Hay una tradición anual que traslada a España varios siglos atrás en el tiempo, cuando la Iglesia mandaba casi más que el Gobierno. Se trata de los indultos de Semana Santa que distintas cofradías españolas conceden a reos que cumplen condenas de cárcel. Hasta 46 cofradías han solicitado la liberación de presos en los últimos cinco años. Una de ellas, la decana en esto de los indultos, es también la más poderosa. Hasta el punto de que el año pasado se enfrentó (y ganó) al ministro de Justicia, Rafael Catalá, y al Gobierno de Andalucía, al negarse en redondo a exhibir a un reo que no iba a ser liberado tras la procesión, sino simplemente cambiado de segundo a tercer grado. No cedió a las presiones para hacerle procesionar y rompió una racha ininterrumpida de indultos que se remonta a 1949.
«Esto no es un paripé. Nosotros queremos indultos reales, liberar a un preso con una condena importante, no a gente con delitos menores o que esté a punto de salir porque de lo contrario lo que hacemos es matar una tradición que hemos heredado casi intacta del reinado de Carlos III”, sostiene José Rivas, quien fuera hermano mayor de la Cofradía Nuestro Padre Jesús el Rico de Málaga. Carlos III dictó una pragmática real en 1759 por la cual se concedía esta gracia a El Rico, con el requisito de que el reo liberado debía ser malagueño y con un delito importante a sus espaldas. “Hemos sacado a gente con delitos de sangre hasta los años 70 y 80, pero a medida que el sistema de Justicia se ha vuelto más estricto nos es más difícil. Ahora muchos años nos proponen a condenados por delitos contra la salud, generalmente tráfico de drogas, y eso a nosotros no nos gusta. Queremos al menos segundos grados, es lo que da sentido a la tradición. Ya nos hemos quejado varias veces”, admite Rivas.
En efecto, el reo indultado este año por gracia de El Rico es J.M.G.R., un malagueño de 33 años condenado a tres años de prisión por tráfico de drogas, de los que ha cumplido año y medio. Es uno de los cinco reos indultados esta Semana Santa. Una cifra bastante baja que coincide con la evolución de los indultos en España. Hace cinco años se concedieron 204 medidas de gracia y el año pasado solo 26. Sin embargo, las cofradías se resienten algo menos de esta restricción. Hace cinco años lograron 21 indultos por Semana Santa y el año pasado ocho. En total, 74 indultos en el último lustro basados en la misericordia de Cristo, según datos obtenidos por la Fundación Civio. El hecho de que el Gobierno concentre sus pocos indultos en unos eventos religiosos es cada vez más criticado a nivel social por su oscurantismo y arbitrariedad.
Los dos perdones de El Rico más sonados fueron precisamente dos delitos de sangre. Uno, el de una anciana que había envenenado a su marido hasta causarle la muerte. “Era una mujer ya muy mayor, quizá la reclusa más anciana de España, y ella siempre dijo que no tenía conciencia de estar envenenándolo. Consideramos que merecía salir de la cárcel”, recuerda Rivas. Otro caso fue el de un hombre que mató al amante de su esposa. “Lo liberamos porque en un motín en la prisión consiguió evitar la muerte del director de la cárcel y frustrar el motín”, indica. A pesar de que El Rico tiene derecho a disponer siempre de un indultado para procesionar en Semana Santa, privilegio que muchas otras cofradías no tienen, ellos no deciden nunca qué recluso ha de ser libre, sino que ejercen de vehículo para que ese indulto pueda hacerse realidad.
Pero la del Rico no es la única cofradía que ha visto concedidos todos sus indultos recientemente, también la de Nuestra Señora de la Piedad y del Santo Sepulcro (Zaragoza) ha hecho pleno en el último lustro. Unas cuantas casi siempre lo obtienen y otras prácticamente nunca, pero no pueden saberse los motivos porque los indultos que proponen y son rechazados no se hacen públicos. “Algunas cofradías tienen mucho más peso, de hecho a la de Málaga van ministros y puede que eso influya en que sean más favoritas”, considera Eva Belmonte, periodista de Civio.
Para la asociación Europa Laica, esta tradición tricentenaria supone “una confusión más entre lo civil y lo religioso en la cual el Gobierno se pliega a unas condiciones religiosas que no tienen ningún sentido desde el punto de vista penal y jurídico”. Y sentencia: “Es extraño que un estado democrático permita indultar gente por Semana Santa”. Además del indultado por El Rico este pasado miércoles, otras cuatro cofradías han conseguido el perdón para un convicto esta semana. Se trata de la cofradías Nuestra Señora de La Soledad y Descendimiento del Señor de Granada, Santo Cristo del Perdón de León, Jesús Nazareno de Ponferrada (León) y del Santísimo Ecce Homo de Gandía (Valencia).
Cada una lo hace a su manera
Cada cofradía remite a su propia tradición para situar el inicio de sus indultos. La del Cristo del Perdón, en León, se remonta a 1966, con un parón en el 73 que no volvió hasta 1998. Cada mes de noviembre la junta de Tratamiento de la prisión de la provincia realiza una selección de los reos que considera que están en condiciones de reinsertarse y merecen el perdón legislativo. De los que seleccionan, la cofradía elige a uno de ellos y realizan entrevistas en la misma prisión para conocerse y plantearle la posibilidad de ser indultados.
“Hay indultos de todo tipo, dentro de lo que marca la ley: de delitos contra la salud pública, pequeños hurtos… Si aceptan y el Gobierno lo concede, lo único que tienen que hacer es presentarse en el acto de perdón el Martes Santo con la túnica y acompañarnos en la procesión hasta la parroquia”, explica José Luis Cabo, cofrade mayor. Cuando acaban suelen tomarse “un pincho y alguna cosina”. Según la voluntad del perdonado, mantienen o no el contacto en el tiempo.
En la cofradía La soledad de San Jerónimo, en Granada, el proceso es un poco diferente. En este caso es el Centro de Inserción Social de la ciudad la que propone a los presos que están ya en tercer grado a la Audiencia Provincial, y esta la que elige a cuál se otorgará. “Nuestra labor es estar encima de todo el proceso para que se lleve a cabo. Sin nosotros no se indultaría a nadie en Granada”, afirma Enrique Crespo, el cofrade mayor.
En su cofradía los indultos se remontan a 1928 cuando lo pidieron por primera vez a la reina Victoria Eugenia. Solo aceptan delitos contra la salud pública es decir, por drogas, con las mismas condiciones que el resto de cofradías: que el preso liberado acuda a la procesión, donde se protege su identidad en todo momento. “El Viernes Santo, que es cuando nosotros hacemos el Acto del Perdón, va escoltado por funcionarios de prisiones hasta nuestra sede, ya tapado con la túnica. De ahí sale como uno más pero en un sitio donde es fácilmente identificable, también porque su vestimenta es un poco diferente”. Cuando acaba la procesión, no tienen prácticamente contacto con los liberados, aunque a veces hayan intentado dar más visibilidad con ellos a esta tradición: “Una vez hubo un indulto de una mujer que lo estaba pasando mal, con cinco hijos, tuvo que delinquir a causa de que el marido era traficante y fue un caso bastante triste. Ese año quisimos hacer una rueda de prensa pero ella estaba muy abrumada, estaba totalmente vestida y tapada pero fue incapaz de decir nada porque estaba sobrepasada por la situación”.
Desde las cofradías reivindican estos actos que entran dentro de las “obras de misericordia” que como organización católica están espiritualmente obligados a realizar. Afirman además que cualquier persona u organización puede solicitar indultos como ellos, aunque desde la Fundación Civio, que se dedica a rastrear los indultos que concede el Gobierno, no lo vean de la misma manera: “No es verdad que, como dice el Ministerio, el proceso sea igual para todos, porque si a ti te deniegan un indulto, no te dan la oportunidad de presentar otro en su lugar como sí se hace con las cofradías”, explica la periodista Eva Belmonte.
Además, recuerdan que no es la única vez que el Gobierno utiliza motivos religiosos para utilizar un instrumento legislativo. Ya en el año 2000 se concedieron 1.300 indultos porque era un año jubilar y fin de milenio, lo que se conoció como el ‘indultazo’. “La figura del indulto tiene que ser reformada a fondo, pero en el caso de las cofradías tiene el extra de que añade un elemento religioso que no tiene cabida en un Estado moderno y aconfesional con separación de poderes”, sentencia Belmonte.