La protección de los hijos es un deber y fue ese deber el que movió a Juana Rivas a separarlos de un maltratador; el italiano, Francesco Arcuri. A pesar que Francesco Arcuri había sido condenado en 2009, por lesiones a su pareja y al que ella volvió a denunciar en el 2016, Juana Rivas fue condenada a cinco años de prisión, en julio de 2018 por dos delitos “sustracción” de sus dos hijos”. Tras su confirmación por parte de la Audiencia de Granada, el Tribunal Supremo rebajó la condena de Juana Rivas a dos años y seis meses de prisión.
Juana Rivas ha sufrido un tortuoso proceso judicial, desde 2017, por negarse a entregar a sus hijos a su expareja. La batalla judicial de Juana Rivas se ha mantenido en distintos órganos judiciales por cuestiones de competencia, tanto de la jurisdicción de España como en la de Italia. La jurisdicción italiana concedió la custodia de los dos hijos al padre, aunque permite que Rivas pueda verlos un fin de semana de cada dos si vivía en Italia, o uno de cada cinco si residía en España.
Después de entrar voluntariamente en el CIS (módulo de inserción social) Matilde Cantos, de la capital granadina, en la mañana del martes, día 15 de junio, Juana Rivas ha sido puesta en libertad para cumplir el resto de la condena en su casa, por control telemático. El abogado de Juana Rivas y numerosas asociaciones de todo tipo han solicitado el indulto, y esperemos que en breve el Gobierno lo dictamine.
“No voy a desobedecer», ha dicho Juana Rivas este viernes en un comunicado remitido por su abogado. Juana sigue sosteniendo que no tuvo más remedio que entregar a sus hijos al padre porque la justicia así se lo exigió, mientras que su denuncia por maltrato contra su expareja estuvo 13 meses «guardada en un cajón».
Los niños residen con el padre en el municipio italiano de Carloforte, en la isla de San Pietro, en el sur de Cerdeña, desde agosto de 2017, cuando Juana Rivas, finalmente, acató la orden judicial en España que la obligaba a entregarlos a su progenitor. El abogado de Juana Rivas y numerosas organizaciones han solicitado el indulto para la madre que no quiso dejar a sus hijos en manos de un maltratador y es de justicia que sea otorgado sin dilación.
Hay que escuchar a mujeres con hijas e hijos que han sufrido violencia machista y la han denunciado, para darse cuenta que el bienestar de la infancia y, por tanto, la custodia, es muy importante si lo que se busca es su protección. Un hombre que maltrata a una mujer no es un buen padre. La experiencia en la aplicación y el funcionamiento de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de “Género nos ha mostrado algunos ejemplos en los que el criterio utilizado para los veredictos ha sido que la violencia ejercida contra la mujer en nada afecta para ejercer el papel de padre. Sin duda, un craso y peligroso error.
Susana Guerrero es otra madre coraje que llevó seis años de lucha para no dejar a su hija en manos de su expareja. Finalmente, en mayo de 2017 el Tribunal Supremo ratificó una sentencia de la Audiencia Provincial de Toledo que otorgaba la custodia de la niña a su madre, que permanecía escondida con su hija desde abril de 2016.
María Salmerón es otra de las madres que tuvo que lidiar con el poder judicial. Fue condenada a seis meses de prisión por incumplir el régimen de custodia compartida, impuesto por el juez. María estuvo a punto de entrar en la cárcel por consentir que su hija, de 12 años, se negara a ver a su padre que había sido condenado por malos tratos. Finalmente logró un indulto y su pena de cárcel fue perdonada a cambio de trabajos sociales.
Del dolor de la separación de sus hijas, como son los casos de las mujeres nombradas, aunque hay más, a la terrible realidad del asesinato de las hijas para destrozar a la madre. Cuando Tomás Gimeno las secuestró, afirmó a su expareja, Beatríz Zimmerman, que no las vería más. Y el maltratador cumplió su palabra, El 10 de junio, el cadáver de Olivia ha sido hallado en las profundas aguas de la Isla de Tenerife; el cuerpo de la pequeña Anna aún no ha sido encontrado, pero hay demasiados indicios para que la venganza que lanzó Tomás Gimeno se cumpla por completo.
Y sobre el dolor del asesinato cometido un clérigo se alza para alimentar el odio hacia la mujer. El padre Báez justifica el secuestro y asesinato de las niñas haciendo declaraciones benevolentes hacia el maltratador. Por la boca del padre Báez salió todo el odio que su alma albergaba; ese odio que le inspira la mujer que se sale del rol establecido. Y es la ruptura del matrimonio que el padre Báez no concibe, porque piensa que el vínculo debe permanecer unido hasta que la muerte separe a la pareja. El clérigo lanzó la culpa sobre la madre de las niñas llamándola infiel. La Diócesis de Canarias reprende al cura y dice que tomará medidas para que no siga haciendo declaraciones de ese tipo. Creo que ahí acabará todo, porque el cura Báez solo expresó lo que la Iglesia católica piensa de las mujeres, aunque a veces no lo haga de forma tan ostentosa.
¿Todavía existen dudas de que las religiones son el principal soporte del patriarcado? Justificaran de mil formas cuanto haga el hombre por mantener el control de la mujer y de los hijos “El pater familias”. Y si en la judicatura española abundan jueces del OPUS, la carambola es completa, como han sido los tortuosos procesos de madres que se han resistido a entregar a su hijos e hijas al maltratador, aún sabiendo que se enfrentaban a incomprensiones y penalidades, incluida la cárcel.
El Cabildo de Gran Canaria ha presentado denuncia contra el padre Báez ante la fiscalía por sus declaraciones sobre el terrible crimen. Veremos en qué queda.