Dos investigadores analizan el guión de las visitas nocturnas al monumento
Córdoba inauguró hace 10 días los paseos nocturnos por el interior de la Mezquita, actual Catedral cristiana. El Cabildo, dueño de este edificio declarado Patrimonio de la Humanidad, ha logrado dotar de un marcado acento religioso el guión de las visitas, bautizadas como El alma de Córdoba. Su presidente, Manuel Pérez Moya lo llama "catequético". El arzobispo de Sevilla y anterior prelado de la ciudad, Juan José Asenjo, usó el día de la inauguración el término de "pastoral" para referirse al contenido. El presupuesto del proyecto, impulsado por los empresarios y el Ayuntamiento, ha sido de 1,2 millones de euros. El importe lo ha pagado el dinero público, a través del Plan de Excelencia Turística (650.000 euros) y del Consorcio de Turismo (550.000 euros), según el Ayuntamiento.
"Bienvenidos a la Catedral de Córdoba". La encargada de explicar los detalles técnicos de la visita recibe así a los 80 turistas que forman los grupos. Ella da paso a un vídeo explicativo de 10 minutos que se proyecta en uno de los soportales del Patio de los Naranjos. Y en seguida queda claro dicho carácter "catequético y pastoral". La primera y la última imagen que del vídeo es la misma: una cruz cristiana. En medio, un somero repaso por la historia de la ciudad y el edificio. "Explicamos de manera catequética y cercana la belleza de este templo que ahora es una catedral pero que también fue una basílica visigoda y tuvo una importante etapa musulmana", defiendía la semana pasada el presidente del Cabildo. El Ayuntamiento y la Iglesia sostienen que el resultado final ha sido fruto de la negociación y el consenso entre administraciones y expertos. Algo que no ha estado exento de tensiones y que ha terminado prolongado la gestación del proyecto cinco años.
Pero el fruto, no convence a todos: "El eje fundamental de la visita es el teocentrismo", apunta la historiadora, arabista y experta en patrimonio Virginia Luque, autora de la Guía visual de la Mezquita-Catedral de Córdoba (Ediciones B, 2001). "Creo que el discurso debería haber tenido también en cuenta otros principios aprobados por la Unesco", señala.
Por su parte, el investigador sobre Al-Andalus y arabista en la Universidad de Sevilla Antonio Chaves opina que "en la visita, hay un interés manifiesto por obviar la personalidad propia de la Mezquita, como representación clara del arte y cultura andalusí (…). Se enfatizan las influencias helenísticas, bizantinas, sin llegar a afirmar que la personalidad propia de la mezquita de Córdoba reside justamente en haber reinterpretado todas estas influencias, fundiéndolas en un arte con personalidad propia, que será referente en el mundo islámico".
A Chaves le sorprende que siendo Córdoba y su Mezquita-Catedral un espacio referencial nacional e internacional del paradigma de la convivencia entre culturas y religiones, "no se vea reflejada en los paseos nocturnos". "Creo que se ha perdido una oportunidad, para poner en valor este activo en una ciudad que apuesta por ser capital cultural", sostiene.
Virginia Luque se pregunta cómo acogerán el discurso los visitantes de otras confesiones o aquellos sin creencias religiosas. "La Mezquita-Catedral ha de planificar cualquier programa teniendo en cuenta estudios previos de los segmentos y reacciones de los públicos que diariamente vienen atraídos por un simbolismo universal que ha trascendido más allá de credos y siglos.".
La narración de El alma de Córdoba se centra más en lo arquitectónico y lo religioso. El recorrido se hace con ayuda de una audioguía, disponible en varios idiomas. Varios trabajadores y un cura orientan a los turistas por el bosque de arcos y columnas, durante los tres cuartos de hora que dura la experiencia. Las estancias se iluminan de manera sobria al ritmo de las explicaciones. Camuflados por la arquitectura, los bafles emiten música, en ocasiones con cierto sabor andalusí, pero mayormente medieval o renacentista cristiana. De hecho, el acceso por la puerta principal del templo se hace al son de profundos cantos gregorianos.
Son estos detalles como la música, las citas históricas o las explicaciones artísticas las que sirven para subrayar el carácter religioso y esencialmente católico de la Mezquita. Incluso en las propias entradas (18 euros los adultos), en las que los términos catedral o Catedral de Córdoba se repite en seis ocasiones, mientras que el de mezquita, desaparece. El obispo de Córdoba abogó hace una semana por dejar de llamar mezquita a la Mezquita y denominarla solo catedral.