La asociación “Europa Laica” entabló una demanda con el Ayuntamiento de Cádiz en el año 2017 por imponer éste la medalla de oro de la ciudad a la Virgen del Rosario. El tribunal contencioso administrativo en primera instancia y el tribunal superior de Sevilla, en segunda, sancionaron que la medalla de oro estaba bien puesta y condenó en estrafalarias costas a la asociación “Europa Laica”.
Mientras la magistratura y la fiscalía de este país siga colonizada por el Opus Dei y sectas parecidas no tenemos nada que hacer los que impugnamos, en nuestro país, actuaciones de las administraciones contrarias al laicismo. Porque imponer a una Virgen la medalla de oro de la ciudad es violar claramente la aconfesionalidad de las instituciones públicas además de una ridiculez ya que el Reglamento de honores de la ciudad de Cádiz solo contempla dar medallas de oro a personas físicas vivas.
Es una vergüenza, además de surrealista, que en el siglo XXI, en un tribunal se presenten supuestos historiadores para certificar cosas tan peregrinas como que la Virgen es un personaje histórico o que se pretenda dar cientificidad a los milagros operados por la Virgen en la ciudad de Cádiz (milagros tales como salvar a la ciudad de maremotos o salvarla de una hambruna). Es tan peregrino y tan sin sentido todo esto que un tribunal queda ya retratado cuando, a estas alturas, quiera dar realidad histórica y cientificidad a un milagro.
Lo que no nos cabe ninguna duda es que España no es un Estado, como se dice, aconfesional si no que es un Estado católico donde todas las instituciones rinden pleitesía a los ídolos de esa religión católica y donde todos los años el jefe del Estado ofrece la nación al Santiago Apóstol.
Pero además es una vergüenza que las personas que asistimos a ese juicio, como representantes de la asociación “Europa Laica”, tuviéramos que salir escoltados por la guardia civil ante tanto fanático que cobijan las cofradías de esa ciudad de Cádiz y en general las cofradías andaluzas.
Y lo más escandaloso del caso es que nos han condenado a pagar unas costas estrafalarias y no solo los costes de defensa del Ayuntamiento de Cádiz sino también los de la cofradía religiosa que se había personado en el proceso voluntariamente ya que la demanda de “Europa Laica” lo fue exclusivamente al Ayuntamiento de Cádiz presidido entonces por el meapilas de Kichi que se plegó a los más rancio de la ciudad imponiendo esa medalla a una muñeca de madera.
Ahora el presidente de la cofradía, el dominico Pascual Saturio, dice que dedicará el importe de las costas a las obras de caridad y no nos extraña ya que la Iglesia Católica es especialista en hacer caridad entre los pobres con el dinero ajeno o con el dinero del Estado: ¡un gran negocio el de los pobres y la Iglesia católica!
