«Tened cuidado con el director, que mete mano», avisaban los menores
Bego García y Montse Zelaia, dos de las tres mujeres que han denunciado públicamente haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de quien era director del citado colegio en aquel momento, han hablado con EFE-TV de lo que sufrieron y han reclamado al religioso que haga público el perdón que les ha pedido en privado
El Vaticano tiene abierta una investigación canónica en torno a este asunto después de que los Hermanos de la Instrucción Cristiana (Menesianos) trasladasen el caso a Roma para la apertura de un expediente
«Lo que está haciendo es tapar, embalsamar el tema», lamenta Montse, quien pregunta a modo de reproche: «¿Él tiene protección de datos y yo no tenía protección con 7-8 ochos años cuando me pilló, haciendo lo que quería conmigo?»
Los abusos sexuales a alumnas del colegio menesiano San José de Bermeo (Bizkaia) en los años 70 acabaron siendo «un secreto a voces», según Bego García, una de las antiguas alumnas que los ha denunciado y que recuerda que los niños avisaban: «Tened cuidado con el director, que mete mano».
Bego García y Montse Zelaia, dos de las tres mujeres que han denunciado públicamente haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de quien era director del citado colegio en aquel momento, han hablado con EFE-TV de lo que sufrieron y han reclamado al religioso que haga público el perdón que les ha pedido en privado.
El Vaticano tiene abierta una investigación canónica en torno a este asunto después de que los Hermanos de la Instrucción Cristiana (Menesianos) trasladasen el caso a Roma para la apertura de un expediente.
Según explicó días atrás la portavoz de la institución, Isabel Llauger, el presunto autor de los abusos pidió perdón a las tres víctimas que se han mostrado dispuestas a hablar con el responsable de los Menesianos en España a través de un vídeo que se les mostró en privado en el transcurso de una reunión.
No hay disculpas «por protección de datos»
Tras la negativa a su petición de que ese vídeo se haga público con el argumento de que no pueden hacerlo por una razón de «protección de datos», Bego y Montse han pedido a la portavoz de los Menesianos una carta de «puño y letra» del religioso, en la que éste reconozca los hechos y pida perdón públicamente.
Una semana después de plantear la petición, ambas continúan esperando respuesta a su requerimiento, según lamentan, y se muestran críticas con el proceder de la portavoz de la institución.
«Lo que está haciendo es tapar, embalsamar el tema», lamenta Montse, quien pregunta a modo de reproche: «¿Él tiene protección de datos y yo no tenía protección con 7-8 ochos años cuando me pilló, haciendo lo que quería conmigo?».
Esta mujer recuerda que en aquel momento la niña que era atravesaba un año «muy difícil» por el fallecimiento de su madre. «Pegué un bajón en la escuela» y el director les ofreció a ella y a su hermana «clases de refuerzo». Durante esas clases, «nos subía a la segunda planta y allí abusaba de nosotras», denuncia.
«Hasta que dije ‘esto se tiene que acabar, tengo que escapar de esto como sea'», cuenta, y un día que él, «que siempre estaba con los pies abiertos» y desde esa postura «nos cogía del culo, apretaba su cuerpo hacia el nuestro y nos hacía tocamientos y daba besos, le pegué una patada en los bajos».
Una decena de denuncias
Además, se muestra convencida de que habrá repetido su comportamiento en otros centros educativos.
Además de en Bermeo, donde, según estas mujeres, hay una decena de denuncias, EITB ha desvelado que el religioso también ha sido acusado de abusos por parte de exalumnos del colegio Berrio-Otxoa de Santutxu (Bilbao), adonde fue trasladado tras su estancia en la localidad marinera.
En opinión de Bego García, otras personas tuvieron que sospechar que «el director estaba haciendo algo con esas niñas y niños», pero es posible que «no se quieran meter porque se les puede acusar de cómplices: ¿Cómo has dejado a esos niños indefensos?», les censura.
Esta exalumna recuerda la «ansiedad» que le generó lo ocurrido y cómo, al principio, se sentía «violenta». Luego, al hablar con compañeras y ver que «a todas nos lo hacía», empezaron «como a normalizar un poco» y pensar que como «lo hacía a todas» debía ser «normal».
Sin embargo, «llegó un momento en el que vimos que no era normal y empezamos a darle esquinazo», relata Bego, que recuerda que al pasar a séptimo curso, el presunto abusador se centró en «cursos más bajos» y la dejó «en paz». «Lo que quería era más niñas» y «una vez que habías crecido no le interesabas», afirma.
Bego confiesa que cuando vio el vídeo en el que el religioso pide perdón quedó «impactada» y sus dos compañeras terminaron «llorando». Fue «horroroso» porque supuso «volver a ver a tu agresor» décadas después.