la verdadera libertad, tal y como se supone que debería ser el objetivo de cualquier camino espiritual o educativo. Es una invitación a analizar lo que realmente significa ser parte de un sistema tan complejo y cómo esas estructuras afectan la vida de las personas a largo plazo.
Después de conocer la experiencia de estas mujeres que deciden abandonar la organización, ¿Cuál diría que es el precio a pagar al salir del Opus Dei?
El precio de salir del Opus Dei es extremadamente alto. Cuando alguien deja la organización después de haber entregado 25 o 30 años de su vida, se enfrenta a una reconstrucción total de su existencia. No han aprendido a tomar decisiones por sí mismos, no tienen formación académica o profesional, y a menudo no figuran en el sistema público, lo que significa que no tienen acceso a beneficios como el paro. Muchas veces, los aportes sociales necesarios no se han realizado, y la persona no tiene forma de acceder a ningún tipo de ayuda.
El aislamiento en el Opus Dei afecta a las relaciones, como ocurre en el caso de quienes se sienten culpables por su orientación sexual
Esto genera una sensación de vacío, como le ocurrió a Fátima, de Torrejón de Ardoz, quien no pudo cobrar el paro después de haber trabajado 14 horas al día durante tantos años. No solo se trata de la falta de formación o dinero, sino también de las secuelas psicológicas. El aislamiento en la organización afecta profundamente las relaciones, como ocurre en el caso de quienes se sienten culpables por su orientación sexual, o quienes ven a los hombres como «el enemigo» debido a la enseñanza recibida.
Cuando las personas se preguntan por qué no se fueron antes, es importante entender lo difícil que es salir de un sistema de control tan fuerte. Muchas de estas mujeres no sabían cómo escapar de ese círculo vicioso. La organización las hace sentir que no tienen un lugar al que ir. Y, en algunos casos, como menciona Sebastián, un abogado que participa en la serie, no tienen opciones reales de salida, porque no tienen formación, no tienen dinero, y han sido programadas para no saber cómo actuar por fuera de la organización.
Además, muchas de ellas enfrentan una persecución constante después de salir. Como sucede en la serie, la organización se involucra incluso con las familias para presionar a los exmiembros a regresar. La familia que ellas tenían dentro del Opus Dei ya no está allí para apoyarlas, y sus familias de sangre, que fueron alejadas durante años, tampoco las comprenden. El sentimiento de abandono y soledad es abrumador, porque al dejar la organización, sienten que han fallado a Dios y que ya no son dignas de estar en contacto con quienes quedaron dentro. Es una situación realmente devastadora.