El pasado 23 de abril se iniciaron unos trabajos en el Valle de los Caídos encaminados a la recuperación de los restos de cuatro víctimas de la Guerra Civil. Esta actuación se tuvo que forzar vía orden judicial a partir de una sentencia de marzo de 2016. ¡Una vez más costó mucho derrumbar el alto muro de la religión!
Por todo ello, mucho se hablará estos días sobre los 18 años que se tardó en construir “el Vallecito” (1940-1958). Sobre su Cruz, la más alta del mundo con sus 150 metros de altura. Se discutirá si fueron 770 ó 20.000 los presos que lo construyeron. Sobre las distintas cifras de los obreros que murieron en las obras. Se denunciará la osadía del prior negándose a ir al Senado. Y, sobre todo, se darán cifras distintas sobre el número de restos que contiene. En definitiva, estos días se darán versiones diferentes sobre su pasado y sobre su presente.
Porque mucho hay que hablar, pero mucho más hay que actuar, sobre el Valle de los Caídos. Sí, existen muchas lagunas de información, vacios legales, pactos de silencio, intereses y hasta miedos.
Entonces, realmente, ¿qué es el Valle de los Caídos?, ¿un museo, un monumento, un cementerio, una iglesia?
Actualmente el edificio está catalogado como “Monumento del Patrimonio Histórico de España”. En ese sentido, el Decreto Ley del 23 de agosto de 1957 atribuyó la administración y titularidad del lugar a la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Y en mayo de 1958 la Abadía benedictina asumió esa tarea. Y todo ello dependiente del prior, el máximo representante de esa congregación, residente por cierto en la Abadía de Solesmes en Francia.
Franco explicó llamativamente su utilidad en el decreto de 1 de abril de 1940: “La dimensión de nuestra Cruzada (…) no puede quedar perpetuada por los sencillos monumentos (…) es necesario que las piedras que se levanten tengan la grandeza de los monumentos antiguos, que desafíen al tiempo y al olvido (…) para que las generaciones futuras rindan tributo de admiración a los que les legaron una España mejor”.
Sin embargo, una ley de 1982, en su disposición final tercera, estableció que el patronato de la Fundación pasara a Patrimonio Nacional. Sin embargo, según la propia Fundación están a la espera de que la ley se desarrolle. En ese sentido, el Patrimonio del Estado lo gestiona la ministra de Presidencia.
Hagamos una visita virtual
El conjunto del Valle se compone de varios elementos:
Basílica-monumento “La basílica como lugar de oración” (de su página web). 262 metros de longitud por 41 metros de altura máxima. Un lugar sagrado donde se reza por los muertos de la guerra. Dispone de muchas capillas y criptas donde están enterrados los restos que se fueron trasladando desde el 17 de marzo de 1959 hasta 1983. Restos que vinieron desde toda España. La primera idea era llenarlo de victimas nacionales, ¡pero había que llenarlo de restos como fuera! Así los alcaldes empezaron a mandar restos de republicanos.
En sus misas, paradójicamente, se pide “por la unidad de España” y contra “la apostasía generalizada, la ley del aborto, la legalización de género y el matrimonio homosexual”.
Frente al altar mayor están enterrados los restos de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera. Y en las dos puertas de los osarios pone “Caídos por Dios y por España”.
Para visitarlo hay que pagar 9 euros.
El monasterio, Abadía de la Santa Cruz donde viven 23 monjes benedictinos. Junto a la Abadía existe un pequeño cementerio donde reposan 4 abades y 13 monjas. De carácter público aunque no se puede visitar.
La escolanía de La Santa Cruz, donde 50 niños, entre 9 y 14 años reciben formación académica y musical “buena educación humana y cristiana” (según su página oficial); posee su propia capilla donde los niños acuden al principio y al final de cada jornada. Según el Decreto de 1-4-1940 “cuartel de Juventudes”.
La hospedería externa “Santa Cruz” es de propiedad pública. Un recinto lleno de símbolos religiosos; dispone de 220 plazas, capilla propia, restaurante, bar cafetería, 8 salas de reuniones donde se organizan todo tipo de celebraciones y reuniones. El precio de la habitación varía desde los 45 euros la noche hasta cifras más altas.
Hospedería interna para los residentes y personal.
Zonas de deportes: Un campo de futbol, un frontón…
Tienda donde se venden sobre todo artículos religiosos, entre ellos el anunciado en su web: “licor monástico”.
Un funicular que recorre 277.6 metros, pero que actualmente no funciona.
Es un espacio natural protegido. En él abundan animales (ardillas, zorros, corzos… y diversos tipos de aves y reptiles). La vegetación está formada principalmente por pinos, cipreses abetos, piceas, enebros, olmos, chopos, castaños.
Repasemos su funcionamiento y financiación
La Abadía recibe 340.000 euros al año del Estado, es decir de todos y todas los ciudadanos. Dispone de 30 empleados, pagados por todos nosotros.
En 2016 recaudó 2,3 millones de euros en concepto de entradas. Y a las entradas habría que sumar los ingresos de la hospedería de la que no hay datos públicos.
No se conocen cuántos bienes tiene inventariados. No pagan impuestos, no publican cuentas, no declaran IVA. ¡Un paraíso fiscal que nos cuesta mantener! En 2017 el Valle nos costó a los españolitos 2,5 millones de euros.
A pesar de los intentos de Jose Luis Rodríguez Zapatero, a pesar de la Ley de Memoria Histórica, el Valle se rige por los mismos principios que dictó Franco.
¿Cementerio?
Según la página oficial del Valle de los caídos, “no se conoce si son 33.700 ó 50.000 los restos” de personas allí enteradas. Este dato lo sitúa como el segundo osario mayor del mundo, después del de Camboya. Trágicamente muchas familias que afirman desconocer el traslado de los restos de sus familiares. Del total, 12.410 fueron trasladados como “desconocidos”.
El comité de expertos designados en la etapa de Zapatero, consideró las criptas laterales como “cementerio público especial”, donde el Estado es competente para actuar.
Las fosas y osarios son de competencia estatal al ser considerado un “cementerio público según la Ley 52/2007, pero la iglesia tiene la potestad de decidir quién puede entrar en ella, incluidas las criptas.
POr todo ello, estamos hablando del mayor cementerio de la Guerra Civil. Propiedad del Estado, pero dirigido por la Iglesia católica.
¿Monumento?
Monumento que pagamos los españoles, y que se utiliza para uso y beneficio religioso y de exaltación del antiguo régimen dictatorial. Podemos decir que administrativamente se salta todas las leyes económicas, ¿es un “paraíso fiscal”? Tampoco cumple otras leyes de convivencia como La Ley de Memoria Histórica.
¿Templo católico?
Según la iglesia católica el monumento es ante todo un templo y su funcionamiento autónomo.
El derecho canónico les permite a los monjes decidir sobre todo lo que hay dentro de la basílica, incluidos los restos.
Un templo que retiene precisamente esos restos como “la ultima huella” de algunos de los asesinados por el dictador, que para más INRI, ocupa el lugar destinado al Papa, frente al altar, incumpliendo incluso la ley eclesiástica.
El Valle del rencor
¿Por qué no se actúa sobre “el vallecito”, un lugar, supuestamente deficitario, que incumple leyes -como he demostrado-, que crea discordias, enfrentamientos y aviva el dolor de un duelo no cerrado.
¡Los muertos deben reposar en cementerios abiertos al público!, los templos católicos deben autofinanciarse, los monumentos no deben generar odio!
¡La España de charanga y pandereta!
¿Por qué nadie tiene los bemoles suficientes para coger este toro por los cuernos?
El Valle de los Caídos es un templo del franquismo
Paloma Mª García Zúñiga.