El Congreso Católicos y Vida Pública preludia el regreso de una parte de la Iglesia católica al espacio público para erigirse en oposición al Gobierno, como ocurrió durante el Gobierno de Zapatero
Hace dos décadas nació con la intención de ser el evento que congregase al ‘catolicismo social’ español, pero de un tiempo a esta parte, coincidiendo con la deriva ultracatólica de buena parte del episcopado español y sus manifestaciones contra el matrimonio igualitario, Educación para la Ciudadanía o las tristemente famosas ‘misas de la familia’ en Colón, fue escorándose cada vez más hacia las posturas más conservadoras de la Iglesia.
Hoy, el Congreso Católicos y Vida Pública, que celebra la próxima semana su 22º edición, se ha convertido en el foro de defensa a ultranza de los valores de la Iglesia más rigorista. Con el apoyo de la ultraderecha política, como muestra que una de las ponencias marco esté dirigida por la activista provida y parlamentaria de Vox Gádor Joya, una de las responsables de HazteOir, institución a la que distintas investigaciones vinculan con la asociación secreta El Yunque. Una asociación que, en principio, no podría utilizar locales de la Iglesia para sus fines.
Convocado por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación San Pablo-CEU, la edición de este año lleva por título ‘¡El momento de defender la vida!’, y se presenta como el punto de partida de una serie de posicionamientos contra las reformas en materia de aborto, eutanasia y reforma educativa planteadas por el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos.
Movilizaciones en la calle
De hecho, uno de los objetivos del congreso es que se reactiven las movilizaciones en la calle (con o sin pandemia) que hace más de una década convirtieron a la Iglesia en la principal oposición al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Ahora, sus organizadores pretenden hacer lo propio con Sánchez. De hecho, muchos de los activistas ultracatólicos presentes en el foro del CEU se encuentran entre los firmantes de una carta enviada al Papa días antes de su reunión con Pedro Sánchez, en la que alertaban a Bergoglio de las “iniciativas anticristianas” del Ejecutivo español, “un conjunto de leyes simultáneas que chocan de pleno con la concepción cristiana de la vida y el magisterio de la Iglesia, y que se han acelerado o han cobrado cuerpo en las últimas semanas, como es el caso del aborto”.
Jaime Mayor Oreja, Eugenio Nasarre, María San Gil o Ignacio Sánchez Cámara son algunos de los firmantes de una misiva en la que denunciaban que España “vive en una grave crisis territorial, social, institucional, y en último término moral, porque parece que a nuestras instituciones públicas les resulte cada vez más difícil discernir el bien, actuar con justicia, y saber diferenciar lo necesario de lo superfluo”.
Vox y monjas pro-vida y pro-Trump
En el congreso de la próxima semana –que será inaugurado por el Nuncio del Papa, Bernardito Aúza– participarán, además de Gádor Joya, el Presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, Manuel Martínez-Sellés; Amaya Azcona, directora general de Red Madre; Alicia Latorre, Presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida; o la madre Agnes Mary Donovan, superiora general de las Sisters of Life, una congregación religiosa ultraconservadora de Estados Unidos, que se ha posicionado a favor de Donald Trump a lo largo de su mandato y que ha intentado introducirse en España. Las monjas destacan por su activismo, acudiendo a concentraciones ante clínicas donde se practican abortos y acogiendo a embarazadas en problemas. También estará presente el expresidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, profesor del CEU.
Todo ello alentado por buena parte de los obispos españoles. Tres de ellos participaron, este jueves, en una mesa redonda de presentación del congreso, reclamando una mayor presencia de los católicos en la política, los sindicatos o los medios de comunicación”.
Los obispos y la “ingeniería social” del Gobierno
“Estamos dentro de un espacio totalmente ideológico, que ha creado una mentalidad muy distanciada de la realidad”, con “proyectos de ingeniería social que están cambiando la vida de los españoles”, afirmaba el siempre polémico obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Plá, quien añadía que “la batería de leyes que están presentando en España son tremendamente injustas”.
Ya basta de decir que el aborto es el derecho a decidir, ¡no hombre, que no! Hay que remediar las situaciones, no eliminar al que está sufriendo”, proclamaba Reig, secundado por el mismísimo portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, que apuntaba a la necesidad de salir a la calle a defender la propuesta cristiana frente al aborto o la eutanasia. “En la vida, como en el fútbol, y yo soy futbolero, la mejor defensa es un buen ataque”. “No podemos sentarnos a esperar que las soluciones vengan de arriba”.
Por su parte, el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, denunciaba que “estamos ante una cultura del usar y tirar, también en lo que se refiere a la vida. La vida que no llega a un nivel aceptable, pues no merece la pena”. “¿Qué vida merece ser vivida y cuál no?, ¿Quién pone el límite? ¿Uno mismo? ¿El Estado?”, se pregunta el prelado.