El 63% de los escarmientos penaliza delitos morales y religiosos como el adulterio, la sodomía o beber alcohol, y empleando igual intensidad que el robo o los crímenes violentos
El Supremo anunció en un vídeo en mayo 37 veredictos de lapidación y cuatro condenas de muerte por aplastamiento bajo un muro, según el Centro para la Resiliencia de la Información
La sharía, la ley sagrada del islam, volvió a dictar en Afganistán los deberes políticos y religiosos, públicos y privados, al poco de entrar los talibanes en Kabul el 15 de agosto de 2021. Habían pasado 20 años desde que las fuerzas de la OTAN invadieron el país tras los atentados del 11-S e intentaron construir, en vano, un Afganistán democrático y económicamente saneado. Con la llegada de los fundamentalistas pastunes, la represión y el recorte de derechos y libertades fueron inmediatos y se han ido agravando con el tiempo. En noviembre de 2021, el líder supremo talibán ordenó a los jueces imponer la ley islámica. Y, un año después, el Tribunal Supremo anunciaba oficialmente los primeros castigos públicos en su cuenta de X –antes Twitter– y en su página web. Las redes sociales del siglo XXI servían para proclamar la vuelta a la Edad Media de 40 millones de afganos.