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Las mujeres, mucho más proclives a dejar instrucciones previas sobre su muerte

Casi del doble. Mientras hay 4.528 testamentos vitales de otorgantes femeninos solamente son 2.525 las de los varones.

Dejar por escrito, ante notario, administración o testigos, y con garantías legales, los propios deseos sobre potenciales cuidados o, por el contrario, la no intervención ante un daño cerebral severo o irreversible, un tumor diseminado en fase avanzada, una enfermedad degenerativa con importantes limitaciones, situaciones terminales en fase irreversible y constatada por dos médicos u otras situaciones de nefasto pronóstico. Eso es es el testamento vital. Un instrumento útil para médicos y familiares que ayuda a tomar decisiones difíciles.

La Consejería de Sanidad puso en marcha el Registro de Instrucciones Previas en el año 2008 y, desde entonces, custodia 7.053 documentos con las voluntades anticipadas de ciudadanos de Castilla y León. La mayoría, 5.639, dejan indicado tanto los aspectos de cuidados y tratamientos como los detalles sobre el destino de su cuerpo y sus órganos al fallecer. Hay además otros 1.384 documentos que solo tienen constancia de la atención clínica y 30 disponen únicamente de instrucciones sobre el cuerpo.

Este documento puede revisarse en cualquier momento, así lo hicieron doce personas en estos años, o sustituirse por otro, como ha ocurrido en 113 casos.

El perfil constata una clara preferencia por redactar estas instrucciones previas relacionadas con el propio final de la vida en las mujeres que en los hombres. Casi del doble. Mientras hay 4.528 testamentos vitales de otorgantes femeninos solamente son 2.525 las de los varones. La edad media es de 58 años, aunque va en ligero aumento y los datos de 2015 ya superan los 60 años, y la proporción femenina es mayor según baja la edad.

El hecho de que casi siete de cada diez instrucciones previas sean de mujeres está relacionado con el que casi siempre sean ellas las que cuidan de padres o hijos con problemas de salud o sociales. Su mayor relación y cercanía con situaciones difíciles les hace tomar mayor conciencia del problema de carecer de esta orientación legal y documentada.

Los datos facilitados por la Consejería de Sanidad revelan diferencias entre provincias y no solo en el número, mucho mayor en Valladolid que acapara el 28,1% del total o León, 19,9% y Burgos, 17,1% –también correlacionado con el mayor número de población– que en Soria con 3,2% o Segovia con 4,2%, sino en la forma escogida para registrarlo. Así, en Valladolid se dispara, comparado con el resto de provincias, las personas que eligen hacerlo ante personal de la Administración; en León es el notario quien gana adeptos por este sistema y, en Burgos o Zamora, la elección se vuelca hacia la posibilidad de redactarlo con testigos. Todo es válido, en el último caso hace falta elaborar y firmar el documento ante tres personas sin parentesco ni relación familiar y en un acto único, sin coacciones ni influencias.

En la página web de la Consejería de Sanidad, en su Portal de Salud, o en otras de lo más variado como las de la Conferencias Episcopal o páginas de organizaciones a favor de una muerte digna, hay modelos orientativos sobre cómo completar estas voluntades anticipadas.

Hasta la fecha, y según los datos del registro, ya ha habido 292 documentos cancelados por fallecimiento. Esta base de datos está conectada informáticamente a un registro nacional y al correspondiente fichero automatizado de datos de carácter personal. Todos los médicos pueden acceder a él llegado el caso. Es esta una forma de garantizar el respeto a los deseos del enfermo aunque esté fuera de su comunidad autónoma. En estos ocho años de registro, la evolución fue cuantitativamente ascendente hasta los años 2010 y 2011 para pasar a descender en 2012 y 2013 y mantenerse, aunque algo más elevado el número, en cifras de cerca del millar al año. Así, de aquellos casi anecdóticos primeros 93 documentos –una normal cifra baja propia de los comienzos del programa–, se pasó a los 602 y a los 1.375 en 2010. El ejercicio de 2013 registró ya un volumen que se ha consolidado, de 857, y fueron 897 en 2014. El cerrado año ha vuelto a registrar una cierta alza con 938 testamentos vitales. Explican fuentes de la Junta que el aumento que se produjo en los años 2009 y 2010 se debió fundamentalmente a la aparición de esta nueva posibilidad que interesó además especialmente a los testigos de Jehová.

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