Las monjas de Las Jerónimas están poniendo trabas para entregar al Obispado de Mallorca la posesión de su antiguo convento de Sant Jeroni, en Palma. La sentencia de la Audiencia que confirmó la titularidad del también conocido como monasterio de Santa Isabel a nombre de la Diócesis es firme, pero Las Jerónimas se niegan a entregar las llaves, según fuentes jurídicas cercanas al caso.
A finales del pasado mes de septiembre la sección quinta de la Audiencia de Palma ratificó un primer fallo anterior que otorgaba al Obispado la titularidad de Sant Jeroni, un monasterio que la Diócesis inmatriculó (registró) a su nombre en 2014. El fallo no ha sido recurrido ante el Supremo y ha adquirido firmeza.
Sin embargo, el Obispado no ha podido acceder al recinto, dado que la orden religiosa, que hace unos años se trasladó a su convento de Inca, no le facilita las llaves.
Según las fuentes informantes, el Obispado no puede cambiar las cerraduras, pese a la sentencia a su favor, porque podría incurrir en una ilegalidad. La Diócesis ha optado por una actitud de firmeza, pero sin avasallar o zaherir a unas monjas que en su mayoría son personas de avanzada edad.
De forma paralela, el monasterio, que lleva años sin ser ocupado, sigue deteriorándose. El Ayuntamiento de Palma ha instado a la Iglesia a que haga obras para frenar esa incipiente ruina, pero ésta no puede hacer nada al carecer de la posesión del inmueble.
Las Jerónimas intentaron, durante el mandato del obispo Javier Salinas, conseguir la inmatriculación de Sant Jeroni a su nombre alegando que habían ocupado ese recinto durante muchos años.
Sin embargo, la Diócesis siempre ha mantenido que el monasterio le pertenecía y por eso instó la inmatriculación a su nombre.
Las Jerónimas acabaron demandando al Obispado para lograr que el convento de Sant Jeroini fuera registrado a su nombre.
La Sala Quinta de la Audiencia, a través de una extensa sentencia, consideró que se había cometido un error de planteamiento en la demanda instada por la congregación religiosa. Los jueces defendieron que este pleito no se había centrado en la discusión sobre la titularidad del convento. Las monjas lo que pretendían era que los jueces declararan la nulidad de las tres certificaciones que firmó el obispo Salinas sobre las tres fincas que forman el monasterio de Santa Isabel. Y en la misma demanda, también pedían que se cancelara la inscripción de inmatriculación que había instado el Obispado.
El tribunal mantuvo que las religiosas, pese a que llevaban siglos enclaustradas en este monasterio, todavía no habían podido acreditar que eran las propietarias del convento. Y no lo pudieron demostrar pese a que los documentos del catastro aparezcan a nombre de la congregación. Que en el catastro figure reflejado un determinado nombre, según la Audiencia, no demuestra la propiedad del inmueble y no es razón para impedir que el Obispado de Mallorca inste la inmatriculación de este inmueble.