Las ha habido con biblia y crucifijo, con estatuto y Constitución, con promesa y con jura, pero casi siempre con referencias a Dios. Es el primer acto del lehendakari, el primer gesto que marca su impronta ante el mandato que asume tras su jura ante el Árbol de Gernika. Este sábado le corresponderá hacerlo a Imanol Pradales, el sexto lehendakari de la democracia. Por el momento no ha trascendido qué fórmula empleará, si incorporará su particular modificación, como hicieron todos sus antecesores, o si aplicará el mismo juramento que Urkullu.
“Humilde ante Dios…”, así comienza el juramento que proclamaron Garaikoetxea, Ardanza, Ibarretxe y Urkullu. Sólo Patxi López, el único lehendakari no nacionalista, lo suprimió. La fórmula fue la que empleó el 7 de octubre de 1936 José Antonio Aguirre, el primer lehendakari -provisional- de la historia. Lo hizo mientras a veinte kilómetros de Gernika las tropas franquistas avanzaban y se enfrentaban a los ‘gudaris’ vascos.
El suyo fue un gobierno de apenas un año antes de su exilio. Aquella jura ante la biblia y el crucifijo marcó para siempre todas las que luego vinieron. La fórmula combinaba el indudable carácter cristiano y confesional del nacionalismo de la época, con su arraigo a los fueros y el pasado: “Humilde ante Dios, de pie sobre la tierra vasca, con el recuerdo de los antepasados, bajo el árbol de Gernika, juro cumplir fielmente mi mandato”.
Una guerra y una dictadura después, el PNV quiso recuperar aquel histórico juramento. Lo hizo con Carlos Garaikoetxea en 1980 y con modificaciones cuatro años más tarde. Garaikoetxea mantuvo crucifijo, biblia y referencias a Dios pero incorporó la frase “…ante vosotros, representantes del pueblo” como muestra de que era la ciudadanía y no Dios quien legitimaba su poder. Su sucesor, José Antonio Ardanza, mantuvo el texto. Su jura ante el roble de Gernika se hizo sobre una biblia de 1865, la primera escrita en euskera.
«Humilde ante Dios…»
La transformación más profunda la aplicó Patxi López. El primer lehendakari socialista decidió suprimir cualquier referencia de carácter religioso: ni biblia, ni crucifijo ni “humilde ante Dios”. López decidió “prometer” y no jurar el cargo. Lo hizo sobre un ejemplar del Estatuto de Gernika y de la Constitución española e iniciando su promesa con un “De pie en tierra vasca, ante el Arbol de Gernika, ante vosotros, representantes de la ciudadanía vasca, en recuerdo de los antepasados, prometo desde el respeto a la ley desempeñar fielmente mi cargo de lehendakari”.
Arrinconar la fórmula del juramento de Aguirre empleada hasta entonces no gustó al nacionalismo. Su sucesor, Iñigo Urkullu, la recuperó. Pero lo hizo a medias. Rescató el juramento frente a la promesa pero no recuperó los elementos religiosos que López había eliminado. En 2012, durante el primero de sus tres juramentos ante el roble de Gernika, símbolo de los fueros vascos, Urkullu también alteró la ‘fórmula Aguirre’. Hombre de profundas convicciones religiosas, el hasta ayer lehendakari del Gobierno vasco lo hizo para sumar a la ciudadanía: “Humilde ante Dios y la sociedad…”.
En aquella ocasión la ausencia de la biblia se mantuvo. También la incorporación de un ejemplar del Estatuto de Gernika pero acompañado de un ejemplar del llamado ‘fuero viejo de Bizkaia’, que data de 1600, obra del escribano Juan Ruiz de Angiz. Se trata del primer texto que recoge el conjunto de instituciones del Señorío de Vizcaya, las garantías de los vizcaínos y las formas de participación en la vida pública.
Referencias religiosas
Este sábado Pradales volverá a repetir el protocolario acto de toma de posesión en la Casa de Juntas de Gernika. Lo hará, como sus antecesores, comprometiéndose a ejercer también como representante ordinario del Estado en el País Vasco y prometiendo lealtad a la Corona española. Recibirá la ‘makila’ o bastón de mando de manos de Urkullu, el símbolo del poder legalmente constituido. Todo apunta a que podría repetir la fórmula y procedimiento llevado a cabo por su predecesor, si bien siempre tiene la posibilidad de realizar alguna aportación o modificación a este solemne acto institucional.
La incidencia de la religión en la institucionalidad vasca ha estado siempre ligada al carácter confesional con el que nació el PNV fundado por Sabino Arana Goiri en 1895. No fue hasta el año 1977 cuando el PNV declaró en sus estatutos su carácter aconfesional y humanista. Ayer, durante el pleno de investidura, Pradales también abogó por las virtudes “humanistas”.
El PNV, el partido al que sus padres se afiliaron poco antes, en 1976, mantiene en su lema “Jangoikoa eta lege zarra” sus referencias religiosas, “Dios y ley vieja”, en referencia a los fueros. También en el himno que el nacionalismo convirtió en himno oficial de Euskadi “Eusko Abendaren Ereserkia”: “Cantemos arriba Euskadi, gloria y gloria a nuestro buen Señor” o “Sobre el roble tenemos la sagrada cruz, en lo más alto siempre”.
‘Aberri Eguna’ y ‘Alderdi Eguna’
Hubo un tiempo en el que el PNV hacía juramentos sagrados ante la Virgen de Begoña y la Hostia consagrada. Lo relató en vida el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, (‘Así fue’. Ediciones Foca) rememorando la exigencia que la dirección del partido impuso al lehendakari José Antonio Agirre. Cansado de comandar un barco imposible en aquel Gobierno vasco del exilio, solicitó ser exonerado de la disciplina del partido para poder controlar un Ejecutivo integrado por comunista, republicanos, anarquistas y nacionalistas. A cambio, Agirre debía jurar, de rodillas y ante lo más sagrado, que respondería incluso con su propia vida si incumplía las instrucciones del EBB.
El peso religioso en la historia del PNV aún se percibe, más liviano pero presente. Festividades como el ‘Aberri Eguna’ (Día de la patria vasca) siempre se celebran el Domingo de Resurrección. El origen de esta ‘coincidencia’ en el calendario para relacionar una festividad religiosa con una patriótica se sitúa en el día en el que se afirma que Sabino Arana decidió abrazar la identidad vasca por encima de la española siendo apenas un joven adolescente. Ocurrió un Domingo de Resurrección.
En el otro gran día del PNV, el ‘Alderdi Eguna’, (Día del partido) también el peso religioso está presente. Antiguamente se celebraba en la festividad de San Miguel, el 29 de septiembre, considerado patrón del partido. Aún hoy, el PNV convoca este acto multitudinario el último domingo de septiembre y en él, en su programa de eventos, no falta una misa matutina previa al acto político.