Desde que salió el humo blanco, hasta que se abrió el balcón donde un señor con tics anunció el Habemus Papam, fueron los minutos televisivos, radiofónicos, mediáticos más ridículos que uno recuerde. Los vaticanistas, los especialistas, los miembros de todas las tertulias, especulando con el cardenal elegido y nadie, absolutamente nadie, acertó. Ni por asomo. O sea, el secretismo cardenalicio funcionó. Los globos sondas, los despistes intencionados fueron magníficos. Pero antes de cualquier otra consideración, la maquinaria vaticana proporcionó urbe et orbe, espectáculo televisivo con animación musical. Es decir, mientras curas, monjas, seglares y público en general corría hacia la plaza de San Pedro, una charanga, una banda militar vaticana amenizó los minutos de espera. Todo controlado.
Cuando se pronunció en latín el nombre del nuevo Papa, la sorpresa se acomodó, se leyó en todos los medios con urgencia su biografía y de repente nos enteramos que fue el segundo en la votación donde salió el Papa emérito retirado. Casualidades. Y a partir de ahí, la exaltación, el retrato y el contrarretrato de Francisco, que así, sin ordinal, va a ejercer su papado. Y claro, aquí es donde nosotros empezamos a emplear una lógica exacerbada. Si Dios, Maradona, es argentino, si su sucesor, Messi, es argentino, ¿a quién extraña, por tanto, que el Papa también lo sea? Además, si es el primer Papa no europeo, iberoamericano, como insten en definir, y para más señas, jesuita, para afinar todavía más el foco de las excepciones, y que utilice el nombre de Francisco, estamos ante una gran jugada interna, porque externamente parece obvio que los miembros del consejo de administración de la Iglesia han calculado que el castellano es la tercera lengua más hablada, que de Iberoamérica son más de la mitad de los católicos censados, pero que a la vez si se recorren las calles y televisiones de sus países, se detecta la existencia de una competencia evangélica que crece de manera evidente.
Existen otras lógicas para que Jorge Mario Bergoglio haya sido elegido; es homófobo, antiabortista, le dio la comunión al dictador Videla. Es decir, tiene pedigrí suficiente para vestirse de blanco.