“Sin preparación en la materia, el prelado murciano nunca se ha mostrado especialmente atento a los medios de comunicación, de los que huye y a los que considera ‘enemigos’, especialmente desde que el pasado mes de enero lo tachasen de uno de los máximos ‘vacunajetas’ episcopales”
“Sin preparación en la materia, el prelado murciano nunca se ha mostrado especialmente atento a los medios de comunicación, de los que huye y a los que considera ‘enemigos’, especialmente desde que el pasado mes de enero lo tachasen de uno de los máximos ‘vacunajetas’ episcopales”
“¿Qué pensarán, ahora, los fieles y los curas de Murcia? ¿Creerán que sus compañeros obispos han querido rehabilitar indirectamente a monseñor Lorca Planes?”
“¿No sabía ni recordaba nada de todo eso, por ejemplo, José Gabriel Vera, el secretario técnico de la comisión de Medios y jefe de prensa de la Conferencia episcopal española?”
Parecen vivir en otra galaxia. Los obispos españoles no pisan tierra y, cual casta funcionarial enfeudada, pasan olímpicamente del ‘santo pueblo de Dios’, el único criterio que deberían tener en su ministerio. Para muestra, el último botón. De ayer mismo. Porque ayer, la Plenaria episcopal eligió como presidente de la Comisión episcopal para las comunicaciones sociales a monseñor José Manuel Lorca Planes, obispo de Cartagena-Murcia, más conocido como el ‘vacunajeta’.
¿Y por qué lo eligieron? Por simple escalafón y porque era lo más fácil y cómodo, dado que ya venía ejerciendo el cargo de forma interina, desde el fallecimiento del anterior titular, monseñor Juan del Rio. No se valoraron otras cosas: ni su valía personal para el cargo ni su imagen pública claramente ‘tocada’.
Licenciado en Teología bíblica, Lorca no tiene estudios relacionados con el periodismo ni nada que se le parezca. Sin preparación en la materia, el prelado murciano nunca se ha mostrado especialmente atento a los medios de comunicación, de los que huye y a los que considera ‘enemigos’, especialmente desde que el pasado mes de enero lo tachasen de uno de los máximos ‘vacunajetas’ episcopales.
En efecto, el obispo se hizo vacunar contra la Covid, haciéndose pasar por capellán de una residencia de ancianos, para saltarse su turno. Acompañado, además, en la fechoría por su secretario personal, por el arzobispo emérito de Burgos, Gil Hellín, y por algún canónigo.
Desde entonces, su prestigio cayó en picado. Primero entre la gente de Murcia (y de España), que se hizo lenguas de la desfachatez egoísta de su prelado. Y después, entre sus propios curas, que comenzaron a reenviarse memes como éstos sobre su obispo:
¿Qué pensarán, ahora, los fieles y los curas de Murcia? ¿Creerán que sus compañeros obispos han querido rehabilitar indirectamente a monseñor Lorca Planes? Éste es uno de los múltiples watssaps de curas que me están llegando a borbotones:
“Pues no se entiende k la CEE promueva a un hombre que ha escandalizado a todos (sus mismos vicarios le critican) tan recientemente, k gestiona la relación con los medios muy mal, k usa los medios para arrojar a las brasas a algún cura, cuando es víctima de una falsa denuncia por miedo a k le pidan dinero por encubridor. Eso sí, le gustan mucho los iphones y todo lo apple y poco más. Esta licenciado en teología y capacitación intelectual para ello no tiene. Así que la conclusión es sencilla: el Vaticano está ciego con Murcia y la CEE aún más. Es de vergüenza ajena”.
¿Y si los obispos no sabían nada de todo esto y ya no recordaban el triste episodio de las vacunas, que retrató a Lorca Planes como persona y dejó, una vez más, por los suelos la imagen pública y la credibilidad de la institución?
Puede que así fuere. Pero, en ese caso, ¿no tienen los prelados múltiples asesores para que les aconsejen y les adviertan? ¿No sabía ni recordaba nada de todo eso, por ejemplo, José Gabriel Vera, el secretario técnico de la comisión de Medios y jefe de prensa de la Conferencia episcopal española? Les da todo igual. Nadie les pide cuentas y creen vivir en la impunidad. Lo paga la credibilidad eclesial.