Militantes falangistas llevan el acoso a las iglesias con carteles que rezan «patria o muerte» y tildan a la jerarquía eclesiástica de «traidores» y «seguidores de Judas».
Los obispos están hoy entre ceja y ceja de la ultraderecha. El respaldo de la Conferencia Episcopal Española a la negociación entre el Gobierno y el Vaticano sobre la resignificación de Cuelgamuros ha terminado de dinamitar las relaciones entre sectores falangistas y franquistas con la jerarquía eclesiástica, a la que hoy tildan de «cobarde».
No es buen momento para hablar de misas en la Falange. Los ultraderechistas liderados por Norberto Pico y Manuel Andrino –el primero jefe nacional de Falange Española de las JONS, el segundo ex líder de la Falange a secas y condenado por el asalto a la librería Blanquerna en 2013– están hoy de campaña contra la CEE por su anunciado aval a la reconversión de Cuelgamuros en un lugar de la memoria, en el que inicialmente seguirán los monjes benedictinos y donde la cruz no será derribada.
Las garantías del Gobierno en torno al valor religioso de ese espacio no han conformado a los ultras, que pretenden mantener su valor como lugar de peregrinación franquista. De ahí los carteles que militantes de las Juventudes Falangistas de España colocaron hace pocos días en los paneles informativos de iglesias de Córdoba.
«Se ha consumado una nueva traición de la jerarquía de la Iglesia a sus mártires. Desde hace más de 40 años, estas jerarquías, por vía de las componendas, concesiones y hasta compadreos con las fuerzas enemigas de la religión y de la patria«, dice uno de los carteles colocados por las juventudes falangistas en un templo de esa ciudad andaluza.
Junto a otro cartel en el que amenazan con una «cruzada contra los enemigos de la cruz«, los ultras califican a los obispos como «sucesores de Judas» que «han vendido a los mártires de la Iglesia por 30 monedas».
«No sólo cometen la vileza de la cobardía, sino que la Iglesia pretende colaborar activamente en la resignificación del Valle de los Caídos«, denuncian las Juventudes de Falange. El texto que dejaron a la vista de los feligreses acaba con un «patria o muerte» y alabanzas a Cristo Rey.
Los falangistas también se dejaron ver el pasado jueves 3 de abril fuera de la sede de la Conferencia Episcopal en Madrid, donde tuvieron un encontronazo con la Policía. Sus militantes también estuvieron en la puerta del Palacio Arzobispal de Sevilla, escenario elegido por los ultras para poner el cartel de «Se vende».
De Ferraz a la Conferencia Episcopal
La campaña de acoso y presión contra los obispos cuenta además con el apoyo de los autodenominados «Patriotas de Ferraz», el grupo de franquistas que se reúne cada tarde a pocos metros de la sede del PSOE para dedicar todo tipo de insultos a Pedro Sánchez.
Varios participantes habituales de las protestas de Ferraz estuvieron el pasado día 3 en la Conferencia Episcopal. «Como católicos y españoles alzamos nuestra voz para exigir a los obispos de España que no permanezcan en silencio, con actitud cómplice, ante la pretensión del Gobierno de profanar de nuevo la basílica de la santa cruz del Valle de los Caídos», señalaba la proclama leída por un hombre en representación de «Católicos Españoles en Defensa de la Basílica del Valle de los Caídos».
La casilla de la Iglesia
Según ha podido verificar Público, en ambientes ultraderechistas ha empezado a circular un mensaje que apunta directamente a dañar las arcas de la Iglesia: a modo de despecho por el aval de los obispos a la resignificación de Cuelgamuros, los neofascistas de Facta –un grupo liderado por un ex miembro del partido xenófobo Democracia Nacional– han llamado a sus seguidores a no marcar la X de la Iglesia en la próxima declaración de la renta.