La problemática de las inmatriculaciones no es un “tema cerrado” como interesa a algunos. Es UNA “HERIDA ABIERTA” EN NUESTRA DEMOCRACIA
A pesar de los intentos de calificar esta cuestión como un «tema cerrado», la realidad es que las inmatriculaciones son una afrenta directa a los principios de equidad y transparencia que deben regir nuestra sociedad. La inscripción de más de 100.000 bienes inmuebles a nombre de la Iglesia, sin aportar títulos de propiedad, es una injusticia que no podemos permitir que se entierre en el olvido.
Y, no sólo no se ha avanzado en la solución de este problema, sino que ni siquiera se ha hecho el esfuerzo de identificar y publicar una información completa y detallada de los bienes inmatriculados.